Seny Kébé: «África aún es una colonia mental de Occidente»

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Seny Kébé, en una conferencia.
Seny Kébé, en una conferencia.

El delegado del Movimiento Panafricanista en el norte de Galicia explica por qué el continente vecino no logra salir de la miseria, opina que la clave para romper el bucle está en la educación y aporta su grano de arena con una oenegé propia, Gota a Gota Goto Gaïnaï

25 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

África está pegada a España, justo debajo. Oriente Medio queda mucho más lejos. Sin embargo, aunque en muchos países del continente vecino suceden cada día las mismas atrocidades que en la Franja de Gaza, África es invisible. «Siempre me he preguntado por qué», reflexiona el activista Seny Kébé (Guinea-Conakri, 1999) antes de ninguna pregunta. Llegó a la Península desde Senegal en el 2021, aprendió español en un tiempo récord, se sacó la carrera de Derecho —solo le falta defender el TFG— y la semana pasada fue nombrado delegado del Movimiento Panafricanista para el norte de Galicia. Porque se niega a olvidar sus orígenes.

—¿Qué es el Movimiento Panafricanista?

—Es una organización internacional que está presente en todos los países del mundo en los que hay negros descendientes. Una organización política —aunque ellos no la quieren llamar así— fundada por Marcus Garvey, que defiende que el racismo antinegro solo se puede superar con el compromiso de la gente afro. Y eso implica un interés por conocer la realidad africana, porque los primeros que la desconocemos somos los propios negros. Queremos reivindicar nuestra identidad. Porque, fíjate, la gente hasta tiene miedo de llamar negro a alguien y eso también está dentro de nosotros. El colonialista se fue, pero el complejo de inferioridad que instauró permanece.

—¿Hay africanos que se esconden de su historia?

—Sí, muchos. Y mientras te escondes de tu historia, ni te conoces a ti mismo ni puedes hablar de África. Yo no hay un año que no vaya a Senegal, donde crecí, y cuando voy hago muchas conferencias con estudiantes. Les digo: «Oye, chavales, es momento de salir a la luz, de estudiar y de sacar vuestra capacidad». Siempre les cuento que yo soy un niño de la selva, de Dindefelo, que muchos me dijeron que no era posible, pero hoy me he graduado en Derecho en A Coruña. Aunque no solo quiero dar charlas para negros. También para las personas blancas que quieran conocer por qué África, después de 60 años de independencia, no logra salir de la miseria.

—¿Por qué África no logra salir de la miseria?

—La situación de África es la misma de hace 60 años. El colonizador se fue de forma física, pero hace falta erradicar también la colonización mental, y no solo eso. Todos los golpes de Estado que están sucediendo en el Sahel son premeditados y programados. ¿Por qué? Por los recursos. Te pongo el ejemplo de la República Democrática del Congo, uno de los países del mundo más ricos en coltán [un mineral que se usa para fabricar teléfonos inteligentes, entre otras cosas]. Allí hay una explotación sistemática, con látigos detrás, para picar el coltán, y luego quien lo disfruta es Occidente. ¿Dónde está la cooperación gana y gano? Eso es lo que reclama el Movimiento Panafricanista, también: «Soy un Estado soberano y, como tal, Occidente tiene que tratarme como a un igual».

—Y luego está el terrorismo

—Mira, en Burkina Faso, por ejemplo, los terroristas dominan un gran porcentaje del país. También hay militares franceses, ¡pero los terroristas tienen más armamento! ¿Cómo es posible? ¿Quién los está armando? Esa es la gran pregunta. Porque es gente que vive en el bosque, y si su armamento fuesen cuchillos y bates, vale, pero tienen drones.

—Entonces usted sugiere que Occidente tiene interés en mantener una situación inestable en el país

—Respondo sí, sin duda. Porque África es una de las fuentes económicas más grandes de la Unión Europea. Estamos hablando de Níger, uno de los países que más uranio producen, pero uno de los últimos en la lista de países más pobres. Hablamos del oro de Burkina Faso, de las materias primas que hay en Mali, en Guinea-Conakri, que están también en una situación de golpe de Estado... Y el militar que está en el poder fue formado en Francia, como agente especial, para volver a Guinea y dar el golpe. Para que veas el panorama que hay.

—¿Cree en una revolución como forma de salir del agujero?

—Yo te voy a ser sincero, no tengo muchos filtros: siempre he defendido que un militar no puede dirigir un país, pero últimamente empiezo a pensar que a veces hace falta gente como Ibrahim Traoré [presidente interino de Burkina Faso, desde el golpe de Estado del 2022]. Él no es un líder impuesto por Occidente. Fue una persona clave en la fundación de la Alianza de Estados del Sahel (AES), formada por Burkina Faso, Mali y Níger. Y yo creo que estos tres países lo que van a conseguir es la unidad verdadera de África. Burkina Faso echó a todas las bases militares de Francia que quedaban en el Estado, Níger hizo lo mismo, Mali hizo lo mismo. Y ahora mismo están recuperando el territorio frente a los grupos terroristas de forma exponencial y ya hay más países que quieren entrar en la alianza.

—¿En África no funciona la democracia?

—Lo que han utilizado para engañar a África, y te lo digo como estudiante de Derecho, es la palabra democracia. Porque la democracia no se impone, se consigue y se fabrica. África tiene una cultura y unas tradiciones muy arraigadas y Europa impuso allí una democracia basada en los principios europeos. Eso la población africana no puede asimilarlo, no perdura. Lo acepta, pero no lo quiere, porque además los africanos son muy recelosos con su cultura. Te voy a dar un ejemplo anecdótico: yo ahora leo mucho y he decidido leer libros de antes de la independencia de los países africanos. Y leí uno en concreto que explicaba la circuncisión. Es de un jovencito que había acabado la carrera en Francia, que lo mandaron allí de prácticas, tenía un presupuesto limitado, un tiempo limitado. Y lo llamó un general, uno de los dirigentes de la colonia, y le dijo: «Quiero que me juntes a la gente para que me cuente por qué matan un pollo el día de la circuncisión». Allí fue él, a los pueblos, y la gente le contó una serie de mentiras: «Sí, el pollo lo matamos cuando se levanta el sol...» Realmente los que hemos vivido allí sabemos que no se mata ningún pollo. Es una expresión, llamamos «matar el pollo» al acto de la circuncisión en sí. Entonces, hay muchos libros que cuentan cosas sobre África totalmente inventadas, porque los africanos somos muy reservados con algunos temas nuestros. Por eso mismo lo que ha traído Occidente, la democracia, la aceptamos, todo el mundo dice que sí, pero realmente no la entendemos. La clave está en buscar un sistema que parta desde África —eso intenta hacer la Alianza de Estados del Sahel, con Burkina Faso, Níger y Mali—. Y en la educación. La educación es muy importante.

—Y usted está poniendo su grano de arena con su propia oenegé

—Sí, Gota a Gota Goto Gaïnaï. Lo que hacemos es becar a algunos niños en Senegal —hacemos un estudio y elegimos a los que más lo necesitan— y acompañarlos integralmente, desde la escuela hasta la universidad. Ayudamos a pocos, de momento, pero los ayudamos de verdad, no nos olvidamos de ellos. Porque solo así, a través de la educación, se va a romper la colonia mental. Porque yo todo lo que te cuento lo he vivido y tenía, desde hace tiempo, el compromiso conmigo mismo de que, si tenía la mínima oportunidad de cambiar las cosas, aunque fuese para una persona, lo iba a hacer. Entonces empecé a hablar con Amadou, un chico de Dindefelo: «Oye, ¿cómo podemos hacer?». Mantuvimos una conversación muy intensa: «Tío, es que no podemos hacer nada, hay muchas cosas muy difíciles de cambiar». Y ya ahí me dijo: «Pero bueno, gotita a gota». Entonces apunté «gota a gota». Y luego yo le dije a él en fula «goto gaïnaï (aunque seas uno, empieza, tu ayuda es imprescindible)». Decidimos que lo íbamos a intentar. Gota a Gota Goto Gaïnaï salió de esas conversaciones.

—¿Augura un buen futuro para el continente?

—Yo siempre intento ser optimista. Mi tía me decía que la dependencia económica es la cárcel más dura que existe en el mundo. Si alguien te da de comer, nunca vas a poder alzar la voz y si no alzas la voz, nunca vas a obtener algo justo. Yo repito lo mismo para estos países. Si consiguen consolidar la AES y tener una autonomía alimentaria —porque todo lo que se come viene de Europa—, yo creo que la situación va a durar mucho. Hay que tener en cuenta, eso sí, que en cualquier momento Occidente va a intentar crear un conflicto interno entre ellos. Que van a intentar matar a Ibrahim Traoré, que lo han intentado ya varias veces. No van a parar. Pero si la AES lo consigue, si aguanta un poco, yo te digo que va a ser el principio de la dignidad real de África.