La dimisión de Sébastien Lecornu siembra el caos en la ya convulsa política francesa
INTERNACIONAL

Macron le da dos días más para negociar una «plataforma de acción y estabilidad para el país»
07 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Nadie dudaba que el Gobierno de Sébastien Lecornu iba a ser breve, más incluso que el de sus predecesores, François Bayrou (9 meses y 17 días) y Michel Barnier (2 meses y 15 días), pero nadie contaba con que el primer ministro, nombrado el 9 de septiembre, iba a caer 27 días más tarde, solo unas horas después de comunicar la composición de su Ejecutivo.
Tras el anuncio del Elíseo en el que Emmanuel Macron aceptaba su dimisión, Lecornu la justificó. Dijo que «no se cumplían las condiciones», porque, pese a que había renunciado a gobernar por decretazo para dar poder a la Asamblea, eso no había provocado el efecto esperado y los partidos «siguen adoptando una postura como si tuvieran la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional», exigiendo que los otros acepten sus programas respectivos.
«Asistimos a una crisis política sin precedentes», comentó confuso el primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, en France Inter: «El sentimiento que domina es la consternación». Efectivamente, ese era el sentimiento que reinaba ayer entre los franceses. Muchos ni siquiera se habían enterado de que el Gobierno había caído, cansados de seguir la evolución de las decisiones políticas mientras que sus problemas cotidianos —vivienda, inflación o inseguridad— siguen sin solución. Según un sondeo de BFMTV, realizado tras el anuncio de la dimisión, el 86 % de los galos lamentan un panorama desolador y una situación política sin solución (82 %), y les preocupa el futuro, ya que el 90 % prevé una grave situación económica.
La crisis explotó la noche del domingo con el anuncio de la composición del nuevo Gobierno y la vuelta a él de Bruno Le Maire. El que había sido ministro de Economía de Macron durante siete años regresaba como titular de Defensa. Pero Los Republicanos dijeron que con esas condiciones no formarían parte del Gabinete. Según su líder, Bruno Retailleau, la confianza con Lecornu se había roto porque les había ocultado este nombramiento.
Los partidos políticos, sorprendidos también por la noticia, convocaron reuniones de urgencia para definir su postura.
Dimisión o disolución
La ultraderechista Marine Le Pen insistió en que Macron puede elegir entre «la dimisión o la disolución». Sobre la primera dijo que se contentaban con pedirle «que haga una introspección y tome conciencia de la situación, lo que sería beneficioso para Francia». Respecto a la disolución, la considera «irremediable».
Pierre Jouvet, secretario general del Partido Socialista, dijo que ellos no pedían «ni la disolución ni la marcha del jefe del Estado», sino que apuestan por «el nombramiento de un primer ministro de la izquierda». Anunció también que iban a reunirse con sus socios «de izquierda y ecologistas, desde Plaza Pública hasta el Partido Comunista», dejando fuera de estas reuniones a La Francia Insumisa, pese a la llamada de Jean-Luc Mélenchon para una reunión de todos los partidos de la izquierda, al estilo del Nuevo Frente Popular.
En la misma línea se pronunció Marine Tondelier, jefa de los Ecologistas, para quien la mejor solución sería «la cohabitación» de un gobierno de izquierdas con Macron. También ella cerró la puerta a una reunión de toda la izquierda junto a La Francia Insumisa, llegando a decir: «No estamos en condiciones de reunirnos todos en una misma habitación».
Pero a última hora de la tarde, Emmanuel Macron volvió a dar una pirueta. Según el Elíseo, el presidente de la República confió al primer ministro dimitido que siga negociando durante 48 horas para intentar «definir una plataforma de acción y de estabilidad para el país». Lecornu respondió que aceptaba mantener unas discusiones finales para que el jefe del Estado pueda «sacar todas las conclusiones necesarias».