Lo que el mal olor de tu boca dice de tu salud: «El aliento a pescado es signo de insuficiencia renal terminal»
VIDA SALUDABLE

Aunque pone en alerta de una mala higiene dental o de padecer algún tipo de patología, los expertos indican que también existe la halitosis psicológica
24 may 2025 . Actualizado a las 10:19 h.El mal aliento o halitosis es un motivo frecuente de consulta médica. «Puede tener varios fundamentos. Sobre todo hay que centrarse en todas las vías o comunicación interna que tiene y que desemboca en la boca», comenta el doctor Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España. Así, existen varias clasificaciones de mal aliento. «La más usual es aquella que diferencia entre la halitosis de origen intraoral y la de origen extraoral», explica Castro. A lo que añade: «Es importante no confundir la patológica con la fisiológica, que es aquella que se produce en el momento del despertar debido a la reducción de saliva durante la noche— o tras la ingesta de determinados alimentos».
El primer punto, dice, es la propia boca. «La aparición de caries y una mala higiene, la putrefacción y la alteración de la flora bacteriana de la boca por restos de comida, porque no te has cepillado adecuadamente, da como consecuencia ese mal olor, más conocido como halitosis», explica. Una limpieza que se complica cuando se dan circunstancias como un apiñamiento dental. «Si no te cepillas bien en los espacios interproximales, puede ser un sitio donde se acumule comida, se pudra y provoque mal olor».
Si el problema recae en déficit de limpieza bucal, los expertos remarcan que se deben de dedicar, al menos, dos minutos a este hábito y no hacerlo de una forma brusca. Lo ideal es optar por un cepillo con un cabezal pequeño que facilita el acceso a zonas de la boca difíciles como las muelas. Asimismo, este proceso se debe completar con cepillos interdentales o con seda dental para los espacios que existen entre los dientes.
Olalla Argibay, miembro de la Sociedad Española de Periodoncia (Sepa), recalcaba en este artículo que la lengua también debe formar parte de esa limpieza: «Tiene papilas, microvellosidades, y ahí se acumulan un montón de bacterias. Son el caldo de cultivo perfecto, por eso es bueno cepillarla cada vez que nos lavemos los dientes. Las bacterias tienen ahí alimento y están a cubierto, tienen unas condiciones estupendas para crecer». Además, esta nos puede ayudar a comprobar que nos hemos cepillado correctamente: «No solo se trata de sentir la boca fresca, porque si empleamos mucha pasta puede darnos esta sensación, sino que cuando deslicemos la lengua sobre la superficie del diente, este debe quedar suave. Si está rugosa, hay que volver a insistir».
Más allá de la boca: cuando el aliento es signo de enfermedad
El doctor Karan Rajan, cirujano del NHS (en inglés, Servicio Nacional de Salud de Inglaterra) y uno de los mayores creadores de contenido sobre salud y ciencia en las redes sociales, indica que algunos olores pueden ser signo de padecer algunas enfermedades. En una lista incluida en Cómo evitar que tu cuerpo te mate (VR Europa, 2025), asegura que un olor agrio puede indicar reflujo ácido. «Esto significa que hay restos de comida que vuelven a la garganta, convirtiéndola en un caldo de cultivo para las bacterias».
Cuando el mal aliento se asocia a un olor a naftalina podría deberse a la presencia de bacterias en la boca o a alguna patología que causa exceso de mucosidad. «Puede ser señal de que sufres una alergia o un resfriado», confirma Rajan.
Pero el aliento también puede tener un olor afrutado que indica niveles elevados de cetonas en la sangre. «Es un síntoma de cetoacidosis diabética, en la que el organismo no produce suficiente insulina para utilizarla como ácidos grasos para producir energía», dice el doctor del NHS. Además, «una nota dulce o mohosa en el aliento podría ser un signo de hedor hepático, que es un indicador de enfermedad hepática; y el aliento a pescado, suponiendo que no hayas estado comiendo marisco, es un signo de insuficiencia renal terminal, en la que los riñones no consiguen deshacerse de residuos tóxicos como la urea y el amoníaco».
Malos hábitos
A veces, el mal aliento no es signo de ninguna enfermedad, sino de un mal hábito. «A veces se trata de una mala respiración o dormir con la boca abierta, provocando que esta se seque», sostiene Castro. En este caso se suma una sensación de boca pastosa.
«El alcohol, el tabaco, comida con exceso de grasa o de picante también puede provocar digestiones pesadas y al eliminar esos gases, se da mal olor». Así, los problemas digestivos, ya sean a nivel estomacal o intestinal, pueden en un momento determinado provocar halitosis.
«Al final, el dentista es quien tiene que marcar el diagnóstico diferencial y si no encuentra ninguna patología derivarlo al otorrino o al digestólogo para buscar la causa de esa halitosis», amplía el presidente del Consejo General de Dentistas de España. Además, ese mal aliento no siempre existe. «También se puede dar la halitosis psicológica: el paciente tiene la percepción de que le huele mal la boca aunque no sea así. Es como las dismorfias, las personas que se creen que están gordas a pesar de estar delgadas. Es una percepción más psicológica que física».