Así es el abecé de las urgencias pediátricas: «Tenemos padres que vienen pidiendo antibiótico y otros que se resisten a administrarlo»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Un doctor sostiene a un niño en consulta.
Un doctor sostiene a un niño en consulta. iStock

Entre las consultas más frecuentes se encuentran las infecciones respiratorias, traumatismos y gastroenteritis

05 jul 2024 . Actualizado a las 13:04 h.

Uno de cada cuatro niños en nuestro país es atendido por un médico de familia y no por un especialista en pediatría. «Un dato importante porque debemos conocer cómo atender a esos niños», asegura María Sanz, médico de familia del área de conocimiento clínico de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Fue la encargada de impartir, junto con su compañera Carmen Sánchez, un taller sobre las claves y soluciones prácticas para este tipo de consultas en el 30.º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia que se celebró hace unos días en A Coruña. 

Las urgencias pediátricas cambian con las estaciones

«Muchos médicos de familia vemos niños constantemente, tanto en nuestra consulta de primaria como en urgencias. Tenemos que conocer cuáles son las patologías más frecuentes y saber tratarlas», asegura Sanz. Entre ellas, considera que las más frecuentes son las agudizaciones asmáticas, al igual que infecciones del tracto respiratorio superior. Le sigue la fiebre, sin un foco reconocido. «La gastroenteritis y traumatismos que puedan ocurrir en casa o fuera de ella», añade. 

Como es lógico, se dan variaciones estacionales. «Las infecciones respiratorias como otitis, laringitis y catarros, son más frecuentes en invierno. Sabemos que la bronquiolitis se produce más en los meses de frío», explica la doctora. En cambio, las gastroenteritis son más frecuentes en verano, al igual que las caídas accidentales o las agudizaciones por asma. «Hemos estado estos días fatal porque ha habido un repunte de polen, con mucha alergia, porque muchos de los asmáticos son alérgicos y se agudizan en primavera». 

El ABC de las urgencias pediátricas o cuándo derivar

¿Cómo saber si hay que derivar al pequeño a urgencias hospitalarias? «Tenemos el triángulo de valoración pediátrica», responde la doctora. De una forma «muy visual y rápida, se valora al niño casi tan pronto como entra por la puerta». El ojo clínico. «Incluso puede estar en los brazos de los papás, o cerca, y no es necesario tocarlo. Esta pequeña valoración nos va a permitir tomar medidas rápidas sobre qué tenemos que hacer, prioridad de tratamiento y actuación», amplía. 

La primera clave según Sanz es fijarse en su apariencia: «Si el niño está caído, no interacciona, si responde a los estímulos, mirada fija o perdida. O si es capaz de hablar o no, cuando se trata de niños más mayores». 

Posteriormente, el foco recae en cómo se encuentra su sistema respiratorio. «Nos fijaríamos en si le oímos ruidos respiratorios, sibilancias sin auscultar, complejidades». El último lado del triángulo es el ámbito circulatorio: «Cuál es el color del niño, si está muy pálido, si tiene la piel parcheada, todo eso serían signos de alarma de que se encuentra grave». 

Si alguno de estos tres factores se encuentra alterado, se requiere una atención urgente y específica. «Otro aspecto importante es si existe una patología previa. No es lo mismo un niño sano a otro con una cardiopatía congénita, una fibrosis quística o alguna otra enfermedad importante», amplía. 

La fiebre

«La fiebre como tal no la tratamos», afirma la doctora. Es un síntoma de muchas infecciones, «pero estas situaciones, inicialmente, aunque exploremos no vamos a ver nada; hay que dejar que pasen las horas para poder ver cómo evoluciona». 

Si oscila entre los 37ºC y los 37,9ºC, entonces será febrícula. En cambio, se considera fiebre cuando supera los 38º. Dentro de esta, también existen categorías. Entre 38ºC y 39ºC, es fiebre moderada. De los 39ºC a los 40ºC, fiebre alta. Y si pasa de esta última cifra, muy alta.

«Si el niño evoluciona bien, no hay que ir corriendo al médico, podemos darle un antitérmico. Lo importante es que los padres conozcan los criterios de gravedad o alarma», afirma Sanz. Y los enumera: «Si está malito y no quiere comer, no moja el pañal, no quiere beber agua o no tolera líquidos; ahí sí que hay que ir a urgencias», sostiene Sanz. En caso de que esta se de en lactantes, sí se debe acudir sin ningún atisbo de duda a urgencias pediátricas para una valoración del pequeño. 

La problemática de los antibióticos 

La doctora remarca la problemática que existe con el uso de antibióticos: «No se deben utilizar de forma generalizada e indiscriminada porque la mayoría de infecciones respiratorias en niños y adultos tiene un origen vírico y, por lo tanto, no van a ser eficaces». Las consecuencias a largo plazo son preocupantes: «La resistencia a los antibióticos, la aparición de microorganismos que no responden a los antibióticos habituales y que es un gran problema en el ámbito de la salud pública. Por supuesto existen infecciones bacterianas que van a requerir antibiótico, pero no todas». 

En su consulta, existen dos vertientes: «Padres que piden el antibiótico y otros que no lo quieren casi bajo ningún concepto. Se debe tener cultura sobre el uso de los mismos». La profesional de la SEMG, alerta: «Se están creando muchas resistencias y va a ser un problema peor que la pandemia del coronavirus». 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.