¿Es el kétchup saludable?: «Además de mejorar la calidad de la próstata, el licopeno también ayudaría con la alopecia androgénica»
VIDA SALUDABLE
No todas las opciones que hay en el mercado son beneficiosas para nuestra salud, se debe elegir una con bajo contenido de azúcar
30 ene 2025 . Actualizado a las 09:48 h.Lo que conocemos hoy en día como kétchup difiere mucho de sus orígenes. Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), proviene del «ketsiap» chino, una salsa que acompañaba el pescado y la carne, pero que no incluía tomate entre sus ingredientes. La forma moderna que todos identificamos fue ideada por el norteamericano Henry J. Heinz, quien en 1876 añadió el tomate.
«Henry J. Heinz no fue el inventor del kétchup, y tampoco el primero en envasarlo comercialmente, pero sí fue el primero que añadió a la mezcla la salsa de tomate», aclaran. A día de hoy, este condimento se elabora con tomate, sal, y se le suele añadir azúcar, vinagre y mezclas de especias y hortalizas. Sobre él suele recaer la fama de que no es un producto saludable, pero según los expertos consultados, no es del todo cierto.
Isabel Viña, endocrinóloga y divulgadora, indicaba en el pódcast de Jordi Wild que «el kétchup tiene una de las mayores fuentes de antioxidantes que existen, que es el licopeno. Tanto el tomate frito como el kétchup concentran mucho ese antioxidante, que es un carotenoide, más incluso que el tomate natural». La declaración se viralizó y es posible encontrar varios fragmentos del vídeo en redes sociales. ¿Eso quiere decir que es saludable? La propia doctora responde a La Voz de la Salud que «no todos son iguales y, por tanto, no pueden incluirse bajo el paraguas de algo saludable. Pero en ese contexto, aquellos que no contienen azúcares añadidos ni grasas innecesarias son una fuente magnífica de licopeno, un carotenoide con un poder antioxidante único, mucho más que, por ejemplo, el betacaroteno». Pero ¿cuáles son sus propiedades? ¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar kétchup para poder tener esos beneficios?
Qué es el kétchup y en qué se diferencia de la salsa de tomate frito
Tanto el kétchup como el tomate frito tienen como base el tomate. Sus principales diferencias recaen en la composición y método de obtención. «El tomate frito siempre lleva aceite para freírlo. Eso facilita que lleve grasas y por lo tanto, resulte más calórico. Además, lleva más agua, no es tan denso como el kétchup», señala Àlex Yáñez de la Cal, dietista-nutricionista y doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
En este sentido, la FEN explica que en el kétchup, el azúcar es un ingrediente más, mientras que en el tomate frito es un corrector de la acidez con una presencia mucho menor. Asimismo, indican que el tomate frito aporta más vitamina C y folatos, mientras que el kétchup, más potasio, calcio y magnesio. Por último, menciona que el kétchup aporta un 36 % más de calorías que el tomate frito y que el contenido en tomate es ligeramente superior, por ser un producto más concentrado.
El licopeno y sus beneficios
«En el kétchup, a diferencia del tomate frito, se usa concentrado de tomate, una versión reducida y concentrada del tomate fresco, permitiendo que el licopeno se concentre. Durante el proceso, el licopeno permanece, pero se elimina una cantidad significativa de agua y otros componentes», asegura Viña. «Por otra parte, al someterse a un proceso de cocción a altas temperaturas, el licopeno se libera de las paredes celulares del interior de los tomates, haciéndolo todavía más biodisponible. Así, la combinación de utilizar un concentrado de tomate que elimina el agua y concentra los micronutrientes más ricos del tomate, como el licopeno, junto con el sometimiento al proceso térmico, permite que el kétchup, a diferencia del tomate frito, sea un alimento mucho más alto en licopeno gramo por gramo», añade la endocrinóloga.
Pero ¿qué es el licopeno? «Un carotenoide con un poder antioxidante único. Actúa en las células previniendo daños asociados a agentes nocivos externos, como la radiación ultravioleta, y tiene profundos efectos antiinflamatorios, mejorando el ambiente redox intracelular», responde Viña. Es decir, podría ayudar a proteger las células del daño. «Contribuye a atenuar las consecuencias negativas de un exceso de inflamación crónica, como pueden ser las enfermedades cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal o el prostático».
¿El kétchup mejora la salud de la próstata?
La doctora Viña asegura que existen varios estudios que han investigado la asociación entre el consumo de licopeno y productos de tomate, y el cáncer de próstata: «Por ejemplo, un gran estudio observacional en los Estados Unidos encontró que una alta ingesta de licopeno redujo el riesgo de este en un 21 %, y una alta ingesta de tomates y productos derivados se asoció con un 35 % menos de riesgo de cáncer de próstata total y un 53% menos de riesgo de cáncer de próstata avanzado. La salsa de tomate, como el kétchup, con un consumo de dos a cuatro raciones a la semana, tuvo la asociación protectora más fuerte con el riesgo de cáncer de próstata, debido a su mayor contenido en licopeno».
Con todo, ella misma aclara que no todos los estudios realizados hasta a fecha han encontrado asociaciones tan fuertes. «Un análisis más reciente, del 2016, concluyó que, en general, el consumo de tomate y derivados puede tener un efecto protector débil contra el cáncer de próstata. Pero como yo siempre digo: toda piedra hace pared y la suma de pocos hace mucho».
Por su parte, Yáñez de la Cal indica que, «además de mejorar la calidad de la próstata, el licopeno también ayudaría con la alopecia androgénica, que también es un problema muy común entre la población». Y, además de la salsa de tomate, proporciona otra posible fuente de licopeno: las semillas de calabaza. Si bien él prefiere recomendar la salsa de tomate frito y no el kétchup porque, aunque este último también es buena opción, «el licopeno es uno de los pocos antioxidantes que se beneficia al freírlo. Lo frito no se recomienda para nada, pero justo en este caso, se absorbe mucho mejor».
¿Cuánta cantidad de kétchup habría que consumir para que se produzcan esos beneficios? El estudio observacional mencionado anteriormente apuntaba a dos a cuatro raciones por semana, pero en realidad, no existe un consenso claro. «Algunos apuntan a 20 miligramos de licopeno como dosis efectiva», expresa el nutricionista; por lo que calcula: «Se sabe que 130 gramos de tomate, aproximadamente, nos aportan de 4 a 10 miligramos de licopeno. Si queremos conseguir llegar a los 20, ya tendríamos que tomarnos 300 gramos de tomate». Las presentaciones comerciales de kétchup varían entre los 250 y los 300 gramos, pero está claro que tomarse un bote entero de kétchup no es la opción más práctica. «Sin embargo, si pones tomate en la comida y añades un poco de esta salsa, por ejemplo, ya puede ser una buena opción; siempre que estemos hablando de un kétchup bueno, claro», propone el nutricionista.
No todos los kétchups son una buena opción
Yáñez de la Cal habla de «kétchup bueno» porque no todas las opciones que hay en el mercado son saludables: «Lo normal es que lleven entre 20 y 30 gramos de azúcar, siendo el segundo ingrediente después del tomate. Obviamente, eso no resulta beneficioso para nuestra salud». Pero según sus palabras, hay otros que van edulcorados con sacarosa, que no es tan perjudicial. «Suelen tener entre 3 y 4 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto y nos proporcionan entre 170 y 180 gramos de tomate concentrado. Más tomate en menos cantidad y una opción saludable porque tiene bajos niveles de azúcar».
«Debe contener tomate como ingrediente principal», concuerda la endocrinóloga. «Para conservar y mejorar las propiedades organolépticas del kétchup, este suele incluir un toque ácido característico, como vinagre, y, probablemente, algún agente espesante como fibras o, en menor medida, almidón de maíz». También puede llevar sal, especias y aromas naturales. «En ciertos casos, podría incluir un endulzante natural no calórico, como stevia o eritritol, o algunos edulcorantes seguros, como sucralosa. No obstante, entiendo que haya personas que prefieran evitar los edulcorantes y en ese caso, se debería buscar uno que no los contenga», amplía. Por tanto, a la hora de leer la etiqueta de ingredientes, recomienda evitar aquellos que tengan azúcar, jarabe de glucosa y fructosa, y maltitol (otro edulcorante).