La cantante Jessie J revela que padece TOC y TDAH: «Estoy abrazando a mi yo de 11 años que se limpiaba las zapatillas con un cepillo de dientes»

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La cantante británica Jessie J fue diagnosticada con TDAH y TOC
La cantante británica Jessie J fue diagnosticada con TDAH y TOC @jessiejInstagram

A sus 36 años y a pocos meses de haber sido madre, la artista británica se ha sincerado al dar la noticia que conoce desde hace tres meses. «Es raro cuando sabes que has sido un poco diferente», confiesa

22 jul 2024 . Actualizado a las 13:31 h.

La cantante británica Jessie J, reconocida mundialmente por sus exitosas canciones como Price Tag o Bang Bang, ha revelado, a través de sus redes sociales, que sufre de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). 

A sus 36 años y a pocos meses de haber sido madre de Sky Safir Cornish Colman, nacido en mayo del 2023, la artista se ha sincerado este domingo al dar una noticia que conoce desde hace tres meses. «Cuando le conté a la gente, muchas reacciones fueron: “Sí, lo sabíamos”, y por supuesto lo sabía hasta cierto punto. Pero tener un bebé lo ha expuesto todo mucho más, lo cual fue reconfortante en cierto modo, porque lo hizo sentir todo menos pesado y aterrador. Pero también ha habido momentos en los que me ha hecho sentir que no puedo hablar de ello. A la mierda con eso. Aquí estoy hablando de ello. Abrazándolo con el mundo», dice la publicación de Jessie J en Instagram.

El TDAH es un diagnóstico que solemos asociar a los niños inquietos o incluso a aquellos que son traviesos o se «portan mal». Sin embargo, se trata de un problema complejo que puede manifestarse de otras formas y que, en muchos casos, permanece sin ser detectado o diagnosticado hasta la edad adulta, sobre todo en aquellas personas que no presentan hiperactividad. Así como le sucedió a Jesse J.

 
 
 
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Esto sucede porque las manifestaciones son variadas y existen distintos espectros de la enfermedad. Los síntomas se dividen en dos grupos: aquellos relacionados con la atención y los relacionados con la hiperactividad motora y los impulsos. Lo que solemos percibir son dificultades para mantener la atención y la concentración. 

¿Cómo se diagnostica el TDAH? A partir de las manifestaciones clínicas, pero también de valoraciones neuropsicológicas que se basan en una serie de test de atención y funciones ejecutivas. Se valoran todas las funciones cerebrales para ver en lo que el paciente puede tener más carencia. es un trastorno muy neurobiológico, muy específico, y las consecuencias pueden dar lugar a sintomatología ansiosa, depresiva, consumo de sustancias por esa impulsividad, e incluso a disfunciones de la personalidad o trastornos de la conducta alimentaria. Por eso se debe realizar una intervención precoz. 

Existen tratamientos farmacológicos que alteran el funcionamiento del sistema nervioso central y que no son recomendables si se trata de niños. Lo fundamental es la psicoterapia para trabajar las funciones cognitivas y atencionales. El TOC también se debe trabajar bajo la terapia conductual. 

«Estoy abrazando a mi yo de 11 años que se limpiaba las zapatillas con un cepillo de dientes»

«Me ha empoderado y, sinceramente, a veces me ha abrumado al mismo tiempo. Me ha hecho amarme aún más. Estoy abrazando a mi yo de 11 años que se limpiaba las zapatillas con un cepillo de dientes cuando estaba estresada. Nada en la vida nos define, pero nos ayuda a crecer y convertirnos en una versión más sana de nosotros mismos», confiesa Jessie en su publicación y reconoce: «Es raro cuando sabes que has sido un poco diferente y has sentido las cosas de manera diferente toda tu vida, y finalmente un día cuando menos te lo esperas, alguien realmente explica por qué y no puedes evitarlo». 

La acción señalada por la británica es parte de los comportamientos dentro del TOC, una condición de la salud mental —se estima que en España afecta al 3 % de la población—. Las personas que lo padecen experimentan pensamientos involuntarios, irracionales y repetitivos, llamados obsesiones. Estas generan ansiedad, angustia y miedo en el paciente, quien se ve obligado a realizar acciones compulsivas (compulsiones o rituales), en su intento por neutralizar las sensaciones desagradables asociadas a las obsesiones. 

Los afectados puede ignorar o detener sus obsesiones, pero eso solo aumenta su sufrimiento emocional y ansiedad. Por eso, siente la necesidad de realizar actos compulsivos para tratar de aliviar el estrés. A pesar de los esfuerzos por ignorar o deshacerse de los pensamientos o impulsos que molestan a la persona, estos acaban volviendo una y otra vez, conduciendo a más comportamientos ritualistas y a lo que se conoce como el círculo vicioso del TOC. 

Las obsesiones del trastorno obsesivo compulsivo son pensamientos, impulsos o imágenes repetidas, persistentes y no deseadas que son intrusivas y causan abatimiento o ansiedad. Pueden versar sobre diferentes temas como la limpieza, la muerte, el sexo, pensamientos sobre uno mismo o sobre personas de alrededor. Además, suelen entrometerse cuando se intenta hacer o pensar en otras cosas. 

Según la Fundación para la Investigación en Psicoterapia y Personalidad, pueden darse varios síntomas: 

Los «lavadores o limpiadores». Tiene que ver con el miedo a contraer enfermedades. Para eliminar posibles contaminaciones, lavan de forma repetida sus manos, limpian repetidamente su casa, o incluso procuran no tocar cualquier cosa que pueda estar «contaminada». 

Los «repetidores» se sienten impulsados a repetir alguna acción para impedir que un pensamiento alarmante que acude a su mente se convierta en realidad. El objetivo es evitar una catástrofe que pudiera ocurrir por el mero hecho de pensarla. 

Los «ordenadores» son personas que dedican mucho tiempo a asegurarse de que las cosas se encuentran en su lugar correcto. Se sienten incómodos si las cosas no están «perfectas». 

Los «verificadores» inspeccionan de forma repetitiva que la puerta está cerrada, la estufa y el gas apagado o cualquier otra cosa que le haga dudar si lo ha comprobado o no. Si no lo hace, cree que pueden ocurrir multitud de catástrofes. 

Los «acumuladores» almacenan objetos sin importancia por si lo necesita en una ocasión futura. 

Los «ritualizadores mentales» suelen apelar a pensamientos o imágenes repetidas con el objeto de disminuir la tremenda ansiedad provocadora de ideas o imágenes previas, que constituyen las verdades obsesiones. 

Los «obsesivos puros» sufren pensamientos o imágenes que les provocan angustia, miedo o vergüenza de forma reiterada. Pueden pensar o imaginarse que tienen cierta enfermedad, o perciben imágenes violentas con algún ser querido.

Los síntomas suelen comenzar progresivamente y tienden a variar en su gravedad, tanto de una persona a otra, como en el propio paciente a lo largo de la vida. Además, suelen empeorar en situaciones de estrés. Los tipos de obsesiones y compulsiones que se experimentan también pueden cambiar con el tiempo. 

No es la primera vez que Jessie J está expuesta a problemas de salud, cuando solo tenía 11 años, los médicos le diagnosticaron un ritmo anormal en los latidos del corazón y a los 17 años sufrió un leve derrame cerebral. En el año 2020 le diagnosticaron síndrome de Ménière, una enfermedad incurable que provoca mareos, tinnitus —un pitido en el oído—, pérdida intermitente de audición, sensación de dolor en el oído y hasta sordera.

Pese a que aún no ha dejado de dar conciertos, la cantante ha dedicado sus últimos meses a disfrutar de ser madre y, por lo que cuenta, a procesar su diagnóstico.