«The White Lotus» disparó las búsquedas sobre el lorazepam: «Si las series muestran el uso de ansiolíticos con ligereza, pueden contribuir a normalizarlo»
EL BOTIQUÍN
La ficción norteamericana generó 1,6 millones de búsquedas por encima de lo habitual durante doce semanas sobre este fármaco
14 nov 2025 . Actualizado a las 17:57 h.La serie «The White Lotus» ha popularizado una benzodiacepina: el lorazepam. Según un estudio publicado en la revista JAMA Health Forum, el consumo que el personaje Victoria Ratliff hace de este fármaco, se ha relacionado con un aumento de las búsquedas en Google, incluyendo consultas sobre cómo conseguirlo online. La serie generó 1,6 millones de búsquedas por encima de lo habitual durante doce semanas. Aunque esta práctica no implica un consumo real, sí se refleja un interés creciente hacia los psicofármacos y evidencia el poder que tienen las piezas audiovisuales para que este aumente. Además, el abuso de ansiolíticos es un hecho. Nuestro país lidera los ránkings de consumo de benzodiacepinas.
Francisco Collazos, jefe del área de Salud Mental de Adultos de la Fundació Hospitalàries Barcelona, considera que, además de original, el estudio es riguroso y metodológicamente correcto. Según declaraciones a Science Media Center España, «recoge las búsquedas en internet en un período que abarca del 2022 al 2025 y existe un pico clarísimo a raíz de la aparición de una serie de éxito donde una de las protagonistas hace un uso del lorazepam para nada ajeno a la realidad que tenemos en España».
El lorazepam es una benzodiacepina, un ansiolítico. «Y tristemente —confiesa Collazos—, nuestro país se encuentra a la cabeza de prescripción de este tipo de fármacos. Creo que ahí hay un mensaje de alerta a los prescriptores, que somos tanto psiquiatras como médicos de atención primaria, ya que quizás co demasiada ligereza, tratamos de aliviar esa ansiedad que, por otra parte, es algo que la comunidad también reclama».
En España, según la última edición de la Encuesta Sobre Alcohol y Otras Drogas en España (Edades), elaborada por el Ministerio de Sanidad, las benzodiazepinas son la cuarta droga más consumida, por detrás del alcohol, el tabaco y el cannabis, en ese orden. «Uno de cada ocho adultos ha tomado hipnosedantes en el último año y el consumo entre jóvenes de 15 a 24 años se ha duplicado en la última década, en muchos casos sin receta médica», sostiene Elisabet Domínguez, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Psicodélica (SEMPsi), también a Science Media Center.
Curiosamente, el perfil de consumo que se presenta en la serie corresponde con el que se suele dar en nuestro país. «Mediana edad, coincidiendo con la protagonista de la serie que lo consumo, y que también lo toma con alcohol, lo que hace todavía más dañino por el consumo continuado de estas sustancias, ambas depresoras el sistema nervioso central, y con mayor potencial de generar problemas a la larga», comenta Collazos, que asegura que como psiquiatra no le sorprende que se haya tomado este perfil de usuaria que es muy común en nuestra sociedad.
En este contexto, los expertos concuerdan en que la representaciones audiovisuales importan. «Si las series muestran el uso de ansiolíticos con ligereza, pueden contribuir a normalizarlo. Del mismo modo que se limitaron las escenas de tabaco para evitar su "glamurización", quizá ha llegado el momento de acompañar este tipo de contenidos con mensajes o advertencias que ayuden a contextualizar los riegos y a promover un consumo más responsable», considera Domínguez.
Amaia Bacigalupe, investigadora principal del Grupo de Investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico-OPIK de la Universidad del País Vasco, defiende la complejidad de abordaje que existe sobre este tema. «La psicoterapeutización de la vida está generando un nuevo marco cultural a muchos niveles, no solo de la industria audiovisual. En todo caso, y viendo el efecto inmediato que la normalización y romantización del consumo en los medios puede tener en los hábitos de vida de la población, efectivamente habría que establecer regulaciones que, como ha ocurrido en otros ámbitos de la salud pública (imágenes de consumidores de tabaco o publicidad sobre alcohol) puedan desincentivar el consumo de psicofármacos».