¿Cómo evitar el ojo seco? Aprende a parpadear e hidratarte

Sofía Berardi / U.R. LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

El ojo seco afecta al 11 % de loa población española.
El ojo seco afecta al 11 % de loa población española. I Stock

Esta patología, que afecta a alrededor de cinco millones de españoles, se divide en dos tipos: el ojo seco hiposecretor y de ojo seco evaporativo. El doctor Joan Pérez, óptico-optometrista, explica cada una y cómo atenuarlas

15 jul 2024 . Actualizado a las 13:54 h.

Sensación de arenilla, ojos irritados y rojos por la mañana, o un pinchazo al abrirlos. Si tienes algunos de estos síntomas puede que sufras de ojo seco, y si no, también. «El gran síntoma es esa sensación de cuerpo extraño que tienes a lo largo de todo el día y que, por mucho que parpadees, no acaba de desaparecer», explica el Dr. Joan Pérez, óptico-optometrista. Pero esta condición, que afecta al 11 % de la población española, no siempre viene acompañada de síntomas, de hecho puede ser detectada clínicamente sin que el paciente presente molestias. 

Al parpadear se esparce una lámina de lágrimas sobre el ojo, que es la responsable de mantener la superficie del ojo suave y lisa. Cuando esto no sucede, empiezan los problemas. Existen dos causas que pueden provocar el ojo seco: una más funcional, conocida como ojo seco hiposecretor, que es cuando no segrega suficiente lágrima, y otra es el ojo seco evaporativo, en la que, aunque el ojo segregue una buena lágrima, esta se evapora rápidamente. 

La segunda causa es la más común, pero también puede existir una combinación de ambas, sostiene Pérez, y explica: «La lágrima es un líquido que se evapora cuando la estabilidad de la película lagrimal no es correcta. Esto sucede cuando las glándulas de Meibomio, encargadas de segregar la grasita que queda por encima de la película lagrimal para evitar esa evaporación, no funcionan bien. En ese caso tenemos lo que se suele denominar una “disfunción de las glándulas de Meibomio”, que hace que la película lágrima no sea estable y que, por tanto, se evaporen antes. Como es un líquido, también se va a evaporar más rápido hace mucho calor, si hay sequedad ambiental o estamos en un entorno reseco».

Otra cuestión a la que hay que prestar atención es al parpadeo. ¿Lo hacemos bien? Cada vez que parpadeamos el párpado superior extiende la película lagrimal por toda la córnea. Es en ese parpadeo que se exprimen las glándulas de Meibomio para que salga grasa y estabilice la película el lagrimal. El problema, explica Pérez, es que al estar mucho tiempo delante de dispositivos digitales, parpadeamos menos. «Cuando estamos con el móvil, la tablet o el ordenador estamos trabajando de una forma muy atenta, o lo mismo si estamos leyendo un libro, lo que pasa que habitualmente ya no leemos en libros, pero la frecuencia de parpadeo disminuye, eso hace que la película lagrimal sea mucho más inestable y que el ojo se reseque». 

Comparación entre ojo normal y ojo seco.
Comparación entre ojo normal y ojo seco. I Stock

Como en toda condición médica, hay rangos. Según el óptico-optometrista una sequedad ocular leve puede mejorar con lágrimas artificiales o cremas. En cambio, «si se trata de una sequedad más grave puede provocar pequeñas lesiones en la córnea». Incluso, en casos más extremos, puede influir en la calidad de la visión. 

Prevención: primero hay que aprender a parpadear 

Joan Pérez insiste que a la hora de evitar el ojo seco es necesario atender a la frecuencia del parpadeo y poseer una buena higiene palpebral. «Cuando nos ponemos delante de un ordenador o de un móvil nuestra frecuencia de parpadeo involuntariamente disminuye de inmediato, tenemos que aumentarla voluntariamente. Y que sea un parpadeo completo, que el ojo se cierre totalmente, si no queda zona de la córnea sin lubricar y eso puede provocar también alteraciones y molestias», explica Pérez.

En cuanto a la higiene, el optometrista señala: «A veces se presenta una patología que se llama blefaritis, que es una especie de caspa encima de las pestañas, ahí hay que hacer una limpieza. El optometrista o el oftalmólogo indican cómo hacerlo con una gasita o algunos productos, y eso va a hacer que las glándulas de Meibomio —las encargadas de segregar la grasita— trabajen mucho mejor».

A su vez, añade que es importante la hidratación general. «La deshidratación corporal puede dar problemas de hipersecreción con la glándula principal lagrimal que segrega el componente acuoso de la lágrima, con lo cual hay que beber agua, sobre todo en verano o con altas temperaturas».

Ante una duda recurrente, las lágrimas artificiales sí funcionan, pero «no son la solución», dice Joan Pérez. A la hora de elegir cuál usar, es importante saber qué tipo de ojo seco tenemos. 

Para el ojo seco hiposecretor (que no segrega suficiente cantidad de lágrimas) las gotas deben tener un alto componente acuoso. En cambio, para el ojo seco evaporativo, que no tiene capa de grasa segregada por las glándulas de Meibomio, deben ser lágrimas en base oleica .

Posibles síntomas del ojo seco

• Sensación de arenilla en los ojos.

• Sensación de cuerpo extraño.

• Dificultad para abrir los ojos por la mañana.

• Lagrimeo frecuente desencadenado por el viento, cambios de temperatura, humedad, humo o contaminación.

• Necesidad de frotarse los ojos.

• Presencia de filamentos y secreciones.

• Fotofobia y sensibilidad a la luz.

Aunque se tiende a descreer en las fechas de vencimiento, es importante no utilizar las gotas una vez alcanzada su fecha de caducidad. «Cuando la lágrima artificial está vencida, aún teniendo conservantes, su uso no sería seguro», expresa el optometrista, y añade: «La tendencia es intentar que se pueda prescribir lágrima artificial sin conservantes, que, al no tener conservantes, son productos con menor riesgo de intolerancia». 

Lentes de contacto para el ojo seco extremo 

El especialista insiste que cuando hay heridas no es suficiente con la lágrima artificial, pero que se pueden administrar fármacos para ayudar a la estabilidad y bajar la inflamación o, en caso de necesitarlo, intentar con un tipo de lentillas especiales para el ojo seco extremo. Se llaman lentes esclerales. 

«Son lentes de contacto muy grandes que se rellenan de lágrima antes de que el paciente se las ponga y que va a mantener la córnea húmeda durante todas las horas que se lleve esa lentilla», concluye Joan Pérez.

El ojo seco es cada vez más frecuente y afecta a alrededor de 5 millones de españoles. Las mujeres de más de 50 años son más propensas a padecerlo por cuestiones hormonales, así como personas que estén bajo tratamientos para el acné que pueden producir sequedad ocular o diagnosticadas con Sjogren, una enfermedad que produce sequedad extrema en todas las mucosas del cuerpo.