Ángeles Romero, catedrática de Tecnología de Alimentos: «Hay muchos alimentos saludables que se pueden incorporar fácilmente»

VIDA SALUDABLE

Mari Ángeles Romero, catedrática de la USC.
Mari Ángeles Romero, catedrática de la USC.

La experta asegura que los alimentos saludables pueden reemplazar el 100 % de las opciones que se encuentran disponibles en las máquinas expendedoras

17 dic 2025 . Actualizado a las 14:28 h.

Patatas fritas de bolsa, galletas industriales con envoltorios brillantes, cajas de cereales con personajes diseñados para captar la atención de los más pequeños, bebidas gasificadas y cargadas de azúcar o embutidos preparados con exceso de grasas saturadas y sal. Los ultraprocesados han ido conquistando, en las últimas décadas, más y más terreno dentro del plano del supermercado. Hoy, gran parte de las estanterías los contienen y este tipo de productos constituyen un 30 % de la dieta de los españoles. Una situación alarmante dado el vínculo, cada vez más claro, entre su consumo y el desarrollo de enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad o cáncer de colon. Por eso, el gobierno ha empezado a tomar medidas para desalentar su consumo. La más reciente ha sido el Real Decreto que establece que estos productos solo podrán llegar al 20 % del total de las máquinas expendedoras en los centros sanitarios. La doctora Ángeles Romero Rodríguez, Catedrática de Tecnología de Alimentos y Directora de la Cátedra do Pan e do Cereal de la Universidad de Santiago de Compostela, explica todo lo que debemos saber sobre este tipo de productos.

—¿Qué son exactamente los ultraprocesados?

—No hay una definición oficial, pero se puede entender fácilmente cuáles son a través de algunos ejemplos. Dentro de este grupo están las patatas fritas, la bollería, los refrescos, los zumos industriales azucarados, las bebidas energéticas, las galletas, las chocolatinas, las golosinas y los sándwiches. Todos estos alimentos presentan un contenido elevado de azúcares, de sal o de grasas y por tanto, son hipercalóricos.

—¿Qué opina de la nueva medida que obligará a que el 80 % de los alimentos de las máquinas de vending hospitalarias sean saludables?

—Me alegra mucho, de la misma manera que me alegraron en su momento las medidas que se tomaron para los comedores escolares. Todo lo que tenga que ver con modificar las condiciones para incentivar el consumo de alimentos saludables me parece perfecto. Creo que es una buena medida para empezar, pero yo la llevaría más allá. El 80 % está muy bien, pero si llegásemos al 100 % sería perfecto. Y si además de modificar las máquinas expendedoras de hospitales y residencias incluyera otras, como las que están en sitios como centros deportivos, sería mejor.

—¿Cuáles son algunos problemas de salud asociados al consumo de ultraprocesados?

—Tenemos que poner el foco en los alimentos ultraprocesados porque son muchos los estudios que establecen una asociación entre el consumo elevado de estos productos y un mayor riesgo de padecer enfermedades. Hablamos, fundamentalmente, de enfermedades no transmisibles. Cáncer, patologías cardiovasculares, diabetes u obesidad. Hay investigaciones que relacionan este consumo elevado con más de treinta patologías. Es un problema que nos tenemos que tomar muy en serio e intentar que la base de nuestra alimentación no sea este tipo de productos, que es la tendencia a la que estamos yendo. Por eso, si podemos evitar el acceso fácil y rápido a estos alimentos, estamos yendo por un buen camino.

—¿Qué otros alimentos podrían reemplazar a los ultraprocesados en contextos como los de las máquinas expendedoras, en los que no tienen tanta cabida productos perecederos como la fruta fresca?

—Yo creo que el sector del vending está técnicamente preparado para este desafío y además ya se está moviendo hacia opciones más saludables. Las experiencias y los estudios que hay muestran que, cuando hay políticas claras y apoyo las empresas, se van adaptando. Está creciendo con fuerza la oferta de comida fresca y saludable: ensaladas, platos, frutos secos y frutas. En los centros de trabajo ya existen algunas máquinas específicas para productos frescos y saludables, con un buen control de la temperatura. La limitación pasa más por el cambio del modelo de negocio que por la propia tecnología. Además, hay muchas opciones de alimentos saludables que se pueden incorporar muy fácilmente, que son aquellos que tienen una vida útil más larga. Frutos secos sin sal, fruta desecada, chocolate puro con alto contenido en cacao, que aparte es más saciante que el azucarado, bebidas que no lleven azúcar, piezas de fruta enteras como peras o manzanas. Esos sándwiches envasados que vemos ahora, ¿por qué no sustituirlos por bocadillos con pan fresco de verdad?

—La industria puede adaptarse. ¿Podrán los consumidores, también?

—Hace unos años, en el 2019, dirigí un trabajo de fin de grado con una propuesta de máquina expendedora que llevaba alimentos saludables. Nos dejaron modificar una de las máquinas que había en el campus y pusimos alimentos saludables. La verdad es que tuvo una excelente acogida. Fue bien valorada por todas las personas que habitualmente se acercaban a comprar algo a la máquina. ¿Qué metimos allí? Frutas variadas, chocolates con alto contenido en cacao, frutos secos sin sal, bocadillos. También incluimos varias opciones de vegetales y nos cargamos todas las bebidas que no fuesen agua. El contenido de esta máquina tuvo muchísima aceptación. Es que se acababan los productos. Esta iniciativa la llevó a cabo la exalumna, ya graduada en Nutrición Humana, Marina Perejón, y su trabajo ha sido premiado.

—Una de las medidas que introduce el nuevo Real Decreto es que las infusiones y los cafés de las máquinas no tengan azúcar por defecto. ¿Qué impacto tendrá esto?

—Positivo, porque el cambio es muy importante. La idea central es que tanto el café, como las infusiones o las bebidas calientes salgan de la máquina sin azúcar. Y que el usuario lo que pueda hacer sea añadir el edulcorante de forma racional, pero hasta un máximo de cinco gramos por bebida, que equivale a un sobre pequeño. Esto implica cambios en la máquina, ya que ahora mismo los programas sirven el café o la bebida que sea con azúcar. Se puede reducir la cantidad o eliminarla, pero hacerlo supone un paso adicional y tampoco sabemos cuánta estamos tomando. Esta medida puede contribuir a reducir la ingesta de azúcar en un entorno hospitalario y me parece muy bien, porque estamos consumiendo una cantidad de azúcar elevadísima y ni siquiera nos damos cuenta.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.