Israel lanza una oleada de ataques sobre todo el enclave y suspende la entrega de ayuda humanitaria, tras acusar a Hamás de violar la tregua en un enfrentamiento en Rafah
20 oct 2025 . Actualizado a las 09:45 h.Nueve días después de su entrada en vigor, el frágil alto el fuego parece desvanecerse. El Ejército israelí lanzó este domingo una ola de ataques contra distintos puntos de la Franja de Gaza y suspendió la entrada de ayuda humanitaria, tras acusar a Hamás de «una flagrante violación» de la tregua en un incidente armado en Rafah, ciudad controlada por Tel Aviv en el sur del enclave. El mayor castigo bélico de Tel Aviv desde la firma del acuerdo de Egipto, auspiciado por Donald Trump, deja un balance provisional de una treintena de muertos.
El primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó «actuar enérgicamente contra objetivos terroristas», después de convocar de urgencia a su cúpula de seguridad. Para los ministros ultras Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, los bombardeos de este domingo no son suficientes y exigen retomar la ofensiva total sobre Gaza. «Guerra», escribió escuetamente Smotrich en X.
En otro paso que deja entrever la poca disponibilidad de Israel a detener el castigo, el Gobierno aprobó por amplia mayoría que, a partir de ahora, la ofensiva iniciada el 7 de octubre del 2023 se denominará Guerra de la Redención, en referencia al levantamiento de la moral tras el brutal atentado de Hamás del 7-O, dejando a un lado la denominación inicial de Espadas de Hierro. «Las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) deben permanecer en alerta máxima. Estamos preparados para cualquier escenario», declaró el jefe del Estado Mayor, teniente general Eyal Zamir.
El detonante
El detonante de la ola de bombardeos fue un enfrentamiento a primera hora del día entre las tropas israelíes y la Fuerza Radea (una unidad de la Policía de Hamás en Gaza) en Rafah. Según la versión israelí, sus soldados respondieron a un ataque de combatientes islamistas con lanzacohetes y francotiradores contra una brigada de ingenieros. En el choque dos militares fallecieron y otros tres fueron heridos.
Según la versión islamista, el choque se produjo cuando los soldados intervinieron cuando la unidad policial de Hamás llevaba a cabo una operación para dar caza a Yaser Abu Shabab, el conocido líder de una milicia opositora que colabora con Israel y se asienta con su beneplácito en Rafah. La operación se produjo en el marco de las persecuciones que los integristas han mantenido en toda Gaza contra distintas milicias y clanes a los que acusa de colaborar con Tel Aviv. Tras los combate, el propio Abu Shabab hizo saber por Facebook que estaba bien.
Tanto la dirección política de Hamás como su brazo militar (las Brigadas Al Qasam) se desvincularon de ese ataque con el argumento de que no tiene contacto con los grupos que operan en esa zona de Gaza desde que Israel tomara el control. Y una vez más declararon su total compromiso con el cese de hostilidades.
En medio de la escalada de violencia, las Brigadas Al Qasam anunciaron el hallazgo del cadáver de otro rehén y que lo entregarán a Israel, «si las condiciones del terreno lo permiten»..
De norte a sur
Tras informar de sus intenciones a Estados Unidos, el Ejército israelí desencadenó una veintena de ataques. Comenzó en la parte oriental de Rafah antes de extenderlos a lo largo de todo el enclave palestino. En el centro de la Franja se registraron ataques en Deir al Balah (donde seis personas murieron a las puertas de un café), el campo de refugiados de Nuseirat, el de Maghazi y en una casa de Zuwaida utilizada por una compañía que trabaja para el canal catarí Al Yazira. Los bombardeos de alfombra —ataques extensivos en los que la aviación deja caer numerosas bombas en caída libre— también llegaron a las playas de Mawasi, uno de los grandes núcleos de refugiados; así como a Yabalia y Jan Yunis, en el norte.
Quemaduras, fracturas y sogas al cuello, señales de torturas en los cuerpos de los palestinos
Disparos a corta distancia, fracturas, quemaduras, heridas profundas, ojos vendados, sogas al cuello, marcas de ahogamiento y manos atadas son algunas de señales de torturas brutales que muestran los cuerpos de palestinos entregados por Israel. El Ministerio de Sanidad gazatí recibió ayer los cadáveres de otros quince, los cuales presentan nuevamente signos de tortura. En total Israel ha devuelto 150 cadáveres de los 360 que se comprometió a entregar.
Aunque los trabajos de identificación continúan en el Hospital Nasser por parte de sus equipos, son las propias familias las que han identificado 25 de los cadáveres. Dado el deterioro grave que sufren, los sanitarios gazatíes ha tenido que habilitar una web para que las familias se identifiquen y traten de encontrar a los suyos entre las imágenes de los cadáveres. El Nasser también ha organizado sesiones de reconocimiento presenciales, mostrando en pantallas a grupos de familiares las imágenes con objeto de que de alguno reconociera a sus seres queridos entre las fotografías de los cuerpos, destrozados y descompuestos.
Las marcas halladas en los cadáveres demuestran «violaciones flagrantes del Convenio de Ginebra y del derecho internacional humanitario, y confirman que la ocupación utilizó políticas criminales de asesinato extrajudicial y eliminación física de detenidos y civiles palestinos», según denunció Hamás. Los disparos a corta distancia «confirma ejecuciones deliberadas», los ojos vendados «indican que las víctimas fueron arrestadas antes de ser ejecutadas».
Israel devuelve a Gaza quince cadáveres de palestinos a cambio del cuerpo de cada rehén. La noche del sábado Hamás devolvió dos (pero solo uno de ellos era israelí, Ronen Engel, mientras que el otro pertenecía al tailandés Sonthaya Oakkharasri).
El servicio de rescatistas de la Defensa Civil ha denunciado el «doble rasero» a la hora de tratar los cadáveres en Gaza, ya que a pesar de que no se permitía la entrada de maquinaria pesada para buscar los cuerpos de los gazatíes entre los escombros, sí se ha permitido para tratar de encontrar a los rehenes.
La dirección general de Defensa Civil ha recuperado 103 cadáveres de las zonas de Gaza de las que se retiraron las fuerzas israelíes. «Cientos de cuerpos permanecen bajo los escombros, lo que dificulta su recuperación debido a la falta de equipo pesado de rescate», añadió la organización.