Aviones venezolanos hostigan a embarcaciones de EE.UU. tras el despliegue de diez cazas F-35

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Marco Rubio junto al presidente de Ecuador, Daniel Noboa.
Marco Rubio junto al presidente de Ecuador, Daniel Noboa. Presidencia de Ecuador | EFE

La Celac pide resolver la controversia sobre narcotráfico «con coordinación y cooperación»

06 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La tensión entre Venezuela y Estados Unidos subió varios decibelios ayer, cuando el país norteamericano denunció que aviones F-16 de la Fuerza Aérea Venezolana sobrevolaron el destructor USS Jason Durham, apostado en el Caribe, en aguas internacionales frente a la costa sudamericana, donde realizan una operación de contención del narcotráfico que ya ha dejado once fallecidos.

En respuesta a lo que califica de «provocación», la Armada estadounidense anunció que apostará una flotilla de diez aviones de combate F-35 en Puerto Rico; y advirtió al régimen de Nicolás Maduro que no ponga en marcha «nuevos esfuerzos para obstruir, disuadir o interferir con las operaciones militares de Estados Unidos».

Venezuela tiene una flota de entre 6 y 14 aviones F-16, comprados en la década de los 80 (aunque la cifra de cuántos están operativos se desconoce con exactitud), así como una flota de 21 aviones de combate rusos Sukhoi Su-30MKV, comprados hace dos décadas.

Este nuevo incidente ocurre después de que la flota estadounidense hiciera estallar, en aguas internacionales y frente a la costa de Trinidad, una lancha supuestamente cargada con cocaína y procedente de San Juan de Unare, en el oriental estado venezolano de Sucre, ocasionando la muerte a sus once tripulantes.

Tres días después del anuncio, realizado por el presidente estadounidense Donald Trump, no ha habido reacción oficial del régimen de Nicolás Maduro sobre un incidente que, en apariencia, el chavismo ha decidido desconocer en lo diplomático, más no en lo militar.

Sí reaccionó el Ejecutivo venezolano, a través de su ministro de Exteriores, Yván Gil, a las declaraciones de Marco Rubio, secretario de Estado de EE.UU., sobre una posible reapertura de bases militares estadounidenses en Ecuador: «Escupe mentiras desde territorio sagrado del bolivarianismo» y sus declaraciones representan «una ofensa al pueblo ecuatoriano y a su Fuerza Armada», adujo el canciller venezolano.

Repercusiones

Mientras, un comunicado publicado por la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac), promovido por Uruguay y publicado por su presidente temporal, el mandatario colombiano Gustavo Petro, sobre la voladura de la supuesta narcolancha ha generado controversia no solo porque nueve países se negaron a firmarlo, sino porque la República Dominicana, que supuestamente sí lo suscribió inicialmente, luego se retractó.

El documento, que hace referencia a la declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y llama a resolver el conflicto entre Venezuela y EE.UU. por la vía del multilateralismo, reconoce «la amenaza significativa» que representan el crimen organizado y el narcotráfico, pero insta a enfrentarlo «aumentando la cooperación y coordinación regional e internacional».

«El Gobierno dominicano, con total respeto a los esfuerzos por encontrar un consenso (...) nunca dio el consentimiento para la adhesión de su firma a este comunicado», señaló el ministro de Exteriores de ese país, Roberto Álvarez. la República Dominicana es uno de los países que ha comunicado su apoyo a la operación militar estadounidense en el Caribe.