Qué es la piromanía: «El acto de prender fuego a algo viene seguido de una sensación de alivio»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Bomberos de Málaga sofocan un incendio en Erosa, A Gudiña.
Bomberos de Málaga sofocan un incendio en Erosa, A Gudiña. VÍTOR MEJUTO

Los expertos señalan que se trata de un impulso incontrolable y repentino de prender fuego que no responde a una motivación económica, ideológica ni personal

27 ago 2025 . Actualizado a las 11:07 h.

La ola de incendios que ha arrasado todo el territorio español ha reavivado la pregunta: ¿quién está detrás de las llamas? Desde el sector sanitario advierten que no debemos confundir la quema como un acto deliberado por parte de un incendiario que tiene una motivación económica o personal con las acciones de un individuo con un trastorno mental tipificado en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), como lo es la piromanía. Si bien destacan que la mayoría de los incendios son causados por negligencias o descuidos, existe un porcentaje de ellos atribuibles a fuegos intencionados. Pero detrás de estos no suele haber individuos afectados por trastornos de salud mental.

La piromanía, a diferencia de otros actos de incendio intencionado, no responde a intereses económicos ni a venganzas personales, sino a un trastorno del control de los impulsos reconocido por la psiquiatría. En este contexto, el pirómano siente una necesidad irresistible de provocar fuego y experimenta una sensación de liberación o placer al hacerlo, sin perseguir beneficios materiales.

Qué es la piromanía

De acuerdo con los criterios del DSM-5, la piromanía es un trastorno mental que entra en la categoría de los trastornos destructivos, del control de los impulsos y de la conducta. «El pirómano siente excitación o una cierta tensión antes de efectuar los actos. Son personas que se sienten fascinadas por el fuego, que ejecutan esos incendios sin una razón de fondo: ni económica, ni social, ni ideológica. Su única motivación es obtener placer o gratificación, tanto provocando el fuego como presenciándolo», explica la doctora Dolores Seijo, profesora de Psicología Criminal en la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y presidenta de la Sección de Psicoloxía Xurídica del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.

Se trata de una enfermedad que condiciona alteraciones del comportamiento, de modo que el paciente experimenta una urgencia o necesidad de prender fuego a objetos determinados, sin que haya detrás un motivo concreto. «Una característica clave del pirómano es que cuando actúa, se queda en el sitio a ver el incendio, porque lo que siente es esa presión interna por ver cosas arder. Sin embargo, normalmente actúan contra cosas pequeñas, contra objetos de su propiedad», describe el doctor José Ramón Silveira, presidente de la Asociación Gallega de Psiquiatría y especialista del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de A Coruña (Chuac).

Lo que distingue al pirómano de cualquier otro individuo que pueda provocar un incendio es que las acciones del primero no son premeditadas. «Siente una tensión interna creciente y de repente se da a quemar. No es algo pensado o planificado, sino un impulso que le desborda y le lleva a tener esa conducta. De repente, siente que tiene que prender fuego a algo, normalmente a algo que tenga cerca. Y este acto viene seguido de una sensación de alivio, de descanso. El paciente se siente a gusto y se queda observando las llamas», caracteriza Silveira.

@lavozdelasalud

Qué es la piromanía (y qué no) #saludmental #aprendecontiktok #parati #CapCut

♬ sonido original - La Voz de la Salud

Diagnosticar un caso de piromanía no es sencillo. «La persona es consciente de que su conducta no es adecuada, por lo que tratará de esconderla o disimularla», señala Seijo. No obstante, la experta apunta que el DSM-5 establece una serie de criterios que deben cumplirse para diagnosticar la piromanía:

  • En más de una ocasión, la persona ha provocado incendios deliberada y conscientemente.
  • Sentimientos de tensión o excitación emocional antes de provocar el fuego.
  • Fascinación, interés, curiosidad o atracción por el fuego y sus situaciones relacionadas (por ejemplo, herramientas, usos, consecuencias).
  • El acto no se realiza con fines monetarios, como expresión de ideología sociopolítica, para ocultar actividad criminal, para mejorar el entorno personal ni en respuesta a un delirio o alucinación.
  • La conducta de la persona no puede explicarse mejor por otro trastorno mental, discapacidad intelectual u otra condición médica.

Incendiarios o pirómanos

A pesar del placer que el individuo obtiene a través de esta conducta, Seijo observa que en algunos casos, es posible que «tras el incendio, estas personas presenten un gran malestar, es común que se manifieste algún comportamiento de tipo autodestructivo, incluso ideación suicida». Es frecuente que el trastorno de piromanía presente comorbilidad con otros.

Gran parte de las personas pirómanas pueden tener problemas con el consumo de bebidas alcohólicas, lo que puede facilitar la comisión de los hechos. Del mismo modo, la piromanía puede compaginarse con un trastorno de la conducta, de la personalidad antisocial o un trastorno depresivo.

Por este motivo, Seijo explica que «desde una perspectiva amplia, podría ser exacto decir que todos los pirómanos son incendiarios, pero no todos los incendiarios son pirómanos. La persona con piromanía presenta una motivación sujeta a una patología relacionada con el fuego. El resto de los incendiarios no pirómanos presentan una motivación más concreta, bien para obtener un beneficio o para perjudicar a otro. Por tanto, la diferencia principal entre un pirómano y el resto de los incendiarios es la motivación a la hora de actuar».

El incendiario no pirómano, que incendia, abrasa, quema o incinera, comete un acto que no surge de manera espontánea o indeliberada, sino que se inscribe en un proceso anterior «de premeditación, cálculo, planificación, intencionalidad y preparación intensa», caracteriza la experta.

Una patología infrecuente

La incidencia de pirómanos en la sociedad es muy baja. Del total de la cifra de incendiarios, se estipula que alrededor del 1 % de ellos presentan este trastorno mental. «Galicia no es una excepción», señala Seijo.

«Nunca he visto a un paciente presentarse en mi consulta diciendo que tiene ese problema ni tengo conocimiento de que les haya ocurrido a otros compañeros, porque es una patología poco frecuente. Lo que sí que es más frecuente es que una persona que tiene otras patologías graves, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, debido a esta enfermedad pueda tener un síntoma pirómano. En estos casos, los pacientes, en su exaltación eufórica, pueden llegar a creer que tienen que cumplir con una misión que les obliga a generar fuego. Esto sí es algo que he visto», observa Silveira.

El experto incide en la importancia de no confundir la figura de alguien que provoca un incendio con la de un pirómano. «Es mucho más frecuente que un incendio se produzca de manera intencionada por parte de una persona que actúa por venganza, vandalismo o interés económico. Siempre hay que remarcar esto, porque hay que disminuir el estigma de la salud mental y esto implica comprender que esos actos generalmente no tienen nada que ver con la patología mental. No son los enfermos mentales los que están quemando nuestros montes», subraya Silveira.

¿Se puede rehabilitar un pirómano?

El doctor Silveira asegura que, cuando el cuadro involucra una patología mental, es posible modular la conducta mediante psicoterapia y tratamientos farmacológicos. «La terapia es lo que más puede ayudar. Pero, en algunos casos, cuando se ha producido un daño grave y ha habido consecuencias legales y una pena para el individuo, este suele ser un freno conductual importante que contribuye a que el paciente acceda al tratamiento y consiga controlar esos impulsos de manera más efectiva, incluso aunque sigan teniendo síntomas menores, porque hay un freno conductual asociado al temor», describe.

«Es importante, reconocer los síntomas, en ocasiones es la familia o los convivientes quienes los detectan, y someterse a terapia eligiendo los profesionales clínicos especializados. Ponerse en manos de profesionales de la salud mental y de psicólogos clínicos especializados, será la mejor medida», indica Seijo.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.