Netanyahu desafía los vetos e irá a la ONU

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

INTERNACIONAL

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. DEBBIE HILL / POOL | EFE

Con su llegada a Nueva York, quedará inmortalizado que los crímenes de guerra y los genocidios salen gratis si se tiene un valedor con fuerza militar

18 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que caracteriza a los dictadores no es solo la ostentación de un poder político supremo sobre el Estado en el que gobierna. También lo es no tener limitaciones jurídicas para ejercerlo. Netanyahu intervendrá en la Asamblea General de la ONU y visitará luego a su camarada Donald en la Casa Blanca a pesar de las órdenes internacionales en su contra por crímenes de guerra, de la hambruna en Gaza y de estar cometiendo lo que según una comisión independiente de Naciones Unidas es un genocidio.

Netanyahu, que desde hace dos años es duda como «presidente» de un «país democrático» por sus políticas etnonacionalistas en Israel, se sumará a la multitud de líderes regionales que se convirtieron en parias de la Asamblea por el salvajismo con el que trataron a sus pueblos. Ahí estuvieron Gadafi y Sadam Hussain. A Bachar al Asad ni siquiera quisieron verle la cara después de matar a medio millón de sirios. Bibi Netanyahu estuvo dispuesto a reventar el poder judicial israelí, tiene juicios pendientes por corrupción y ha matado a 65.000 palestinos en la Franja, más de 400 de hambre. En la práctica, «ley» significa «juguete» para él.

Por eso, tiene las puertas abiertas para proclamar que Gaza será suya en la Asamblea si otros países reconocen a Palestina, como puede ser el caso de Francia o Canadá. Detrás, su aliado republicano tiene en la mano decretos bajo el título Sanciones para quien ose desafiar las decisiones de su protegido. Porque hay que hacer negocios con las tierras raras saudíes, y nadie puede interponerse entre un magnate y los millones de dólares que saldrán de las inversiones en la Franja una vez masacrada o vaciada. O ambas.

Primero, fue Vladimir Putin quien puso un pie en EE.UU. con una orden internacional de arresto. Ahora lo hará Netanyahu. Y con ello, quedará inmortalizado que los crímenes de guerra y los genocidios salen gratis si se tiene un valedor con fuerza militar, y que la ley solo se aplica sobre los países y líderes más débiles.

Ratko Mladic, el carnicero de los Balcanes, cumple condena perpetua en La Haya por la matanza de Srebrenica, en la que segó 8.000 vidas musulmanas con sus serbobosnios en 1995. Milosevic, expresidente de Yugoslavia, murió antes de ver condena. Los homólogos de ambos, Yoav Gallant y Benjamin Netanyahu respectivamente, llevan ocho veces más víctimas inocentes en Gaza con la connivencia de otros dirigentes y Estados. Washington y Bruselas incluidas.

El mundo post Segunda Guerra Mundial se tejió alrededor de un discurso, y no de una realidad. La posesión de armas nucleares no engendró más seguridad, sino una generación de abusones internacionales. Al Asad no se sentará en el banquillo. Tampoco Netanyahu.