Francisca Molero, sexóloga: «Es más frecuente que la mujer tenga multiorgasmos a medida que va cumpliendo años»

VIDA SALUDABLE

Francisca Molero es sexóloga clínica y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología.
Francisca Molero es sexóloga clínica y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología. La Voz de la Salud

Con motivo del Día Internacional del Orgasmo Femenino, hablamos con la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología sobre los mitos y realidades que existen sobre él

08 ago 2022 . Actualizado a las 15:39 h.

¿Qué proporciona un orgasmo en nuestra salud? Francisca Molero, sexóloga clínica y presidenta de la FESS (Federación Española de Sociedades de Sexología), recalca que «muchas cosas». A través de él se liberan diferentes neurotransmisores. Entre ellos, el más importante es la dopamina, pero también está implicada la oxitocina. «Estos, lo que hacen, es activar nuestros sistemas de recompensa y que nuestro estado de ánimo mejore. Cuando estamos de mejor ánimo, nuestro sistema inmunitario también está mejor, y por lo tanto también nos hace más resistentes a las infecciones. Nuestra salud mental es más estable; físicamente, cuando tenemos un orgasmo, se producen cambios a nivel del sistema vascular, neuronal, neuroendocrino u osteoarticular. Hacen que tu cuerpo esté en mejores condiciones», explica. 

Además, podría decirse que sobre el orgasmo existen bastantes mitos. Por eso, en el Día Internacional del Orgasmo Femenino, Molero responde a las preguntas de La Voz de la Salud para ayudar a desmentir algunos de ellos. 

—¿Qué es el orgasmo femenino?

—Yo partiría de la base de que el orgasmo es una sensación subjetiva de placer intenso. A veces se siente en el cuerpo, pero se reconoce en el cerebro. Es difícil llegar al orgasmo si previamente no hay las otras fases, como son la de deseo o excitación. Aunque no tienen porqué estar en este orden. Muchas veces puede aparecer de manera espontánea el deseo, y el deseo desencadena la excitación. Y si el estímulo se mantiene y se sigue sintiendo el estímulo erótico y va aumentando, puede aparecer el orgasmo. Pero otras veces es a través de la excitación, las caricias y la intimidad. Aparece el deseo y las dos cosas pueden producir un orgasmo si el estímulo se mantiene in crescendo. 

—¿Cómo serían las fases?

—Para conseguir un orgasmo primero hay que saber cómo estimular y, segundo, reconocerlo. Una vez reconoces que has tenido un orgasmo, las siguientes veces es más fácil que puedas conseguirlo. He encontrado pacientes que me dicen: «Yo no sé si he tenido un orgasmo, seguro que no lo he tenido». Yo no estoy del todo de acuerdo, porque he visto pacientes que no han tenido sensación ni reconocimiento de orgasmo, pero sí los cambios físicos y fisiológicos que están relacionados con él. Porque igual que te he dicho que el orgasmo se reconoce a nivel cerebral y es ese pico o esa combinación de placer, tiene que haber una serie de cambios corporales que son reconocibles a nivel genital. En el caso de la mujer, es lo que se llama activación de la plataforma orgásmica, que se produce después de una excitación intensa, y cuando se llega al orgasmo hay una serie de cambios a nivel genital que te dan esa sensación de placer. Esos cambios genitales tienen que ver con pequeñas contracciones que no se aprecian a nivel uterino. Esas contracciones, que son como pulsos, que van como de dentro hacia fuera, son la sensación la que desencadena la sensación subjetiva de orgasmo.

La plataforma orgásmica se produce cuando la vagina se dilata. Esto significa que las paredes se engrosan y se vuelven más sensibles. No es algo visible, pero sí importante, porque la apertura de la vagina se estrecha, los labios menores se oscurecen e hinchan, consiguiendo una mayor expansión vaginal. 

 —Entonces, la frase «es que no sé si he llegado al orgasmo», ¿en realidad es que sí se ha llegado pero no se sabe reconocer?

—Claro. Lo que pasa es que tú no puedes tener un orgasmo si no has tenido percepción de esa punta de placer inmensa. A veces es que, simplemente, estás buscando o tienes unas expectativas de lo que tiene que ser el orgasmo. De alguna manera no dejas que la respuesta sexual fluya y desencadene el orgasmo. Hemos dicho que para llegar a él necesitas pasar por una serie de fases. Y para eso, el estímulo sexual que tú tienes va aumentando, vas sintiendo ese aumento de intensidad. Hasta que llega un momento que lo puede desencadenar. Si ese estímulo de excitación y sexual, de alguna manera, dejas de sentirlo o disminuye la intensidad, es difícil que desencadene en un orgasmo. Es una respuesta fisiológica. Todo fluye si tú te dedicas a sentir el estímulo erótico, no a pensar.

De hecho, cuando dejas de sentir el estímulo erótico o baja la intensidad, es cuando disminuye la excitación y, por lo tanto, no aparece el orgasmo. Pero para eso necesitas, primero, sentir fundamentalmente ese estímulo erótico. Y también reconocer un poco las señales de tu cuerpo, que te dan información. Porque si tú empiezas a notar que estás muy excitada, que hay mucha lubricación o que el cuerpo, si lo dejas moverse, busca una determinada posición, todo eso, va haciendo que tú vayas entrando en la sensación o ambiente propicio para desencadenar un orgasmo. Pero si tienes unas falsas expectativas o piensas que un orgasmo tenga que ser de una manera determinada, posiblemente no llegues nunca. Con lo cual, es un pensamiento racional que está bloqueando la respuesta erótica del sentir. Esto quiere decir que una persona que no sabe si ha llegado al orgasmo es porque no ha sentido esa sensación a nivel cerebral. Puede ser que sí que haya tenido las sensaciones genitales, pero no las ha reconocido como orgásmicas porque, seguramente, tuviera unas expectativas diferentes. 

 —¿Es posible un orgasmo femenino solo con penetración?

—Claro que sí. No significa que sea la única manera ni la más fácil. La manera más fácil de aprender a sentir un orgasmo es por manipulación del clítoris. Y es la propia persona la que tiene que aprender a saber cómo estimularse. Y llegará un momento en que, si practica, conocerá perfectamente qué tipo de ritmo debe realizar y qué tipo de presión tiene que hacer. Y cómo se tiene que tocar. Pero una persona, con penetración, puede llegar al orgasmo. Porque el clítoris, lo que nosotros vemos desde fuera prácticamente de la vulva, es el glande y parte del tronco, pero luego están los cuerpos del clítoris y la parte interna, que muchas veces por la posición de la penetración, lo va estimulando. Hay mujeres que incluso pueden llegar al orgasmo por estimulación del cérvix, del cuello uterino. Por otra vía diferente que la del clítoris, que sería la del nervio vago. No es la manera más fácil, ni mucho menos. Cuando se llega al orgasmo por este tipo de vía, suele ser por complicidad corporal, cuando se conocen dos cuerpos. No suele ser normal en relaciones esporádicas o incipientes. 

—¿También se podría llegar con la estimulación de otras partes del cuerpo?

—Sí. Hay mujeres que prefieren la estimulación, por ejemplo, de los pezones. Puede que no sea exactamente un orgasmo, pero también en la literatura hay descritas sensaciones muy satisfactorias u 'orgásmicas' en algunos procesos de lactancia. Incluso sin estimularte puedes llegar a tener un orgasmo, solo con tu imaginación. Luego, hay otra manera que también me parece interesante de contar, y es que las niñas, aunque no son conscientes, muchas veces se frotan y se sienten bien. O hay personas que no se han tocado en la vida, pero con la presión de las piernas y la tensión muscular, pueden llegar al orgasmo. O boca abajo. El problema de este tipo de prácticas es que si es la única manera que has aprendido después compartirla con otra persona es complicado. 

—¿El cuerpo humano se acostumbra?

—Sí, es que somos animales condicionados. Siempre aprendemos de la misma forma: tú aprendes una cosa y, si el resultado es positivo, la tiendes a repetir. Llega un momento en el que te sientes seguro y automatizas la conducta. Y es así, es la manera que tenemos de aprender.  He tenido pacientes que solo han podido llegar al orgasmo boca abajo y con las piernas cerradas, porque es la manera que han aprendido. Eso crea un conflicto cuando tienes una sexología compartida. Y precisamente por eso hay que trabajarlo para desarrollar habilidades eróticas, que esa persona no tenga un solo condicionamiento y abra un abanico de posibilidades ante diferentes estímulos. 

—Existe la creencia de que las mujeres tardan más en llegar al orgasmo que un hombre. 

—Depende. No siempre es cierto ni mucho menos. Lo que pasa es que en el hombre, cuando esto sucede, tiene un nombre, que es la eyaculación precoz. En la mujer no existe ese nombre. Y cuando en el hombre se tarda mucho se llama eyaculación retardada. Porque se relaciona mucho la eyaculación con el orgasmo. Aunque sean dos cosas diferentes, están muy unidas. Y, en cambio, en la mujer, se habla de que aquel orgasmo que tarda está dentro de las pautas normales. Cualquiera de las pautas pueden estar dentro de la normalidad si no te causan ningún problema. 

—¿Un squirt es un orgasmo?

—Puede serlo, o no. Es decir, puede ir asociado a un orgasmo y de hecho suele ir asociado, pero no tiene por qué. 

—¿Puede una mujer tener varios orgasmos en una relación sexual?

—Sí, de hecho siempre hay un pequeño período refractario, pero es mínimo. De hecho, a los hombres les puede pasar lo mismo pero depende mucho también la edad. Es más frecuente que la mujer tenga multiorgasmos a medida que va aumentando la edad, porque tiene mayor experiencia, y, en el hombre, cuanto más joven. 

—¿Qué significa ser multiorgásmica?

—Que tienen el potencial de poder tener varios orgasmos, incluso en una misma relación. Hay gente que, por sus hábitos o maneras de funcionar, le gusta, puede y quiere tener varios orgasmos porque lo que quiere es alargar el tiempo que está en esa relación sexual. Y hay quien con uno ya tiene bastante y no necesita alargar más. Yo creo que ese es uno de los mitos, esa cierta tendencia a pensar que lo bueno es el multiorgasmo y que las mujeres tienen que buscar eso. No, depende de cada persona. No es una meta. 

—¿Es cierto que los juguetes complican posteriormente el orgasmo con la pareja?

—Aquí hay un problema. Es decir, los juguetes en sí no son buenos o malos, son juguetes. Y cada uno tiene el derecho a utilizarlos o no. No son de obligado cumplimiento ni son perjudiciales, simplemente es una herramienta más. El problema está cuando tenemos pocas habilidades eróticas. Es lo que hablábamos antes. Los orgasmos, son orgasmos, pero el contexto cambia. Por eso es importante tener claro, o mínimamente claro, el objetivo de cada actividad sexual. Si es una actividad de «descarga rápida» y lo que quiero es llegar a un orgasmo rápido porque me desestreso, ahí los juguetes te pueden ayudar porque tienen una vibración continua y un ritmo determinado, y es fácil. Pero si quieres una relación determinada y quieres llegar inmediatamente al orgasmo con una rapidez y con una manera específica de estimular, eso no puede ser compartido porque son cosas diferentes. Otra cosa es que dentro de la relación sexual con otra persona quieras incorporar juguetes, pero dentro de un contexto. 

Cuando alguien tiene miedo a eso es porque realmente tiene poca habilidades eróticas o no tiene muy claro cuáles son los objetivos. Cuando hablamos de sexualidad, hablamos de tres funciones fundamentales: la obtención de placer, la comunicación erótica con la persona que en ese momento compartes, y la otra es la reproducción. Si tú solo quieres un pico máximo de placer, puedes utilizar lo que quieras, pero si tú estás con otra persona se supone que el objetivo es compartir placer y comunicación erótica. Si compartes comunicación erótica y placer, ya estamos jugando de otra manera. 

—Orgasmos y edad. ¿Van a menos?

—En absoluto. Simplemente, es como todo en la vida. Siempre que hablamos de deseo, de orgasmo y de respuesta sexual, hablamos de diferentes componentes. Entre ellos hay dos importantes: uno es el impulso y otro la motivación. A parte del contexto sociocultural y racional. En las etapas más jóvenes, el impulso está muy mediado por las hormonas. En concreto, por estrógenos y progesterona o testosterona. Eso es muy fuerte en las épocas jóvenes. No es la actividad sexual lo que predomina en edades jóvenes, es el impulso. En el sexo y en todos los aspectos de la vida. Pero luego tenemos la motivación y esta tiene que ver con el vínculo, con la intimidad… Es un equilibrio, es decir, en épocas más jóvenes el impulso puede ser grande y la motivación es menor, y en épocas más mayores el impulso puede ser menor pero la motivación es mayor. Con lo cual, en absoluto.  

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.