Vanessa Espinosa fallece a los 31 años por un sarcoma del que existen menos de 200 casos en el mundo

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Vanessa, paciente de sarcoma desmoplásico de células pequeñas y redondas (TDCPR).
Vanessa, paciente de sarcoma desmoplásico de células pequeñas y redondas (TDCPR). GoFundMe

La paciente había recaudado 60.000 euros para someterse a una terapia experimental no cubierta por la seguridad social, pero su cuerpo no respondió al tratamiento

19 jun 2025 . Actualizado a las 19:04 h.

Vanessa Espinosa, la madrileña que en las últimas semanas fue viral por su recaudación de fondos para someterse a un tratamiento oncológico que no estaba cubierto por la seguridad social, falleció este jueves a los 31 años. La paciente había logrado recolectar más de 60.000 euros a través de una campaña en la plataforma GoFundMe para acceder a una terapia experimental destinada a su sarcoma desmoplásico de células pequeñas y redondas (TDCPR, por sus siglas en inglés), un tipo de cáncer muy raro del que existen pocos casos reportados en todo el mundo, según informan desde el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. El hermano de Vanessa ha dado a conocer el fallecimiento a través de las redes sociales, haciendo hincapié en el impacto que ella ha tenido en el curso de la investigación en esta enfermedad.

El diagnóstico

La historia de Vanessa comenzó hace aproximadamente un año. Maestra de educación infantil y con una vida aparentemente normal, un día notó un dolor intenso en la zona de los riñones. Inicialmente no le dio importancia, atribuyéndolo al estrés o al esfuerzo físico. Pero cuando las molestias se incrementaron en frecuencia y persistencia, decidió acudir al servicio de urgencias. Los análisis y la exploración médica revelaron la presencia de un tumor maligno en el hígado y el abdomen.

Tras nuevas pruebas y estudios anatomopatológicos, recibió el diagnóstico de un sarcoma desmoplásico de células pequeñas y redondas. Se trata de un tipo de cáncer extremadamente raro y agresivo del que, según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, se han documentado menos de 200 casos en todo el mundo desde su descubrimiento en el año 1989.

Qué es el TDCPR

Según explican desde la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom), el sarcoma desmoplásico de células pequeñas y redondas es un tipo de tumor que afecta a tejidos blandos, con predominio en pacientes jóvenes, más frecuentemente varones, si bien puede darse también en mujeres. Según estimaciones de las sociedades médicas, la supervivencia global a cinco años se sitúa en torno a entre un 15 y un 30 %.

Habitualmente, este tumor se origina en el abdomen y se caracteriza por un crecimiento rápido. Está formado por pequeñas células redondas malignas que se agrupan en una estructura conocida como estroma desmoplásico, un tipo de tejido conectivo fibroso. Se trata de una enfermedad sumamente invasiva y de alta agresividad, con tendencia a diseminarse hacia el peritoneo, los ganglios linfáticos, el hígado y los pulmones.

La dificultad a la hora de tratar este cáncer radica en el hecho de que existen muy pocos casos documentados, lo que ha dificultado su estudio para el desarrollo de terapias eficaces. Esta escasa prevalencia se suma a la resistencia de este sarcoma a los tratamientos convencionales. Es por esto que no existe un protocolo estandarizado para el manejo de pacientes como Vanessa, de modo que cada caso se evalúa de manera individualizada.

El tratamiento de Vanessa

Tras el diagnóstico, Vanessa se sometió a un tratamiento basado en rondas sucesivas de quimioterapia y radioterapia, así como la inclusión en ensayos clínicos experimentales. Durante meses, su vida transcurrió entre hospitales, sesiones intensivas y períodos de recuperación. Sin embargo, su cuerpo no respondió a estas intervenciones terapéuticas.

Cuando el equipo médico informó a la familia que ya no quedaban alternativas disponibles para probar dentro del sistema público, le recomendaron «volver a casa y disfrutar del tiempo que le quedaba», según describió su hermano. Sin embargo, el entorno de Vanessa decidió impulsar una recaudación de fondos a través de la plataforma GoFundMe, para que se sometiera a una terapia experimental denominada oncothermia, disponible en centros privados y basada en la aplicación localizada de calor mediante ondas electromagnéticas, con el fin de destruir las células tumorales.

La oncothermia busca crear una situación de estrés térmico que altere la membrana de las células malignas y favorezca de este modo su apoptosis, es decir, la muerte celular, sin afectar al tejido sano. No obstante, se trata de una técnica en desarrollo, sin aprobación generalizada como tratamiento estándar por entidades como la Agencia Europea del Medicamento (EMA) o la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), debido a la escasez de estudios que determinen la eficacia de esta terapia.

Una recaudación masiva

Cuando la familia de Vanessa lanzó la campaña, la respuesta de la comunidad fue masiva. En cuestión de semanas, recibieron más de 60.000 euros donados por personas anónimas, vecinos, amigos, antiguos alumnos y compañeros de la paciente. En uno de sus últimos mensajes públicos, Vanessa agradecía con emoción a la «gente bonita» que había hecho posible ese rayo de esperanza.

Aunque documentó los primeros días de tratamiento con esperanza y una leve sensación de mejora, la combinación de oncothermia con sesiones de quimioterapia no resultó ser suficientemente potente como para frenar el avance del cáncer. «Con todo el dolor de mi corazón, siento deciros que mi hermana nos ha dejado esta mañana. La cosa se le complicó estos días y cada vez le costaba más respirar, así que ya está descansando», comunicó su hermano en redes sociales.

Pero el legado de Vanessa continúa. Su familia ha anunciado que el dinero sobrante tras la recaudación de fondos será destinado a la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc), a modo de agradecimiento por el apoyo de esta entidad y también como parte del compromiso de la familia con la investigación y el acompañamiento a otros pacientes.