Antonio Antela, médico internista: «Los varones heterosexuales mayores de 50 años reciben el diagnóstico de VIH muy tarde»
ENFERMEDADES
Tras la polémica que ha reavivado La Revuelta, el experto en infecciones del CHUS aclara que «las personas con VIH pueden mantener relaciones sexuales no protegidas si toman tratamiento antirretroviral»
16 dic 2025 . Actualizado a las 14:39 h.A pesar de los grandes avances de las últimas décadas, que han convertido al VIH en una enfermedad crónica con la que se puede convivir de la misma manera que sucede con patologías como la diabetes, el estigma que rodea al virus sigue presente y la información que se difunde acerca de él no siempre es correcta. Tras la reciente intervención del actor y director Edu Casanova en La Revuelta, en la que habló de esta infección, el programa lanzó un mensaje en redes sociales que contribuyó a reavivar la polémica en torno a esta infección. La cuenta publicó un recorte de las declaraciones Casanova que aseguraba: «Indetectable es igual a intransmisible. Todo el mundo con VIH en España es indetectable. No puede transmitir el virus de ninguna de las maneras. Si no se dice esto mucho, se crea un silencio y un estigma muy peligroso por miedo y rechazo». Un mensaje que omite la importancia de la medicación para frenar la transmisión y pasa por alto la existencia de personas con VIH que aún no han sido diagnosticadas. El doctor Antonio Antela, médico internista, presidente de la Sociedad Gallega Interdisciplinar del SIDA (Sogasida) y coordinador de la Unidad de VIH en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), explica por qué estas afirmaciones no son exactas y repasa la evidencia científica que permite afirmar que indetectable equivale a intransmisible cuando hablamos de VIH.
—¿Qué significa el lema «indetectable=intransmisible» desde el punto de vista médico?
—Lo que quiere evocar este lema es que una persona que tenga infección por VIH, que viva con VIH y que esté tomando tratamiento antirretrovírico correctamente, mantendrá debido a este tratamiento una carga vírica en plasma indetectable de forma continuada. Esto quiere decir que cuando se le haga una prueba de VIH y este no se detecte en el plasma, podremos afirmar que el individuo no transmite el VIH por relaciones sexuales.
—¿En qué evidencias científicas se basa esta afirmación?
—Esto ha sido confirmado hace años. En el 2017 se publicó la primera parte del estudio PARTNER, en el que se incluyeron parejas serodiscordantes, es decir, en las que una de las dos partes tenía VIH y la otra no. Una persona era seropositiva y la otra, seronegativa. La persona con VIH estaba tomando tratamiento y llevaba al menos seis meses con carga vírica indetectable. Y eran parejas que ya tenían relaciones sin protección, no por entrar en el estudio, sino porque era su práctica habitual. Fueron incluidas 3.500 parejas en diez países de Europa. El estudio reunió alrededor de 40 centros, uno de los cuales fue el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, en el que trabajamos. Se siguió a los participantes durante más de tres años, al cabo de los cuales se contabilizaron más de 70.000 relaciones sexuales no protegidas. Durante ese tiempo, y al cabo de esas relaciones sexuales sin protección, no hubo ninguna seroconversión entre las parejas que eran VIH-negativas. Ninguna se infectó. Este estudio tuvo continuación en el PARTNER 2, en el que se incluyó a más parejas homosexuales. Al final, entre los dos estudios se contabilizaron más de 125.000 relaciones sexuales no protegidas y no hubo ninguna transmisión de virus dentro de las parejas. Sí hubo 11 seroconversiones, pero en todas se detectó que el virus que había adquirido la persona que se infectó no era el virus de la pareja, sino que había tenido relaciones fuera de la pareja.
—¿Cómo se puede determinar quién transmitió la infección a una persona?
—Se hace un estudio filogenético. Las muestras de la persona que formaba parte de la pareja y que era VIH-positiva se habían guardado y en estos casos se comparó esa muestra con la de la otra persona que adquirió la infección, y se vio que en todos los 11 casos era distinto.
—¿A qué conclusiones llegaron estos estudios?
—Ha habido un metaanálisis posterior al estudio PARTNER en el que se reunieron distintas investigaciones con el mismo objetivo. Esto incrementó la muestra y siguió sin ser detectada ninguna seroconversión en parejas estables serodiscordantes en las que la persona seropositiva estaba tomando tratamiento antirretrovírico y tenía carga viral indetectable en plasma de forma continua.
—¿Qué riesgos supone la introducción de mensajes contradictorios con respecto al VIH?
—La controversia reciente se debe a que el mensaje se transmitió mal. Se dijo que en España no se transmitía el VIH porque el 96 % de las personas que tienen el virus están en tratamiento. Esto no es así. Desafortunadamente, hay un porcentaje de pacientes, que son alrededor del 10 % en España, que actualmente viven con el VIH y no lo saben. Por tanto, estas personas no están tomando tratamiento, no están diagnosticadas y sí pueden transmitir la infección. No podemos minimizar el riesgo de contraer VIH o hablar de que actualmente no se transmite la enfermedad en el país, porque no es así. Y del otro lado, cuestionar el lema «Indetectable=intransmisible» contribuye a mantener el estigma de las personas que viven con VIH, de que no pueden tener relaciones o tener una vida normal, cuando no es así.
—Recientemente se ha producido un repunte de infecciones de transmisión sexual. ¿Qué impacto ha tenido en los casos de VIH?
—Es verdad que no conseguimos reducir a cero el número de transmisiones de VIH. En el último año hubo algo más de 3.000 nuevos diagnósticos, pero esto no es porque haya habido un repunte de todas las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH. En realidad, el VIH no ha repuntado. Vemos las mismas cifras que van decreciendo lentamente de los últimos años.
—¿El lema «indetectable=intransmisible» ha contribuido a la prevención?
—El lema de indetectable igual a intransmisible es una faceta de lo que se ha dado en denominar el tratamiento como prevención. Si nosotros conseguimos diagnosticar a todas las personas que tienen VIH, si todas esas personas una vez diagnosticadas son incorporadas a los servicios sanitarios y comienzan a recibir tratamiento antirretrovírico, se hacen indetectables. Por tanto, la carga vírica poblacional, es decir, el virus que circula, es mucho menor y esto tiene un impacto directo sobre el número de nuevas infecciones. Al controlar al mayor número posible de personas que viven con VIH y por lo tanto reducir la cantidad de virus que circula, el número de infecciones va a ser menor. Esto se demostró en el año 2010, en un estudio llevado a cabo en Estados Unidos.
—¿Qué otras estrategias forman parte de la prevención actualmente?
—Hay un tratamiento antirretroviral que usamos en personas que no tienen infección por VIH como prevención. Esto es lo que se denomina profilaxis pre-exposición, también conocida como PrEP, por las siglas en inglés. Consiste en administrar una pastilla que contiene dos fármacos antirretrovíricos. Conviene aclarar que esto no sería suficiente como tratamiento antirretrovírico, es decir que no se debe dar a una persona que tiene infección por VIH. Pero las personas que toman esa pastilla para prevenir la infección por VIH, si la toman correctamente, con una eficacia de entre el 85 % y el 100 % en los distintos estudios. Nosotros tenemos cerca de 400 personas recibiendo PrEP en nuestra unidad desde el año 2019, que fue cuando se inició en España su uso, y no hemos tenido ninguna seroconversión. Algunas personas han dicho que debido a esto, como las personas tienen relaciones no protegidas, se ha incrementado el número de infecciones de transmisión sexual. Porque la PrEP protege frente al VIH, pero no frente a otras infecciones de transmisión sexual. En realidad lo que ocurre no es que aumenten, es que se detectan más. Porque estas personas vienen cada tres meses al hospital a recibir el tratamiento y de paso se les hace un cribado de ITS. Si no vinieran al hospital, como muchas ITS cursan de forma asintomática, existiría el mismo número de ITS, solo que estarían no diagnosticadas.
—¿Qué grupos poblacionales están en mayor riesgo de contraer la infección por VIH hoy?
—La posibilidad de adquirir la infección por VIH existe en toda práctica sexual no protegida.
—¿Cuál es el desafío actualmente en la prevención del VIH?
—El diagnóstico tardío, que es algo que no conseguimos reducir, se define como diagnosticar a una persona con una infección por VIH cuando ya tiene sida, es decir, cuando ya ha desarrollado la enfermedad, o bien, cuando tiene menos de 350 linfocitos CD4 por milímetro cúbico. Los linfocitos CD4 son las células diana del VIH. La cifra normal está por encima de 700. Si diagnosticamos por debajo de 350, esa persona tiene más riesgo de tener infecciones y por lo tanto se considera diagnóstico tardío. En España, en los nuevos diagnósticos de los últimos diez años, el porcentaje de diagnósticos tardíos sigue siendo el mismo, alrededor del 45 %. No conseguimos reducirlo y esto es porque en determinados sectores de la población no hay percepción del riesgo.
—¿Por qué no se consigue transmitir la importancia de este riesgo a la población?
—La población sigue asociando el VIH a la prostitución, la homosexualidad o el consumo de sustancias. Esta ausencia de percepción del riesgo hace que el diagnóstico sea tardío en muchos casos, porque las personas no acuden a hacerse la prueba, solo lo hacen cuando se manifiesta la enfermedad. Así como los hombres que tienen sexo con hombres se hacen la prueba de forma regular porque saben que tienen ese riesgo, las personas heterosexuales, sobre todo varones mayores de 50 años, que es el grupo más representado en este diagnóstico tardío, no tienen esa percepción de riesgo, no se hacen la prueba, y solo se les diagnostica cuando llegan e ingresan por una patología oportunista.
—¿Quiénes deberían realizarse la prueba de VIH?
—Si no tienes una pareja estable, si tienes relaciones con múltiples parejas y no son protegidas, tienes riesgo de contraer la infección por VIH, como cualquier otra infección de transmisión sexual. Hay que saber que aunque no curemos la infección por VIH, hoy podemos controlarla perfectamente con un tratamiento sencillo, una sola pastilla o incluso un tratamiento administrado por vía intramuscular cada dos meses, bien tolerado, muy eficaz, que no tiene toxicidad a largo plazo. Por tanto, deja que la persona haga una vida normal y tenga una supervivencia igual a la de la población general. Por eso es importante protegerse en las relaciones cuando uno no tiene una pareja estable para evitar adquirirlo. Y de vez en cuando, no vendría mal que todos nos hiciéramos una prueba de VIH.
—¿Qué mensajes deberíamos llevarnos de esta entrevista sobre el VIH?
—Que las personas que viven con VIH pueden tener una vida plena y hacer una vida absolutamente normal en todos los aspectos, incluido mantener relaciones sexuales no protegidas, si están tomando tratamiento antirretroviral correctamente, y por ello no deben ser estigmatizadas. Y que el VIH sigue existiendo, todos los años diagnosticamos a pacientes.