Cáncer y ejercicio: «Estoy más en forma que antes de mi enfermedad»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Flor Blanco, paciente de cáncer de mama que defiende el valor del ejercicio.
MARCOS MÍGUEZ

Flor, paciente de tumor de mama, y Juan, paciente de tumor de estómago, relatan cómo el ejercicio de fuerza y las actividades en grupo les ayudan a recuperarse

02 feb 2025 . Actualizado a las 11:23 h.

Hacía unos treinta años que Flor y Juan no se veían, cuando estaban en su veintena y sus grupos de amigos salían por los mismos bares de A Coruña. Lo volvieron a hacer, décadas después, en los viernes de Marcha Nórdica que organiza la Asociación Española Contra el Cáncer en la ciudad herculina. Y, de nuevo, la semana pasada, se encontraron en una sala de fisioterapia y ejercicio oncológico. Un espacio al cual ambos llegaron perdidos, hace ya meses, sin saber cómo empezar a mover el cuerpo magullado por el tratamiento o la cirugía que les salvó la vida; en esta ocasión, se reunieron codo con codo para contar cómo el ejercicio la ha mejorado. 

«Vaya, tú por aquí» —se sorprende Flor, que llega justa de tiempo, tras una mañana en quimioterapia y una comida rápida— «qué casualidades tiene la vida», le dice a Juan. Frente a ellos, Inés López, que no solo es responsable del servicio de fisioterapia de la entidad en su sede provincial, sino también de haber conseguido que los dos pacientes conozcan el beneficio del movimiento en todo su proceso. 

Ninguna de sus historias es fácil, aunque ellos lo hagan parecer así. Huyen de describirse como luchadores, como espartanos. Primero, porque —cuentan— ambos se limitaron a hacer lo que sus médicos le mandaron. Confiaron en el tratamiento y en sus recomendaciones. Segundo, «porque la gente que se muere no ha luchado menos», apunta López y, tercero, porque hay un factor de suerte del que nadie puede escapar. 

De izquierda a derecha: Juan Lesta, Flor Blanco e Inés López.
De izquierda a derecha: Juan Lesta, Flor Blanco e Inés López. MARCOS MÍGUEZ

Flor Blanco: «Tengo claro que mi baja es para cuidarme, y cuidarme es hacer deporte»

Flor Blanco (53 años, A Coruña) fue diagnosticada de un cáncer de mama este verano. Se encontró un bulto y acudió directamente a urgencias. «El proceso fue muy veloz. Me programaron una mastectomía y me realizaron una extirpación total de los ganglios», recuerda. Quizás por su forma de ser, quizás por deformación profesional, esta profesora de historia prefiere saber. «Así que empecé a buscar información, que fue mi terapia», apunta. 

Entre el sinfín de datos que le dieron, una pauta que se repetía en todos los servicios por los que pasó, desde el radiólogo hasta el oncólogo, era hacer ejercicio. Le decían que tendría beneficios a nivel físico, anímico y sobre los tratamientos. 

Llegó a la asociación de pacientes y lo primero que Inés le hizo fue una valoración inicial. En su caso, el trabajo le permitió recuperar la movilidad completa del brazo derecho. «Primero me mandó una tabla de ejercicios para hacer en casa, porque mi rehabilitación empezó apenas pasé la operación». Volvió cuando recibió el alta quirúrgica para crecer en intensidad. Nuevos ejercicios a los que se sumaron actividades colectivas con otros pacientes. 

La vida de Flor no era sedentaria. Le gustaba ir en bicicleta al trabajo y una vez por semana acudía a una sesión de entrenamiento. Pero desde su diagnóstico, se mueve mucho más. «Los martes y jueves voy a Oncofit, los viernes a Marcha Nórdica. Otro día, tengo una sesión de entrenamiento personal, otro voy a una actividad de trabajo funcional en mi gimnasio y también hago una hora de yoga», describe.

Y si no puede, sale a caminar. «Tengo claro que este es mi trabajo. Mi baja no es para estar tirada en cama, sino para cuidarme. Cuidarme es hacer deporte», cuenta. Incluso, se compró una bicicleta estática. Recibe quimioterapia y hace algún tipo de ejercicio todos los días. 

No siempre tiene ganas. Ha habido días en los que preferiría quedarse en casa. «Pero me animo, pienso: “Venga, una vuelta a la manzana”. Y al final, termino caminando kilómetros», dice. Hacerlo le ayuda a sonreír. «Puede sonar cursi, pero los días que, por cualquier cosa, no puedo hacer ejercicio, estoy más baja anímicamente», reconoce. 

Juan Lesta: «Para mí, dar la vuelta a la manzana era una cosa inalcanzable»

Juan Lesta, expaciente de cáncer de estómago, que hizo ejercicio durante su recuperación.
Juan Lesta, expaciente de cáncer de estómago, que hizo ejercicio durante su recuperación. MARCOS MÍGUEZ

Juan Lesta (54 años, A Coruña) se siente identificado con el testimonio. Para él, quedarse en casa es encerrarse al mundo, literal y metafóricamente. «Estas en un bucle, si no estás trabajando, tienes un montón de horas en tu vida en las que no haces nada», comienza explicando. 

Lo dice con conocimiento de causa. En el 2019, le detectaron un tumor entre el camino que une el esófago y el estómago. Su caso era complicado, estaba extendido a otras zonas como el hígado. La operación fue agresiva y estuvo dos meses ingresado. Gracias al ejercicio, pasó de necesitar un andador a jugar al Frontenis todas las semanas. De no poder subir cinco escaleras a correr detrás del autobús. «Para mí, dar la vuelta a la manzana era una cosa inalcanzable», cuenta. 

«Estuve en cuidados paliativos. Si cuando empecé me decías que podría estar en una situación de no tener cáncer —hace un año que terminó el tratamiento— no me lo creería». De hecho, se atreve a decir que, pese a las secuelas, entre las que esté el hecho de no tener estómago, su condición física ha mejorado: «Tengo una mejor forma que antes de estar enfermo». Está convencido. 

El recorrido hasta llegar a este punto no fue tarea sencilla. Pasó del desconocimiento de cómo empezar a descubrir que el movimiento es para él una vía de escape y de salud. Los grupos de actividades con otros pacientes les permiten, tanto a Juan como a Flor, sentirse comprendidos: «Poder hablar con compañeros y compañeras te ayuda mentalmente. Hablas de la enfermedad de una manera muy distinta a cómo lo hablo con mi hermano o con un amigo. Son procesos que solo entiendes cuando estás metido», apunta Juan, quien lamenta que, cuando cuenta que tiene cáncer, la gente se asusta. 

La fisioterapeuta recuerda el caso de Juan, con el que debía tener un doble objetivo. Por un lado, como persona joven que es, había que recuperar la funcionalidad: «Tenía una condición física general muy disminuida y su calidad de vida estaba afectada», apunta.

Por otro, se buscaba tener un progreso: «Hicimos una serie de premisas. Que consiguiese subir las escaleras o dar una vuelta a su calle», explica. Después, avanzaron hacia una tabla de ejercicios más específica. 

Inés López, fisioterapeuta oncológica de la AECC, en A Coruña.
Inés López, fisioterapeuta oncológica de la AECC, en A Coruña. MARCOS MÍGUEZ

La Asociación Española contra el Cáncer ofrece las actividades de forma gratuita para los pacientes, sean o no miembros. 

Orden, rutina y salud

El entrenamiento les da orden mental y la rutina que, en muchas ocasiones, la enfermedad arrebata. Les resta cansancio: «El equipo médico me dijo que si estaba cansada y no hacía ningún ejercicio, lo iba a estar más», precisa. Así, cada vez que pudo, se levantó y se movió: «Siempre me he encontrado mucho mejor. Funcionó», cuenta Flor. 

Inés los escucha atentamente. Ese cansancio al que hace referencia su paciente es la fatiga oncológica, un síntoma característico y muy presente en todo este proceso: «No es un agotamiento de hacer ejercicio, con el cual si descansas, desaparece. Es una fatiga asociada a los tratamientos, y cuanto más activa esté la persona, menos fatigada estará», comenta la experta. 

La fisioterapeuta especializada celebra que cada vez se conozcan más los beneficios del ejercicio, tanto en la prevención del cáncer, como en su efecto. «Lo que les falta muchas veces es una orientación. tienen miedo a hacerse daño, o que pueda interferir en su recuperación». Una preocupación que no se traslada a la realidad. «Siempre que sea adaptado y específico, es compatible con todas las etapas del tratamiento y en todos los tipos de cáncer», destaca. De hecho, las excepciones se cuentan con los dedos de una mano. 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.