Un hombre recibe una picadura de abeja en un ojo y el aguijón se queda dentro

La Voz de la Salud

EL BOTIQUÍN

El aguijón de abeja, después de su extracción del globo ocular.
El aguijón de abeja, después de su extracción del globo ocular. New England Journal of Medicine

El varón de 55 años, residente de Filadelfia, acudió dos días después a una clínica oftalmológica con la lesión infectada

04 jul 2024 . Actualizado a las 17:39 h.

La posible pesadilla de alguien con apifobia se ha cumplido. Según publica la revista científica New England Journal of Medicine, que recoge casos médicos, un hombre de 55 años recibió una picadura de abeja en el globo ocular derecho. El aguijón del insecto se quedó clavado en su iris, por lo que tuvo que pasar por quirófano para retirarlo. 

El varón, del estado de Filadelfia (Estados Unidos), visitó, en un principio, el centro de salud de su ciudad, pero los médicos no pudieron extraerle el aguijón de su ojo. Así que dos días después, y con infección mediante, la situación empeoró y acudió al Hospital Wills Eye, cuyos profesionales describen el caso. En ese momento, la visión se le había deteriorado, el globo ocular estaba hinchado, inflamado e inyectado en sangre, que se acumulaba en la parte inferior del iris. Y justo entre esta zona y la esclerótica, los expertos detectaron una anomalía: el aguijón incrustado. 

El equipo procedió a su extracción y, como tratamiento, se utilizaron medicamentos antibacterianos y esteroides en formato de gotas oftalmológicas. Por suerte, en una revisión posterior cinco meses después, la visión del hombre había mejorado. 

El globo ocular dañado por el aguijón de abeja.
El globo ocular dañado por el aguijón de abeja. New England Journal of Medicine

¿Qué hacer si hay una picadura cerca del ojo?

La mala suerte del estadounidense no es habitual, como tampoco lo son las picaduras de abejas cerca de los ojos. Sin embargo, pueden suceder. Según la Academia Americana de Oftalmología, si el insecto impacta en la zona, puede tratarse con una simple compresa fría. Si más allá, y la picadura es en el párpado o en la córnea, es recomendable recibir atención oftalmológica. «El aguijón contiene toxinas que pueden causar inflamación. Son afiliados, con una estructura similar a una sierra, lo que dificulta su extracción completa», detalla la entidad. 

¿Cómo se debe tratar una picadura de abeja?

Después de un incidente de este tipo, lo más habitual es que se produzca hinchazón, enrojecimiento y picor en la zona afectada. Las abejas suelen dejar el aguijón que contiene el veneno. Si se puede ver, una opción es rascarlo con una tarjeta u objeto de borde recto, pero en ningún caso, se deben utilizar pinzas. De esta forma, se podría exprimir la vesícula venenosa y, como resultado, inyectar el veneno. 

A continuación, se limpiará la herida con agua y jabón, y se aplicará una compresa con hielo o un producto específico para picaduras. Es importante no rascar ni frotar el área, mucho menos, aplicar saliva.  

¿Cuándo se debe consultar?

Hay tres casos en los que conviene buscar ayuda médica. En primer lugar, si aparecen reacciones generalizadas en la piel tras la picaduras de abejas; si la zona se hincha mucho o continúa haciéndolo durante horas —hay zonas más peligrosas, como la boca y la nariz, ya que al inflamarse pueden obstruir la entrada de aire—; y si la hinchazón persiste varios días, lo que puede ser un indicativo de que se ha infectado. Cuando esto sucede, las lesiones suelen estar muy rojas, calientes, duelen e, incluso pueden causar fiebre. 

Alergia a las abejas y avispas

Dentro de la familia de los himenópteros (grupos de insectos artrópodos, con alas membranosas y una organización social compleja), las abejas y las avispas son las que ocasionan la mayoría de reacciones alérgicas en nuestro medio, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic).

En situaciones normales, el sistema inmunológico defiende al organismo de las agresiones del exterior. Sin embargo, «cuando se vuelve inapropiada produce hipersensibilidad o respuesta alérgica», indica la entidad. Así, la alergia se presenta cuando el batallón de defensas de una persona reacciona de manera exagerada a sustancias que, para personas sin este problema, son inocuas.

Una reacción que puede manifestarse con diferentes síntomas, los cuales dependen del alérgeno específico, de la parte del cuerpo donde se produzca el contacto y de la forma en la que reaccione el sistema inmune. De manera general, la sintomatología de una alergia puede ser prurito (picor), hinchazón y habones en la piel, producción de moco, dificultad para respirar o espasmos musculares, entre otros. 

Ahora bien, la composición de los venenos de las abejas y los véspidos es diferente desde un punto de vista alergológico: «Producen los mismos efectos, pero la estructura química es suficientemente diferente como para que el sistema inmunológico reconozca que se trata de sustancias distintas», indica la Seaic. De esta forma, alguien alérgico al veneno de las abejas puede tolerar el de las avispas.