Lorenzo Justo, fisioterapeuta: «En el vendaje neuromuscular, hay un componente de moda importante»
ENFERMEDADES
También conocida como «kinesiotape», esta técnica cuenta con tanta evidencia a favor como en contra, y es ampliamente utilizada en el mundo deportivo
14 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El vendaje neuromuscular, muchas veces empleado en deportistas de élite, se encuentra en medio de un dilema científico. Hay estudios que apoyan su efectividad y otros, que no la encuentran. Surge en la década de los setenta, en Japón, aunque ha ganado popularidad en los últimos años, cuando hemos visto a distintos deportistas de élite saltar con una venda colorida al campo o pista correspondiente. ¿Es una técnica efectiva?, ¿cómo funciona?, ¿en qué caso debe aplicarse en la actualidad? A todas estas preguntas dio respuesta, este lunes, Lorenzo Antonio Justo, fisioterapeuta, doctor en Neurociencia y profesor de la Universidad de Vigo, en las sesiones de Pint of Science.
—¿Qué es la «kinesiotape»?
—También se conoce como vendaje neuromuscular. Es una técnica de vendaje, que consiste en una venda elástica, que además tiene un patrón adhesivo, un acrílico, con forma de S alargada, se llama patrón dactilar. La diferencia de este con otros tipos de vendaje, como el funcional, es que, cuando se diseñó, el objetivo no era restringir el movimiento. En muchas ocasiones en el deporte, cuando por ejemplo hay un esguince, lo que se busca es limitar el movimiento, que puede ser doloroso o lesivo para la persona. En sus comienzos, el objetivo del vendaje neuromuscular era todo lo contrario: facilitar el movimiento. Sabemos que el movimiento, si no es dentro de parámetros que sean nocivos, va a curar. Esta idea, que surgió en Japón en la década de los setenta, hemos ido refinándola; viendo qué efectos están validados por la ciencia. Se puede aplicar en diferentes tejidos, tiene un listado de indicaciones muy largo, y se aplica en muchísimas condiciones o patologías. ¿Pero cuántas han sido validadas por la ciencia?, eso es más complejo.
—¿Qué pasa en la zona en la que se pone este vendaje?
—El vendaje tiene diferentes aplicaciones a los que se ha asociado. En función de la forma que tiene el pegamento, va a tirar de la piel de una manera concreta. Aumenta el espacio subcutáneo y, teóricamente, esto mejora la circulación sanguínea, aporta nutrientes, elimina puntos de desecho y hace que los nociceptores, receptores del dolor, estén menos estimulados y con eso se reduzca tanto la inflamación, como la molestia. Hay otras aplicaciones, como aquellas que buscan una estimulación cutánea, para bloquear los impulsos de dolor, o mejorar la respuesta muscular.
—Dice «teóricamente» porque, entiendo, no está validado científicamente. ¿Con qué evidencia cuenta esta técnica?
—Claro. Sobre el vendaje neuromuscular hay un gran cantidad de estudios, y suelo resumirlo con que la evidencia es contradictoria. Esto quiere decir que vamos a tener estudios, ensayos clínicos que nos van a mostrar un efecto positivo, y otros que concluirán que dicho efecto no se ha podido demostrar. Entonces, ¿deberíamos utilizar el vendaje neuromuscular? La ciencia, en mi humilde opinión, no es blanco o negro, sino que es una escala de grises. Hay varios tipos de estudios y hay que saber interpretarlos. Para decir que una técnica tiene evidencia sólida, hay algunas explicaciones que nos dicen que tiene que existir, como mínimo, tres ensayos clínicos de alta calidad metodológica que apunten hacia un mismo resultado. Creo que no se debe descartar por completo esta técnica, sino que debe ser aplicada por un profesional sanitario, de manera racional y como una medida complementaria. Lo que sí nos dicen los estudios es que como medida aislada hay bastantes limitaciones.
—¿Qué aplicaciones tiene?
—Sería más fácil decir qué aplicaciones no tiene. Se han descrito muchísimas. Hay aplicaciones musculares, para aumentar el tono o la fuerza muscular; hay aplicaciones ligamentosas, para limitar un movimiento que sea lesivo; hay aplicaciones con un objetivo analgésico; hay aplicaciones a nivel tendinoso; y hay aplicaciones a nivel articular. El abanico es muy amplio, diría que quizás demasiado. Por eso, hay que analizarlo con cautela.
—¿En qué ejemplos prácticos se ve?
—Donde puede tener más impacto en el sistema músculo esquelético y, sobre todo, en las aplicaciones deportivas. Se suele utilizar este tipo de vendaje para dolores musculares, prevenir lesiones o mejorar el rendimiento, pero son cuestiones que están en debate. En alguna investigación que hemos hecho sobre este vendaje, no hemos podido asegurar que tenga un efecto claro. Además, aún no se puede descartar el efecto placebo.
—¿Cómo funciona el dolor en este sentido?
—Para explicar el mecanismo analgésico, podemos tener diferentes vías por las que podemos trabajar. Una de ellas es que, al aumentar el espacio subcutáneo, eliminamos productos de desecho, los cuales estimulan nociceptores y aumentan el dolor. Entonces, si nosotros somos capaces de eliminarlos, la molestia se reduce. Otra vía es la teoría del gate control o la puerta de entrada. Nos explica que a nivel medular vamos a recibir información de diferentes vías, tenemos la información dolorosa, información de otras vías sensitivas. El kinesiotape lo que haría es estimular a nivel táctil la piel y eso bloquea o disminuye la entrada de información dolorosa. Es decir, que la información a nivel medular es bloqueada por otro tipo de estímulos. Y desde luego, tampoco descartaría el mencionado efecto placebo.
—¿Los colores tienen algo que ver?
—Dentro del vendaje neuromuscular vamos a tener ciertos conceptos que se han ido heredando de su origen japonés en los años setenta, y uno de ellos es el color. La cromoterapia, que asocia cada color a un efecto terapéutico, es una posible pseudoterapia. Así la describe el Ministerio de Sanidad —en la última revisión del 2019 permanecía en evaluación—. Según esto, el azul sería relajante, el rojo estimulante, y el gris, neutro. Pero realmente no hay ninguna explicación científica para el color. Lo que siempre digo es que se debe escoger en función de la preferencia del paciente, y después, la normativa si estamos en el ámbito deportivo. Hay disciplinas en las que no se permite ningún elemento diferente al color del equipo. Pero de por sí, el color no tiene ningún efecto.
—¿Y la forma de ponerla?
—En la aplicación del vendaje neuromuscular influyen dos factores básicos. El primero es la tensión con la que se aplica la venda, porque cada patología requerirá un tipo de tensión diferente; y el otro paramento será el corte del vendaje. Los cortes longitudinales, o en Y, tienen aplicaciones musculares; y después tendríamos la forma de abanico, que se puede utilizar con efecto drenaje. Cada tipo de corte de la venda depende de la aplicación.
—¿Cuánto tiene de moda?
—Siempre que he planteado el uso de la kinesiotape recuerdo que hay dos mecanismos que no están recogidos en la literatura científica. Uno de ellos es el placebo, porque a veces parece que obviamos que puede haberlo; y otro es la moda o el márketing. Hay algunas referencias que nos dicen que este vendaje se popularizó en el año 1988, con los juegos olímpicos de Seúl. Distribuyeron vendaje neuromuscular a diferentes atletas, y eso supuso un escaparate enorme para esa técnica. Hay un componente de moda importante. Recuerdo la primera vez que lo aplique, hace unos 14 o 15 años, a demanda de un equipo regional, que me preguntaron si yo no tenía vendas. Yo les dije que esa venda no era la técnica más importante para el proceso, y ellos siguieron insistiendo en su uso porque la habían visto en deportistas de élite. El márketing juega un papel fundamental y lo importante es que los profesionales sanitarios y los científicos expliquemos a la sociedad qué está funcionando realmente y aquello que es moda. Hay que hacer la diferencia.
—A nivel de efectividad, ¿cómo se compara con el masaje?
—Se suele pensar que la fisioterapia equivale al masaje, pero realmente el masaje ocupa una parte curricular muy pequeña de nuestra carrera. Es una herramienta importante en nuestro arsenal, pero tenemos otras técnicas que se realizan con las manos que muchas veces se confunden con él. Nuestro gran fuerte, ahora mismo, es el ejercicio terapéutico y es, realmente, lo que tiene más evidencia científica. En general, es lo más respaldado por la ciencia y desafortunadamente vivimos en una sociedad muy sedentaria. Hay un contraste muy grande.
—Siempre se recomendaba reposo ante un dolor.
—Están cambiando totalmente. Hay una frase que me encanta que dice: «Hemos prescrito discapacidad para la lumbalgia». Es decir, hemos prescrito un reposo excesivo e innecesario y, al final, lo que provoca es que los procesos tarden más en recuperarse. Que tienden a cronificarse. Si no está justificado, el reposo es deletéreo para cualquier proceso patológico. De hecho, la tendencia es intentar realizar un movimiento con una carga precoz. Pasamos de tener un esguince inmovilizado y sin carga a protegerlo y a exponerlo en cargas precoces y no lesivas. Con ello, sabemos que en tiempo de recuperación, es lo más eficiente.