El mayor mapa de medicina preventiva de la historia en el que participarán 12.000 gallegos: «Si te llaman, ven»

VIDA SALUDABLE

La infraestructura IMPaCT, con la participación de los nodos de A Coruña, Santiago y Vigo, es un ambicioso proyecto de seguimiento a la salud de 200.000 personas en España durante veinte años
25 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El centro de salud San Xosé, frente a la playa del Orzán, en A Coruña, es un centro de atención primaria como otro cualquiera. Sí, lo es, pese a que forma parte de uno de los proyectos más ambiciosos y emocionantes de cuantos están en marcha desde la sanidad española. Este punto de atención sanitaria es uno de los únicos cincuenta centros de salud en España —solo tres están en Galicia— que compagina su actividad asistencial con el reclutamiento de una cohorte de ciudadanos en busca de un bien común. Por aquí desfilan y desfilarán ciudadanos, llamados a filas para participar como sujetos de estudio. La intención: conocer cómo y por qué enferman los españoles. Se trata de un ejercicio masivo de prevención, de predicción y de solidaridad, porque a muchos de estos sujetos —de entre 16 y 79 años— nadie les garantiza que vayan a poder beneficiarse de sus conclusiones.
A estos voluntarios, convocados de manera aleatoria a través de una llamada telefónica desde sus centros de salud de referencia, se les pedirá que den tantos datos sobre su vida como sea posible y serán sometidos a todo tipo de pruebas que les convertirán en una pequeña porción de un puzle que pretende ser de 200.000 piezas, de las cuales más de 12.000 serán gallegas. La recogida de datos será integral. Por supuesto, pruebas médicas, como analíticas, muestras de orina, pruebas de esfuerzo e incluso se les recogerán muestras de sus uñas de los pies. «Las elegimos para la recogida porque el pelo tiene problemas que las uñas no. Hay muchos más calvos que gente sin uñas. Además, a partir de una determinada edad, lo normal es que la gente se tiña. Si quieres observar aspectos que puedan tener que ver con exposiciones a nutrientes, metales o cualquier otra cosa, las uñas de los pies bien tratadas tienen menos problemas de contaminación que los pelos», explica Beatriz Pérez, investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III y del Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber), que se encarga de coordinar el programa de Medicina Predictiva de lo que ha venido a llamarse la infraestructura IMPaCT.
La recogida de datos no se va a quedar ahí. Los centros de salud querrán saber también aspectos de su trabajo, de su posición económica y social, su historial de salud mental, las condiciones climatológicas del lugar en el que vive o si sufre de soledad no deseada. Todas está baterías de pruebas e interrogantes se repetirán a las 200.000 personas que participen en esta cohorte de medicina predictiva con el que España pretende igualarse a otros países que han hecho algo parecido como el Reino Unido, Francia, Alemania o Estados Unidos.
Pese a ese acceso parcial a su privacidad que se les está solicitando —sus datos serán incorporados al sistema pero su identidad, totalmente protegida—, la población está respondiendo. En toda España, aproximadamente el 35 % de las llamadas realizadas por los alistadores reciben un sí por respuesta. En Galicia, la tasa es todavía mayor. Un nuevo ejemplo del apoyo que la sociedad española mantiene perennemente con su sanidad pública.
El proyecto IMPaCT
Es posible que nunca antes hubiesen escuchado hablar de IMPaCT, un acrónimo para definir a la Infraestructura de Medicina de Precisión Asociada a la Ciencia y la Tecnología que se está implementando en la sanidad española, financiada entre el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y Europa; desarrollada por el Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber). Un megaproyecto que dio sus primeros y pesados pasos, desenredándose de maleza burocrática, imprescindible y agotadora, durante la pandemia. Esta ambiciosa iniciativa se sustenta sobre tres pilares con nombre propio y funciones muy delimitadas: el primero es IMPaCT Cohorte, que se ha descrito someramente; pero el equilibrio de la infraestructura se completa con sus otras dos patas, llamadas IMPaCT genómica e IMPaCT Data.
Los tres pilares
A diferencia de IMPaCT Cohorte, una muestra de 200.000 ciudadanos cuya única condición es esa, ser ciudadanos estables del Reino de España —nacionales o extranjeros— cuya salud será monitorizada a lo largo de veinte años, el segundo pilar, llamado IMPaCT Genómica —coordinado, por cierto, por el gallego Ángel Carracedo—, busca, a través de varios nodos que incluyen más de cien hospitales y tres centros de secuenciación de ADN, realizar estudios genéticos de alta complejidad con tecnologías avanzadas de secuenciación o transcripción del genoma de los participantes con el objetivo de mejorar el diagnóstico de enfermedades raras y otras patologías sin diagnóstico en todo el territorio nacional. Es decir, mientras IMPaCT Cohorte recluta entre la población general, IMPaCT Genómica estudia a la población con algún tipo de enfermedad rara. Eso inicialmente, porque como aclara Rosario Perona, subdirectora de Terapia Celular del ISCIII y parte del equipo que está implantando IMPaCT: «Posteriormente se ha enriquecido con unos sesenta proyectos adicionales que abordan otras patologías. Si originalmente de IMPaCT Genómica solo cubría enfermedades raras no diagnosticadas, cánceres raros y farmacogenética, hoy estudia problemas de tipo cardiovascular, el origen de enfermedades de salud mental o de obesidad».
Para culminarlo, la última pata llamada IMPaCT Data, desarrollada por el Barcelona Supercomputing Center (BSC) e integrada por perfiles con formación matemática e informática, es la encargada de dar forma, a través de algoritmos y programas informáticos a todos los análisis realizados. Su misión es, como indica Perona, «establecer el entorno que permita la integración e interoperabilidad de los datos en todos estos proyectos de medicina personalizada».
Los centros gallegos
Aquí no participa quien quiere, solo quien recibe la llamada. Pese a que la infraestructura incorpora centros rurales y urbanos, ni todos disponen del espacio adecuado para desplegar toda la maquinaria que las mediciones requieren, ni tampoco del entorno necesario. Cada nodo tiene que estar ubicado en el centro de un área censal que sume, al menos, 50.000 habitantes. De entre esos 50.000, 4.000 serán seleccionados para la cohorte. «Aquí no pueden participar todos los que quieren, solo al que le toca, pero si te toca, ven, por eso uno de nuestros lemas es: ‘‘Si te llaman, ven''», pide Beatriz Pérez.
La dispersión poblacional de provincias como Ourense o Lugo hicieron más práctico que se optase, en el caso de Galicia, por dos centros en la provincia de A Coruña —el San José, en el corazón de la urbe coruñesa, y otro en Santiago de Compostela, ubicado en el centro de salud Concepción Arenal— y un tercero en Pontevedra. Se trata del centro de salud de Bembrive, una pedanía de la ciudad de Vigo. Desde estos tres centros se intentará caracterizar las peculiaridades de la salud gallega. Las que están dentro de nuestro cuerpo y nuestros genes. Dentro de IMPaCT cohorte, se aspira a secuenciar el genoma a 20.000 de los 200.000 ciudadanos participantes para que su genética pase a formar parte del proyecto Genoma Europa, una iniciativa todavía más grande. Parece sencillo ver dentro de todas esas proteínas que nos conforman, pero más complejo todavía es ver lo que hay fuera de ellos.
«La gente suele pensar que trabajar con los genes es muy complicado. Al menos, los genes los tienes en un tubito, pero lo que tú has hecho en la vida y que te han hecho enfermar, a ver quién sabe dónde encontrarlo. El mundo de fuera del tubito es mucho más complejo. Cuando intentas ver si algo produce algo, no solo tienes que mirar ese algo. Debes preguntarte si se debe a que has estado expuesto a una dosis alta, constante o intermitente de cualquier elemento. Si se debió a una exposición crónica; o si ha sido aguda, pero intensa. ¿En qué momento de la vida se produjo?, ¿necesita de una exposición mínima? Y luego hay fases de la vida en la que los efectos de las cosas no tienen las mismas consecuencias. No es lo mismo exponerte cuando ya has tenido un hijo que cuando nunca has dado el pecho. El entender por qué la gente enferma es mucho más complejo. Puede parecerlo, pero 200.000 personas no son muchas, es lo mínimo. Y solamente permite estudiar enfermedades frecuentes, porque si buscas una enfermedad rara, como mucho, la encontrarás en dos personas, ¿y a dónde vas con dos casos? La gente suele pensar que los genes son importantísimos a la hora de entender el origen de las enfermedades. Sí, son nuestro libro de instrucciones, pero ni siquiera las personas que tienen variantes de altísimo riesgo enferman en un 100 % de los casos. Lo normal es que el origen de las enfermedades sea súper complejo», detalla Beatriz Pérez, dando dimensión al reto que la infraestructura IMPaCT tiene por delante.
Además, hablamos de prevención, no de tratamiento, donde el terreno está más desbrozado y donde, además, se suelen centrar los focos. «Hablar de prevención parece algo abstracto porque no tiene una cara, dos ojos, una nariz y a alguien que diga cómo le duele. La gente que no enferma, no tiene cara; la gente que enferma, sí. La prevención es mucho más complicada». Estos investigadores trabajan sobre terreno yermo y compaginan su labor con el resto de sus tareas. «Esto no da currículum, da trabajo», aseguran. De ahí que otro de sus lemas sea «de todos para todos». «Es un esfuerzo de generosidad grandísimo por parte de los participantes, que tienen que venir tres días, y por parte de los investigadores, que llevamos tres años trabajando con la motivación de saber que es para todos», reivindica la investigadora del Centro Nacional de Epidemiología.
IMPaCT es ya un motivo de orgullo y una esperanza que dará frutos si la financiación no se escurre. Nature dijo de UK Biobank, la homóloga británica de la española, que constituyó «el regalo más generoso e importante que había hecho el Reino Unido a la ciencia».
Sinda Blanco, IP de IMPaCT Cohorte: «¿Currículo?, las personas que estamos en esto no lo hacemos por currículo»
Todo este ambicioso proyecto sería imposible sin el conocimiento y profesionalidad de la medicina primaria, sobre la que descarga la responsabilidad de reunir y recopilar los datos de los participantes. «Pese a que siempre hemos sido la hermana pobre», dice Sinda Blanco, que reconoce que le tocó ser la IP gallega —siglas de Investigadora Principal— por que, cuando todo arrancó, desempeñaba el cargo de subdirectora general de Atención Primaria. Hoy, de vuelta en la consulta, sigue formando parte desde el nodo IMPaCT de Santiago de Compostela.
—El objetivo es llegar a estudiar a 4.000 ciudadanos en cada nodo, ¿cómo van?
—Por ejemplo, en Galicia, se empezó el año pasado en Vigo, el 17 de julio. Allí ya han sido protocolizados 133 pacientes. Santiago comenzó el día 3 de marzo de este año. Y ojo, porque ya lleva 60. Y luego, está Coruña, que empezó estas semanas y lleva cinco.
—En teoría, el 70 % de la cohorte va a ser urbano y el 30 % rural. Los centros gallegos están próximos a ciudades.
—Aunque inicialmente en Vigo el nodo iba a ser en Orillamar, por distintas cuestiones, se decidió que fuese en Bembrive. Pero no es solo Bembrive, están también Mos o Lavadores ahí incluidos. Y en Santiago, tampoco está exclusivamente representado Santiago, también los alrededores.
—La gente de primaria embarcada en esto, entiendo que no lo hacen por engordar su currículo.
—Yo dedico todos los días por la tarde, cuando termino mi trabajo, como mínimo un par de horas a revisar cosas. Ahora mismo, solo lo de Santiago, porque tengo la suerte de que en Coruña o Vigo están revisando otras personas también. Algo así, lleva su tiempo. ¿Currículo? Las personas que estamos, con la edad que tenemos, por hacer currículo desde luego no es. Pero es algo, que aunque solo sea por egoísmo, porque esto acabará repercutiendo en todos nosotros, es cuestión de servicio público.