Adictas a las drogas, un problema desconocido: «En los estudios no se estudian los resultados separados por sexo»

ENFERMEDADES

La población femenina solo supera a la masculina en el consumo de hipnosedantes con receta y de opioides analgésicos; así es la vida después de una adicción: «Despiertas pensando en consumir»
01 jun 2025 . Actualizado a las 10:51 h.La medicina tiene claro que los trastornos por consumo de sustancias afectan de manera diferente a hombres y mujeres. Si bien la prevalencia es más alta en la población masculina, ellas presentan un perfil más vulnerable y menos probabilidad de iniciar un tratamiento.
La investigación sobre este problema con perspectiva de género va con retraso, como sucede en otras áreas de la atención sanitaria. La doctora Francina Fonseca, directora del Proceso Asistencial de Adicciones del Instituto de Salud Mental del Hospital del Mar de Barcelona, insiste en que la literatura científica que permite sacar conclusiones a este respecto es escasa y «los tratamientos no están orientados a género». Así, cuando en las investigaciones se incluyen a participantes de ambos sexos, «la mayoría de veces no se estudian los resultados separadamente, que tendrían que estar diferenciados», añade la psiquiatra.
Las diferencias también se palpan en el día a día de los pacientes. Rocío Iglesias, trabajadora social de Érguete con una larga experiencia profesional en la recuperación de la adicción a las drogas, cuenta que las usuarias tienen un perfil muy característico. En primer lugar, están más expuestas al juicio, especialmente, si son madres: «Se les criminaliza mucho más que a los hombres cuando tienen hijos».
A ellas también les importan mucho más las relaciones con sus familias y seres queridos. «A la mayoría nos educaron en los cuidados, por eso, tuvimos que hacer un ejercicio de reflexión, de por qué siempre que aparece un hombre ellas abandonan el tratamiento. Es porque se nos educó para la relación», dice. En esta vulnerabilidad entra una cruda realidad, la violencia machista. «El 99 % de las mujeres que nos llegan la han sufrido», lamenta la trabajadora social.
Influencia de las hormonas
Desde una estricta perspectiva biológica, hombres y mujeres no son iguales. La enfermedad, por tanto, tampoco. «Por ejemplo, durante la etapa fértil, las mujeres tenemos unos ciclos hormonales que pueden influir en la respuesta a las adicciones», detalla la doctora Fonseca. En este sentido, se ha visto que los estrógenos están más relacionados con un mayor deseo de consumo de sustancias, «con un mayor refuerzo»; mientras que en la fase menstrual, cuando aumenta la progesterona, esto disminuye. Una reducción que también sucede con el embarazo.
Otra diferencia clave son las sustancias que provocan la adicción y los factores de riesgo o vulnerabilidad que conducen a ella. «En las mujeres suele ser más frecuente este acceso como una forma de paliar las consecuencias negativas que puede tener la depresión, la ansiedad o situaciones de trauma, lo que lleva al consumo patológico de sustancias», explica el doctor Josep Antonio Ramos, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm).
Por su parte, en el hombre es más habitual el inicio de la adicción en la búsqueda de experimentación, en la impulsividad, «en la búsqueda de emociones o, incluso, en la presión social», señala el psiquiatra.
Según el informe Perfil de las adicciones en 2023. La atención a las personas usuarias de la red, elaborad por la Red de Atención a las Adicciones, la mujer atendida en esta red, formada por varias entidades tiene entre 34 y 41 años, cuenta con estudios primarios y está desempleada. Es frecuente que tenga hijos y que presente algún problemas de salud mental. Además, las principales drogas que llevan a solicitar tratamiento son el alcohol, seguido de la cocaína y el cannabis.
Los hombres consumen más sustancias psicoactivas que las mujeres en general. Por su parte, ellas solo adelantan en dos sustancias: hipnosedantes y analgésicos opioides, según la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España 2024 (Edades). Es más, ellos también son más precoces en la edad de consumo, salvo en el caso de los hipnosedantes y opioides, en los cuales ellas se inician antes.
Así, las diferencias por preferencia de consumo siguen siendo notables, aunque cada vez menos. Desde hace unos años, se observa un aumento del consumo de las drogas legalizadas por parte de las mujeres más jóvenes, en concreto, del cannabis, alcohol y tabaco. Se cree que puede deberse a que, como están más aceptadas socialmente, tomarlas no está mal visto. Estos datos dan lugar, según el estudio Hombres, Mujeres y Drogodependencias (Fundación Atenea), a la hipótesis de la convergencia. Un fenómeno que explica que las distinciones entre hombres y mujeres en este sentido se están acortando. Es más, se espera que sigan en esta línea.
Convivencia con otros trastornos
Las mujeres tienen un mayor riesgo de experimentar comorbilidad psiquiátrica, así como consecuencias en lo que a salud sexual y reproductiva se refiere. Existe una relación bidireccional entre el consumo de drogas y padecer otros trastornos mentales, especialmente depresión y ansiedad, algo a lo que todavía no se encuentra una explicación clara. Con todo, «se sabe que en ellas la prevalencia es mucho más elevada que en los hombres, y más elevada de lo que esperaríamos en la población general», precisa la psiquiatra del hospital catalán.
Conocer la posibilidad de que haya una patología dual evita el síndrome de la puerta equivocada: «Permite orientar terapéuticamente mucho mejor a los pacientes, que puede recibir el tratamiento tanto para la depresión como para la adicción en el mismo sitio, y no tiene que ir llamando a distintas puertas y perdiéndose entre ellas», expone el doctor Néstor Szerman, presidente de la Fundación de Patología Dual y psiquiatra del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
A la hora de medir el riesgo, la perspectiva debe ser biológica, psicológica y social. «Respecto al primero, las personas nacemos con una carga genética que nos predispone a tener enfermedades como la diabetes y, también a sufrir adicciones», añade Szerman, quien precisa que estas se suelen acompañar de otras enfermedades psiquiátricas o síntomas mentales.
Por su parte, la genética es una perspectiva de la que cada vez se tiene más información. «Se están genotipando cientos de miles de personas para identificar variantes genéticas que nos ponen en mayor riesgo de tener adicciones y otros trastornos mentales», precisa el experto en patología dual.
Para él, esta visión es fundamental, ya que permite retirar la culpa de quien sufre el trastorno. «Se elige tomar drogas, se elige tomar sustancias, pero nadie elige tener una adicción», destaca. El especialista tiene confianza en que en un futuro haya marcadores genéticos que determinen el riesgo de desarrollar estas adicciones.
Los factores sociales y ambientales también son importantes. «En un país islámico donde el alcohol está prohibido habría muchos menos problemas relacionados con ello», señala. En España, por ejemplo, la ingesta de alcohol está normalizada y, con una carga genética predisponente, es más sencillo caer en una adicción.
Efecto telescópico
Por suerte —mencionan todos los expertos consultados— no todo el mundo que prueba una sustancia se hace adicto. Eso sí, en la población femenina se produce un efecto telescópico, un fenómeno por el cual el uso de sustancias en mujeres progresa en un tiempo más corto hacia problemas de drogodependencias en comparación al hombre. En otras palabras, «las que se vuelven adictas tardan menos que los varones que se vuelven adictos», resume la especialista en psiquiatría. De hecho, aunque todavía hay diferencias en el consumo de hombres y mujeres, las tasas de prevalencia se están estrechando.
Entender mejor el trastorno según el sexo también permitiría entender mejor el tratamiento. «Estos estrógenos pueden interactuar en cómo se metabolizan, en cómo se absorben determinados fármacos, lo cual podría indicar que hay diferentes respuestas terapéuticas a distintos fármacos dependiendo de si eres hombre o mujer», precisa Fonseca.
A la hora de ponerle solución, la población femenina también se encuentra con más barreras, especialmente, por el miedo a que le retiren la custodia de sus hijos, así como por la estigmatización y culpa. «En cuanto llegan, algunos estudios concluyen que se adhieren mejor al tratamiento y otros que tienen un mayor riesgo de recaída. Son cuestiones que todavía no están claras», reconoce la doctora Fonseca. Una duda que viene a reafirmar todo lo que todavía no se sabe acerca de la mujer.
Tratamientos
En la actualidad, el tratamiento del trastorno por consumo de sustancias requiere un abordaje multidisciplinar. «Es muy importante tener un tratamiento psicológico, que puede ser asistir a terapias de grupo, de autoayuda o terapia individual, pero igualmente relevante es tratar de forma conjunta las patologías que haya de base o con fármacos para evitar los síntomas del síndrome de abstinencia», cuenta el doctor Ramos. El psiquiatra destaca que hoy en día existen buenos medicamentos para reducir el craving (el deseo de la sustancia) en personas que tengan dependencia al alcohol, así como otros destinados al riego de recaída y síndrome de abstinencia derivado de los opiáceos.
En esta materia también es necesaria la perspectiva de género. Las mujeres pueden requerir dosis más bajas de algunos tipos de fármacos, debido a su metabolismo, o tener en cuenta los posibles efectos que provocaría tomarlo durante el embarazo.