El presidente no desvela qué tipo de operaciones autorizará, mientras Maduro llama a evitar «la Gaza de Sudamérica»
15 nov 2025 . Actualizado a las 22:05 h.Donald Trump ha dejado caer una acción inminente contra Venezuela. «Ya me he decidido más o menos», dijo la madrugada del sábado a bordo del avión Air Force One camino de su club privado de Mar-a-Lago para pasar el fin de semana. «No puedo decirles cuál es [la decisión], pero hemos hecho grandes progresos con Venezuela en lo que respecta a detener el flujo de drogas hacia Estados Unidos», respondió ante la pregunta de una periodista sobre las reuniones de los últimos días en las que se habría discutido las opciones militares, incluyendo el uso de fuerzas de operaciones especiales y acciones directas en territorio venezolano. A la espera de que la decisión del presidente estadounidense, Nicolas Maduro ha puesto a sus fuerzas en alerta máxima. Lo que deja a ambos países listas para una eventual guerra.
Trump no ha aclarado qué tipo de operaciones autorizará, pero lo que dejan sus últimos movimientos es que ha apostado por estrategia más agresiva, tras el anuncio del secretario de la Guerra, Pete Hegseth, de la operación contra el narcotráfico Lanza del Sur, la llegada al Caribe del mayor buque de guerra estadounidense, el portaviones Gerald R. Ford, y el posicionamiento de 15.000 soldados frente a las costas venezolanos. Un despliegue así parece excesivo para acabar con las narcolanchas, pero a la vez escaso para que sus militares pisen Venezuelas. La invasión de Panamá requirió más del doble de efectivos.
La Casa Blanca ofrece versiones distintas en público que en privado sobre lo que, exactamente, tiene en mente Trump. «Definitivamente, se trata de una campaña de presión», sentencia en The New York Times la general Laura J. Richardson, que hasta el año pasado estuvo al frente del Comando Sur del Pentágono. Según este diario, Trump habla en público de la lucha contra el tráfico de drogas que envenena a los ciudadanos estadounidenses, pero en privado se centra más en el destino de Maduro y en el interés por el petróleo. Su objetivo es presionar a Maduro y que termine exiliando en algún país aliado, ya sea Rusia o China. Y en ese objetivo no descarta ataques dentro del país sudamericano.
The Washington Post informa que 24 horas después del anuncio del inicio de Lanza del Sur, hubo una reunión privada de Trump, Hegseth, y el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, en la que discutieron una «variedad de opciones» sobre posibles acciones militares en Venezuela.
A Hegseth, un veterano de Irak y Afganistán, le tamborilea el dedo sobre el gatillo. Al almirante Alvin Holsey, al frente del Comandancia del Sur, no tanto. Según recoge la corresponsal de Colpisa del portal Axios, Holsey ha cuestionado la legalidad de la veintena de ataques a presuntas narcolanchas que desde el 2 de septiembre habrían costado ya la vida a 80 personas, lo que, junto a su cautela, le han llevado a presentar su dimisión, que se hará efectiva a mitad de diciembre. Holsey lleva poco más de un año en el cargo y le quedarían varios años más, pero es anterior a la presidencia de Trump y no ha pasado por los mismos estándar de lealtad.
Ante la amenaza de una acción inminente, Maduro ha pedido al pueblo estadounidense que pare «la mano enloquecida de quien ordena bombardear, matar y llevar una guerra» a Sudamérica y al Caribe». «¿Queremos otra Gaza ahora en Sudamérica? ¿Qué dice el pueblo de Estados Unidos? ¿Quieren una nueva Afganistán?», expresó el mandatario en una transmisión del canal estatal VTV la noche del viernes local (madrugada de ayer en España). Y hablando en inglés y español, el gobernante aseguró que «la orden es la paz». «War (guerra), no. Death (muerte), no. Peace, and life, and love. Paz, vida y amor. No al odio, no a la guerra», sentenció.
El foro que reúne a sus aliados, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), alertó sobre «una desestabilización sin precedentes» en la región si EE.UU. diera «el salto» hacia un «movimiento militar de agresión».