Rafael Santandreu, psicólogo: «Es nuestra súper exigencia sobre la vida y sobre nosotros mismos lo que nos vuelve más locos»

Lois Balado Tomé
Lois Balado LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

El psicólogo Rafael Santandreu propone en su libro «Vivir sin miedo» un manual de «autoterapia».
El psicólogo Rafael Santandreu propone en su libro «Vivir sin miedo» un manual de «autoterapia». Xavier Torres-Bachetta | La Voz de la Salud

El terapeuta, célebre por acercar la psicología cognitivo-conductual desde un lenguaje coloquial que no a todos gusta, viene de publicar «Sin Miedo», un manual de «autoterapia» para lidiar con las patologías mentales más comunes

03 feb 2023 . Actualizado a las 16:38 h.

Existen dos Rafael Santandreu: el psicólogo que ejerce de psicoterapeuta en consulta y el autor de best-sellers. Ambos confluyen en esta entrevista a raíz, precisamente, de la promoción del que ya es su quinto libro: Sin miedo (Grijalbo, 2021). En este proceso, el autor ha ido acumulado seguidores fieles, personas agradecidas porque su manera cercana de explicar las patologías mentales más comunes les ha servido para entenderlas y corregirlas; pero también detractores, entre ellos, colegas de profesión. Él es consciente y no esquiva las preguntas sobre por qué él en concreto desata estos sentimietos tan encontrados. No mira el reloj durante una charla que se prolonga durante tres cuartos de hora. «Si te haces esclavo de la aprobación total de la gente, vas a ser muy infeliz», comenta. En ningún momento pone pegas cuando se le pregunta y repregunta sobre los conceptos que, por su peculiar forma de reacuñar conceptos científicos, podrían ser más controvertidos como 'debilidad emocional', 'terribilitis' o 'neura'. Algunos ven en esto un problema, aunque quizás sea su principal virtud: saber llevar (con éxito editorial) la terapia cognitiva-conductual a una esfera más coloquial; lejos de las discusiones académicas. 

—Vivir sin miedo, pero el miedo lo necesitamos. Menudo problema sería vivir sin ser capaces de sentir miedo.

—Exactamente, de hecho se tendría que titular «Sin miedo irracional», para ser más exactos. Eso estaría mejor, porque hay un miedo racional que es muy importante. Pero te he de decir algo: esa herramienta maravillosa que es el miedo, que en realidad es una alarma que nos avisa de los presuntos peligros, se desconfigura con facilidad. Ese es el problema. Es como cuando la alarma de tu coche se pone a sonar con un volumen brutal y a cualquier hora de la noche sin cualquier motivo. Sería una tortura. Eso es lo que le sucede muchas veces al miedo. La gente que tiene ataques de pánico o TOC lo saben muy bien, es una tortura. La buena noticia es que se puede configurar esa alarma de nuevo con facilidad. Y eso se aprende.

—Denomina a su libro como un libro «de autoterapia», que no de autoayuda. ¿Busca evitar este término?

—Claro, a ver, en realidad sí que es autoayuda. Cualquier cosa que te ayude es autoayuda. Lo que pasa que, según mi opinión, la mayoría de libros de autoayuda son bastante malos. Lo que aconsejaría a la gente que acude a todo tipo de libros de divulgación, es que recurra a aquellos que se basen en contenido científico contrastado. Porque es cierto que en el género de la autoayuda, diría que la mayoría, son infumables. Hay muy pocos que realmente sean fiables y eficaces.

—Muchas veces esa etiqueta de 'autoayuda' nos hace levantar sospechas, pero por otra parte no todo el mundo se puede permitir pagar 70 euros semanales en una psicoterapia.

—Totalmente. Además, el trabajo psicológico lo puedes hacer contigo mismo. Por ejemplo, el tema de los ataques de pánico, que es algo muy serio y que trastorna la vida de muchísimas personas. Hay gente que logra salir de eso intuitivamente, ni siquiera tuvieron un manual que les indicó cómo hacerlo. Ellos mismos, intuitivamente, vieron la salida. Se dieron cuenta por pura lógica de que si le dejaban de tener miedo a esas sensaciones se iban a curar. En el libro recojo unos 20 testimonios de personas que superaron, tanto el TOC como los episodios de ataque de pánico. Más o menos el 50 % lo hicieron solos y el otro 50 % de esos testimonios lo hicieron con ayuda de un terapeuta. Hay algún caso que lo hicieron intuitivamente, ni siquiera tuvieron un libro o un manual. 

—Una de las cosas que dice es que los ataques emocionales no son fisiológicos, pero sabemos que en un ataque de ansiedad hay un importante número de eventos fisiológicos. Una cascada de neurotransmisores que provocan cambios en la frecuencia cardíaca, un aumento de la sudoración, visión en túnel, etc. ¿A qué se refiere cuando dice que «no son fisiológicos»?

—Este tema en concreto es muy interesante, aunque complejo. En el caso de los ataques de pánico no es que tu cerebro funcione mal. Es una 'trampa mental' en la que todo el mundo puede caer. No es un problema bioquímico; es una 'trampa mental'. En el caso del TOC, parece ser que sí que hay una predisposición a padecerlo, pero aún así se puede curar con ejercicios mentales. No necesitas, en muchísimos casos, psicofármacos. Esa es la cuestión. Lo importante es saber que, mayormente, el problema de los trastornos de ansiedad son 'trampas mentales'. Por lo tanto, la mejor solución es salir de esta trampa mediante un trabajo mental; reeducar a la mente. Esa es la solución más profunda, más definitiva. Porque si lo haces con psicofármacos, que también se puede seguir esa vía, por nuestra experiencia pensamos que no es la cura más profunda y definitiva. 

—Que son un parche, vaya.

—Bueno, un parche, o que puede ser que no te lo resuelva y que vuelvas a recaer. Es verdad que los psicofármacos tienen su papel, por supuesto que son útiles, pero nuestra experiencia nos dice que es mejor intentar hacerlo sin psicofármacos. Y si te apoyas con psicofármacos, hacerlo lo menos posible; apoyarse más en el trabajo mental o emocional de neuroplasticidad, de transformar tu cerebro.

—Pues según datos del Ministerio, las patologías del sistema nervioso central son las que requieren más atención farmacológica de entre todos los problemas clínicos anatómicos; los psicolépticos ocupan el segundo lugar en las recetas más dispensadas por la Seguridad Social suponiendo el 9 % del total, solo por detrás de los analgésicos. Quiero decir, se toman mucho.

—No solo es que se tomen mucho, sino que creo que casi todos los que ahora mismo trabajamos en salud mental estamos de acuerdo en que hay un abuso del psicofármaco en España. De hecho, España es el país que tiene el récord de consumo de tranquilizantes del planeta. Esto, sin duda alguna, es una anomalía. Eso indica claramente que hay un abuso. En países como Alemania, Reino Unido o Estados Unidos hace años ya que le han puesto coto de una manera mucho más decidida, sobre todo de los tranquilizantes. Porque el problema de los tranquilizantes es que, para estos trastornos de ansiedad, producen un efecto paradójico. Por una parte te calma, eso es verdad; pero le transmite a tu mente que hay algo que temer, por lo tanto el miedo aumenta por ese efecto psicológico del fármaco. Tienen su papel en un momento de crisis puntual, pero actualmente los especialistas no recomiendan el uso de tranquilizantes como primera elección para los trastornos de ansiedad. Hay que tomar otra cosa. O nada. 

Los tranquilizantes o ansiolíticos son el principal grupo de tratamiento farmacológico entre la población con problemas de salud mental. Debemos destacar dos familias: los propios ansiolíticos y los hipnóticos. Entre los ansiolíticos, el más recetado es el lorazepam (el famoso Orfidal); también el bromazepam (Lexatin). Estos solo se deberían utilizar en momentos puntuales de ansiedad. Los hipnóticos, por su parte, son otra familia dentro de este grupo y su misión es inducir el inicio del sueño. No son medicamentos que sirvan para tratar la ansiedad durante el día. Todos los ansiolíticos e hipnóticos anteriormente mencionados pertenecen al grupo de derivados de las benzodiazepinas

—Según tengo entendido, la primera línea de tratamiento de trastornos de ansiedad en muchos casos es esa combinación de tranquilizantes (benozdiazepinas) durante un período breve de tiempo con inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (antidepresivos).

—En ese caso, así como lo has descrito, no está tan mal. Ahí se da temporalmente el tranquilizante y el fármaco de primera elección sería el antidepresivo. Eso estaría mejor hecho. Pero yo te aseguro que lo que vemos en la práctica clínica, es que muchísima gente con trastorno de ansiedad, toman ansiolíticos de manera crónica sin hacer psicoterapia. Eso es lo que encontramos que no es lo mejor. En España todavía estamos por resolver este desajuste. 

—Dice en el libro que, en caso de padecer TOC o ansiedad, debemos alegrarnos de no padecer ninguna «enfermedad orgánica». En un momento en el que se trata de igualar la importancia de la salud mental con las patologías más orgánicas, ¿no supone quitarle cierto peso a las patologías mentales?

—Claro, si quieres hacer esa lectura... No se trata de quitarle peso o no quitarle peso. Es cierto que un TOC puede ser tan invalidante como cualquier otra cosa y llevar a la persona a pensar en el suicidio. Sí que es un problema serio. Pero aquí, el matiz que pongo, es que el TOC se puede superar y que, en buena medida, tú puedes hacer mucho. En cambio, en otras enfermedades de la vida, no tienes mucho para hacer. Eres un sujeto más pasivo. En ese sentido podemos decir «qué bien que puedo contribuir a superar mi problema». En los trastornos de ansiedad, la persona puede aprender a salir de esa 'trampa mental' y eso es una gran noticia. Mucha gente piensa que no y, a veces cuando uno está inmerso en un trastorno de ansiedad, es común pensar que no se va a curar nunca. Uno de los primeros mensajes de este libro es que te puedes curar. Cientos de miles de personas lo han hecho en todo el mundo y ese es el primer mensaje de esperanza importante. Incluso cuando llevas padeciendo estos trastornos desde hace muchísimos años. En el libro hay un testimonio de una paciente llamada María José —disponible en el canal de YouTube de Rafael Santandreu en este enlace— que había tenido ataques de ansiedad diarios durante 30 años. Ella cuenta que tomaba siete u ocho ansiolíticos cada día, estaba muy enganchada, y aún así tenía ataques de pánico. Explica que tardó tres años en curarse del todo y su caso es muy interesante porque es una persona que durante toda su vida adulta, desde los 20 a los 50 años, sufrió ataques de ansiedad diarios y ahora no tiene ninguno. Este es el primer mensaje: aunque lleves muchos años, esto se puede curar. Por eso creo que los testimonios son tan importantes en el libro. 

—Usted, en este libro, habla mucho del TOC. Quizás, dentro de toda esta familia de problemas mentales, sea el más desconocido. Incluso bromeamos y llamamos TOC a pequeñas manías que tenemos y que en absoluto son patológicas.

—Es el más desconocido, porque el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), aunque lo tienen una de cada 50 personas, por tanto tiene una prevalencia enorme. ¿Por qué entonces es tan desconocido? También se le llama el 'trastorno secreto', porque las personas que tienen TOC no quieren que nadie sepa esto porque no quieren que les traten de locos. Por eso es tan bonito que se atrevan a dar la cara los más de 120 testimonios que he recopilado. Hay médicos, empresarios y todo tipo de personas. Y a ellos les cuesta, pero ganan las ganas de ayudar a otros que están en este pozo donde estuvieron ellos. Es una cosa hermosísima. El primer objetivo de este libro es que la gente sepa que no está solos. Y segundo que se cura, porque mucha gente no lo sabe.

—Usted cuenta con una legión de fans, pero hay gente que le da mucha caña, ¿qué le diría a los críticos?

—No me meto. Todo el mundo tiene derecho a tener opiniones diferentes sobre cual es su visión de la salud emocional y todo es respetable. No me meto en absoluto. Me parece normal y lógico que la gente sea escéptica. Y hacen bien en ser escépticos. Pero también pasa con la salud médica. Tanto en la salud médica como en la emocional, hay mucha desinformación. La gente tiene derecho a ser crítica. Me parece bien.

—Algunas de las cosas que he visto que le critican es el hecho de usar términos como 'debilidad emocional'. ¿Tener ansiedad es de personas débiles? ¿Es nuestra culpa tener ansiedad?

—No. Fíjate que otro de los mensajes del libro es que todo el mundo puede caer en una 'trampa mental' como son los trastornos de ansiedad. De hecho, en los testimonios que yo recojo, tanto en el libro como en mi canal de Youtube, hay gente muy fuerte, muy talentosa y súper capacitada. Hay cuatro médicos, varios empresarios, agentes de la ley condecorados... No tiene que ver con ser débil, fuerte, capaz, incapaz, ser inteligente o no serlo.

—Si yo lo digo por el término que usa: 'debilidad emocional'

—Nosotros podemos caer en una 'trampa mental' que nos deja impedidos, débiles a nivel emocional, pero no significa que nosotros los seamos. Es como si coges una gripe. Te va a dejar débil físicamente, lo cual no significa que tú, intrínsecamente, seas una persona débil. Al revés, uno de los mensajes del libro es ese: que todo el mundo puede caer. Pero la buena noticia es que todos podemos salir si conocemos el camino de salida.

—Habla de 'terribilitis' y 'necesititis'; de exponerse, aceptar y flotar. Son términos que nunca nos encontraremos en un artículo científico de una revista de psicología. ¿Ayudan estos términos a acercar la psicología a la población por encima de términos más técnicos?

—Piensa que si tú quieres acercar una metodología a la gente, tienes que dejar de usar palabrejas técnicas que usamos en el ámbito científico, porque la persona no las va a entender. En círculos más académicos, esas palabras nos vienen bien porque nos hacen ir más rápido a la hora de trabajar entre nosotros, pero hay que hacer un esfuerzo por parte de las personas que trabajamos en la salud y en la ciencia, de hacer el trabajo contrario cuando tratamos de acercarnos a la gente. Tienes que hacerte entender con facilidad porque si no se da mucho esa problemática de que la gente no se siente entendida en el médico o en el psicólogo. Hay esa parte, que es muy importante en salud en general, de saber acercarte a las personas si quieres ayudar. Es necesario utilizar un lenguaje entendible por todos. 

—Pero supongo que hay cosas que le habrán provocado disgustos. Que un terapeuta tan famoso como usted se refiera a Allen Carr, una persona sin formación específica en psicología —autor del célebre libro «Es fácil dejar de fumar si sabes cómo»— como un «genio», supongo que levantará ampollas. 

—Yo soy muy fan de Allen Carr, del método que él creó para dejar de fumar, pero su metodología está comprobada científicamente y hay una universidad británica que le ha otorgado la mayor eficacia, comparativamente hablando, de entre todos los métodos que conocemos, incluido el farmacológico, para combatir el tabaquismo. Esto se ha publicado en una revista científica. De todas maneras, sobre el tema de las críticas, hagas lo que hagas, vas a tener un porcentaje de críticas. Es normal.

—Y que al final, por encima del tipo de terapia, lo que mejor predice el cambio de la persona es la relación y la vinculación con su terapeuta. La variable más importante es la relación terapeuta-paciente, primero de psicología.

—Por ejemplo. Esta es la parte más importante del éxito terapéutico. Pero bueno, sobre las críticas uno tiene que entender que es imposible gustarle a todo el mundo. Si te haces esclavo de la aprobación total de la gente vas a ser muy infeliz. Uno, es imposible; dos, ni siquiera es conveniente porque viviríamos en un mundo cuadriculado y dictatorial. Está muy bien que haya parte de críticas, incluso críticas equivocadas. No pasa nada. Siempre hay gente que aprecia lo que haces. Ser esclavo de la aprobación de los demás es un problema que hay que superar. 

—Usted ha vivido en sus propias carnes esto de las 'trampas mentales', es un buen ejemplo de que todos podemos caer en problemas de ansiedad. Porque supongo de que si algo dispone usted, es de herramientas para la prevención.

—En mi primer libro, «El arte de no amargarse la vida», yo explicaba una etapa neurótica, cuando tenía aproximadamente 27 años, en la que realmente me di cuenta de que me estaba amargando la vida. Tenía ansiedad. En ese caso, era porque, sin darme cuenta, me quejaba de todo. Y al mismo tiempo me hiperexigía locamente. Tener éxito, una relación de pareja... 10.000 cosas que me estaban amargando la vida. Me quejaba de todo. Yo tuve la fortuna de descubrir la psicología cognitivo-conductual, en aquel caso me la autoapliqué con mucha profundidad y eso transformó mi vida por completo. De hecho, decidí que quería ayudar a otros, a difundir esta maravilla que es la psicología cognitivo-conductual. Esta fue mi experiencia. ¿Cómo uno se protege dedicándote a esto? Si te vas a dedicar a ayudar a los demás en este ámbito, tienes que haberte trabajado tú muy mucho y muy bien para que no te afecte. Pero bueno, es un buen ejercicio personal.

—Y a nivel de la población general, si tuviese que elegir un consejo para prevenir estos problemas, ¿cuál sería?

—En general, si me preguntas por un solo consejo para la salud emocional global de la gente, sería dejar de exigir y exigirse tanto. Dejar de exigirse a uno mismo ser perfecto y dejar de exigir al planeta y a los demás que lo sean también.

—Lo que pasa es que, en ocasiones, son los ambientes los que nos exigen a nosotros.

—Pero fíjate. Generalmente, incluso en el caso del estrés laboral, está comprobado que la parte más importante es el que nos autoimponemos.Es muy fácil ver la prueba. Hay personas que en el mismo puesto de trabajo que el tuyo, no viven ese estrés. Y cuando indagas por qué, ves que ellos no hacen suya esa autoexigencia. Y pasan dos cosas increíbles: la primera, que no evidencian el estrés; y segundo, que rinden mejor. Esto lo vemos muy claro en clínica. Es nuestra súper exigencia sobre la vida y sobre nosotros mismos y el entorno lo que nos vuelve más locos. Si solo pudiese dar un consejo sería trabajar eso. Esto también se puede traducir de otra manera: que actives la renuncia. Es una palabra que puede sonar un poco antigua, casi a religión, pero que nosotros vemos que es muy importante. Debemos renunciar para tener libertad emocional. Oye, pues si no soy tan guapo, si no tengo tanta seguridad económica, si no tengo toda la salud deseable, puedo ser feliz igual. Activar la renuncia.

—El 14 % de la población española tiene insomnio. Es muchísimo. Usted en el libro expone métodos bastante curiosos.

—Hay diferentes tipos de insomnio, pero buena parte del que sufren las personas es el que se produce porque la persona tiene miedo al hecho de no dormir. Cogen tanta aversión y miedo al hecho de no dormir que eso les impide hacerlo. La solución trata de no sufrir tanto si no duermes, no tenerle miedo. Todo lo que te conduzca a eso, paradójicamente, va a eliminar ese insomnio. La técnica que enseñaba Giorgio Nardone, el célebre psicólogo italiano, es que, si no puedes dormir, te pongas a hacer algo útil y te olvides del problema. Va en esa dirección. Otra técnica es hacer prácticas de no dormir a propósito durante toda la noche. Comprobamos de manera constante que esto es mano de santo.

—Ya para terminar y con todo lo que hemos hablado sobre críticas de compañeros de profesión, casi a modo de chanza, ¿hay alguna vez en el que dos psicoterapeutas estén de acuerdo sobre un mismo caso?

—En el mundo de las psicoterapias, hay muchas escuelas diferentes. Incluso contradictorias en las que nos quitamos la razón los unos a los otros muy vehementemente. Esto es así. En la psicoterapia, hay mucha divergencia. Creo que los psicólogos, y yo estoy en esa línea, debemos hacer un esfuerzo para trabajar más conjuntamente y no subrayar tanto las diferencias metodológicas que tenemos. Yo estoy intentando desde hace años hacer un trabajo para no caer en el error de deslegitimar las escuelas de psicología diferentes, sino todo lo contrario.

—Claro, es que las diferencias no aparecen porque unos defiendan el psicoanálisis y los otros la cognitiva-conductual. Es que dentro de la psicología conductual existen incontables enfoques diferentes. 

—Sí. Se calcula que existen al menos 500 escuelas de psicoterapia diferentes, así que imagínate. Es una realidad y creo que podemos dar ejemplo al conjunto de la población intentando ser más inclusivos, aprendiendo de los demás, no teniendo miedo a visiones diferentes o a propuestas diferentes. Eso existe, parece que una visión diferente te deslegitimase. Simplemente tiene una visión diferente. Analízala, ve y aprende. Esto sucede en nuestra profesión y creo que en todas en realidad. 

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.