Batalla de narrativas entre Washington y Teherán sobre quién ganó la guerra

ricard g. samaranch DAMASCO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Alí Jamenéi, durante el mensaje televisado que supuso su reaparición tras el conflicto con Israel
Alí Jamenéi, durante el mensaje televisado que supuso su reaparición tras el conflicto con Israel Office of the Iranian Supreme Le | REUTERS

Jamenéi llama «bocazas» al presidente de EE.UU. y asegura que Irán no se rinde

27 jun 2025 . Actualizado a las 09:27 h.

Tan pronto como callaron las armas el pasado lunes en el conflicto que ha enfrentado a Israel y EE.UU. contra Irán empezó otro tipo diferente de batalla: el del relato sobre quién se puede apuntar la victoria en esta guerra. Un día después de que un informe de inteligencia del Pentágono pusiera en duda el éxito de la intervención estadounidense para neutralizar el programa nuclear iraní, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, compareció para insistir en que la campaña militar fue «un éxito histórico». Por su parte, el líder supremo iraní, Alí Jamenéi, por fin reapareció para cantar también victoria.

Ahora bien, durante las últimas horas, la Casa Blanca se ha preocupado mucho más por combatir las narrativas de algunos medios estadounidenses que habían filtrado el polémico informe del Pentágono. Por eso, el propio secretario de Defensa fue el encargado de desacreditar el documento, asegurando que tenía «un bajo nivel de confianza» y que había quedado desfasado, pues había nuevos informes que sí certificaban el logro de los bombardeos contra las plantas nucleares. Ahora bien, no usó el mismo adjetivo, «devastado» , al que él y Trump recurrieron la semana pasada.

Curiosamente, Hegseth citó informes de otras organizaciones, como la CIA e incluso del OIEA, la agencia de la ONU para la energía atómica, para afirmar que el programa nuclear iraní había sufrido «graves daños». Ahora bien, ni él ni el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, aportaron nuevas evidencias para sostener tales afirmaciones. El máximo responsable del OIEA, el argentino Rafael Grossi, echó un cable a la Administración Trump en su rueda de prensa al sostener que las centrifugadoras de la planta de Fordow, situada en el interior de una montaña, «han dejado de ser operativas».

Al otro lado de la trinchera retórica se situó Alí Jamenéi, que dirigió un mensaje televisivo a la nación después de haber pasado la guerra escondido en un búnker. El veterano clérigo dijo que «nada significante» había sucedido a las plantas nucleares iraníes, negando la evidencia de que al menos alguna, la de Natanz, había sido prácticamente destruida. En su tono desafiante habitual, Jamenéi presentó como ilusoria la exigencia de rendición del «bocazas» de Trump. «Para un gran país como Irán, la sola mención de la rendición es un insulto», proclamó.

Aunque sus palabras eran contundentes, Jamenéi hablaba lentamente y parecía cansado. En un mensaje escrito difundido antes del vídeo por los medios públicos, el ayatolá presumió de haber dado «un bofetón» a EE.UU. con el bombardeo de su base en Catar, aunque casi todos los misiles fueron interceptados y no causaron ningún daño. Asimismo, felicitó en varias ocasiones al pueblo iraní por su «victoria».

El mismo día de su reaparición pública, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, reconoció que el Ejército hebreo trató de «asesinar» a Jamenéi, pero que la oportunidad no se presentó. En cambio, Israel sí que mató a un significativo número de militares y científicos. El saldo final de los trece días de conflicto superó los 600 iraníes muertos, por una treintena de israelíes. «Si hubiera estado en nuestro punto de mira, nos lo habríamos quitado de en medio», añadió Katz.