¿Por qué Galicia y Asturias quieren frenar el consumo de bebidas energéticas en jóvenes?: «Muchas duplican las cantidades máximas seguras de taurina»

Cinthya Martínez / Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Los jóvenes son los principales consumidores de bebidas energéticas.
Los jóvenes son los principales consumidores de bebidas energéticas. iStock

Los expertos celebran que estas comunidades estén camino a prohibir su venta y su consumo para los menores; en el caso gallego, hasta los 18 años, y en Asturias, hasta los 16

30 jul 2025 . Actualizado a las 20:11 h.

La Xunta de Galicia ha dado un paso firme en la protección de la salud de los menores y ha anunciado este lunes que enviará al Parlamento autonómico el proyecto de ley que convertirá a la comunidad en la primera de España en prohibir la venta y el consumo de dispositivos vapeadores (cigarrillos electrónicos) y bebidas energéticas a menores de 18 años. La medida podría estar aprobada en Galicia antes de que finalice el año y es un intento de resguardar la salud de los jóvenes durante una etapa en la que son especialmente vulnerables a algunos de los efectos de estos productos. productos. Ayer, el gobierno asturiano anunció que emprende la misma senda y prohibirá en la comunidad la venta de bebidas energéticas a menores de 16 años anunciando medidas sancionadoras para quienes incumplan la normativa.

«Tanto los cigarrillos electrónicos como este tipo de bebidas, con altas dosis de cafeína y en muchos casos azúcar, pueden provocar riesgos tóxicos en este grupo poblacional, pero también en adultos. Por eso creo que también hay que hacer énfasis en la educación, en que no se tome a la ligera el consumo de estas sustancias que realmente entrañan riesgos», señala el profesor Manuel López-Rivadulla, catedrático emérito de Toxicología del Servicio de Toxicología Forense en la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

«Esta medida nos parece estupenda. Es algo que nosotros llevamos mucho tiempo exigiendo y ojalá se llegue a ver en todas las comunidades», coincide la doctora Paula Armero, pediatra y coordinadora del Comité de Salud Mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Bebidas energéticas, más allá de la cafeína

Las bebidas energéticas llevan años creciendo en popularidad entre los más jóvenes, con el apoyo de patrocinadores como influencers en plataformas como Twitch o YouTube que se dirigen a ese público. Existe una variedad cada vez mayor de marcas, sabores y formatos de este tipo de productos. Si bien sus sabores y sus presentaciones se puedan parecer bastante, una bebida energética no es lo mismo que un refresco. Y aunque en ambos casos se desaconseja el consumo habitual, las primeras no deberían formar parte de la alimentación de los más jóvenes ni siquiera ocasionalmente, según advierte la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan).

«La cafeína está presente en cantidades muy grandes. Este exceso busca fundamentalmente mantener la vigilia, pero puede contribuir a problemas cardiovasculares. La cafeína aumenta la presión arterial y en personas susceptibles puede ser un riesgo importante», señala López-Rivadulla. Pero este ingrediente no es el único problemático. «Tanto la cafeína como el azúcar pueden ser estimulantes para los menores y, encima, en muchos casos se consumen junto con alcohol. Tenemos conductas asociadas de riesgo», observa la doctora Armero.

Hay que tener en cuenta que muchas bebidas energéticas contienen 32 miligramos o más de cafeína por cada 100 mililitros, además de otros ingredientes estimulantes. Esto equivale a beber tres cafés, lo que se considera excesivo para los jóvenes, cuyo sistema nervioso central está aún en desarrollo.

En particular, los expertos hacen énfasis en el hecho de que mezclar cafeína con alcohol puede enmascarar los efectos depresores de este último, aumentando el riesgo de intoxicación. «Por otro lado, algunas bebidas energéticas contienen un aminoácido que se llama taurina, que está presente de forma natural en nuestro organismo en pequeñas cantidades, pero que no debería superar ciertos límites y en muchos de estos productos se duplican esas cantidades máximas seguras», señala López-Rivadulla.

En los adolescentes, los efectos son más pronunciados. «No es igual que un zumo. Tampoco nos gustan los zumos, porque son muy azucarados, pero no se los puede comparar a una bebida energética. Los estimulantes impactan a nivel cerebral, pueden provocar insomnio o taquicardias, entre otros problemas», advierte Armero.

La pediatra señala que las épocas de exámenes suelen ser aquellas en las que aumenta el consumo de estas bebidas por parte de los jóvenes. «Muchas veces, las toman para rendir más. Pero en realidad su cerebro ya rinde bien. Ellos no necesitan tomar tres cafés, que es a lo que equivale una bebida energética. Lo que necesitan para rendir son buenos hábitos. Si tú descansas bien, vas a rendir bien al día siguiente. No es necesario compensar tomando estimulantes, que encima te hacen dormir peor», indica.

«En muchos casos no hablamos del consumo de una sola lata, sino de varias al día», alerta Almudena Seijido, miembro del Colexio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Galicia (Codinugal). Esas grandes cantidades consumidas no solo tienen efectos inmediatos, también acumulativos: «Con los años se podrán ver daños en el hígado o riñones. Enfermedades que en un primer momento no se relacionan con su toma, pero que están ahí».

Alteraciones en la atención y en el control de impulsos: las consecuencias del consumo de vapers en menores

El uso de dispositivos electrónicos o vapeadores se ha llegado a consolidar como una alternativa al tabaco. Muchos lo consideran una manera más inocua de consumir nicotina o bien, de reducir su consumo. Pero esto es más un reflejo del éxito de las campañas de márketing de estos productos que una realidad comprobada a nivel científico. De hecho, los expertos señalan que los vapeadores están lejos de ser inofensivos, sobre todo si hablamos de jóvenes.

Según datos de Sanidade en el 2023, el 41,5 % de los menores de 14 años ya habían probado alguna vez los vapeadores. En concreto, el 45,9 % de las niñas y el 37 % de los niños, siendo mayor el porcentaje en chicas de todas las edades. Por su parte, el consumo de tabaco es notablemente inferior. Un 17,2 % de las niñas y los niños de 14 años lo han probado. En este caso, el consumo también es más elevado en el sexo femenino con respeto al masculino.

Aunque sus efectos a largo plazo aún se están investigando, los estudios que ya hay al respecto señalan que existen riesgos significativos asociados a la nicotina consumida en este formato. «No es más inocuo que un cigarrillo, porque los efectos tóxicos de las sustancias no son los mismos que los del tabaco y el papel quemado, pero están. En vez de tener papel, estos productos llevan sustancias que les dan sabores, por ejemplo, que son extractos que durante el proceso de combustión o calentamiento pueden someter al sistema respiratorio a unos riesgos», sostiene López-Rivadulla.

Si bien se suele señalar el uso de estos productos como sustituto del cigarrillo tradicional, esto no suele ser lo que ocurre. «La utilización de los vapeadores en personas que quieren dejar de fumar como un puente para lograrlo no se ha podido demostrar, ni se ha visto que eso sea eficaz. Incluso, algunas personas acaban con un consumo dual de tabaco convencional y vapeadores», explica Eladio Rafael Vázquez, coordinador del grupo de trabajo de tabaquismo de la Sociedad Gallega de Patología Respiratoria (Sogapar).

Cabe señalar que incluso aquellos dispositivos que indican no llevar nicotina suelen contener cierta cantidad de esta sustancia, «aunque sea menor», explica la doctora Armero. «Aparte de ser la causante de algunos de los problemas de salud que supone el consumo de tabaco, el principal problema de la nicotina es que genera adicción. Libera dopamina en nuestro cerebro y genera las sensaciones placenteras que refuerzan la conducta de consumo», detalla Vázquez.

Asimismo, la nicotina tiene efectos en el sistema cardiovascular y en el sistema respiratorio. «El aerosol que se genera cuando se está vapeando contiene un montón de sustancias, algunas de ellas cancerígenas. También afecta al desarrollo cerebral en las personas jóvenes y adolescentes. Hay muchos estudios que demuestran alteraciones en cuanto la atención, el aprendizaje o el control de impulsos en esos cerebros que están todavía en formación», detalla el experto de la Sogapar.

El doctor Vázquez resalta una frase frecuente en aquellas personas que consumen tabaco: «Yo controlo». «La nicotina es una de las drogas más adictivas que hay, con lo cual no se puede controlar. Los consumidores pueden decir que lo controlan, pero está claro que no. Tienen cada vez más necesidad, hay un refuerzo a la conducta de consumo y cada vez consumen más cantidad», observa.

Incluso en el caso de consumir vapeadores sin nicotina, «generamos una serie de impulsos, un hábito, por repetir el uso a lo largo del día, sobre todo en consumos con otras personas de nuestro entorno, con otros jóvenes, etcétera, que también nos va a generar dependencia», advierte el neumólogo.