Normas de etiqueta en el gimnasio: ¿es necesaria la toalla?, ¿qué pasa si llego tarde a una clase?

VIDA SALUDABLE

Dos expertos opinan acerca de algunas conductas cada vez más frecuentes en los centros de entrenamiento, como acaparar las máquinas o grabarse haciendo ejercicio
24 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En los últimos años, se han hecho grandes avances en la concienciación acerca de la importancia y el valor del ejercicio físico. Cada vez más personas incluyen algún tipo de deporte en su rutina semanal y esto se ha visto reflejado en una mayor confluencia de usuarios en los gimnasios y otros espacios para entrenar. Para poder compartir el uso de estos lugares de manera segura, considerada y armónica, hemos preguntado a los entrenadores cuáles son las normas sociales y de higiene que todos deberíamos respetar cuando cruzamos la puerta del gimnasio.
Grabarse haciendo ejercicio
La situación de estar en la sala de máquinas del gimnasio y ver a una persona que se está grabando, sea para corregir su propia forma o para publicar contenido en redes sociales, es un fenómeno relativamente nuevo, pero cada vez más frecuente. Sobre todo si hablamos de gimnasios en los que las personas «van por libre», señala el entrenador Dani da Silva, del centro Smart Training, en Vigo.
«No podemos tratar el gimnasio como nuestro set de cine, sobre todo en una sala que estamos compartiendo con otras cincuenta personas. Esto puede hacer sentir incómodos a algunos usuarios y puede resultar algo violento para quienes no desean ser grabados. Por eso, siempre es mejor que la persona que se quiere grabar pida permiso y que intente colocarse en un sector donde no interfiera con los demás, apuntando la cámara únicamente hacia sí misma», indica Da Silva.
Con todo, los expertos comprenden los beneficios que esta práctica puede tener para quienes lo hacen con miras a mejorar su entrenamiento. «Yo veo la grabación como un instrumento útil para el usuario que entrena solo y quiere tener esa perspectiva, ese ángulo, para ver si, por ejemplo, al hacer una sentadilla, está metiendo la rodilla para adentro. Es totalmente lícito, siempre y cuando tengas en cuenta a los demás y no estorbes a aquellos a los que no les apetece salir en el vídeo», explica el entrenador y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte Carlos Seijo Santaballa, director del centro JK, en A Coruña.
Acaparar el material
Permanecer en una máquina que no estamos usando, sobre todo si los descansos entre series son demasiado largos, es otro error frecuente. «Muchas personas se ponen en una máquina, están con el móvil, están media hora y no te dejan hacer tu serie. Ocupan las máquinas sin usarlas y son veinte minutos en los que nadie más puede usarlas tampoco», describe Seijo.
Para no causar estos problemas, los entrenadores sugieren ir alternando ejercicios. Hacer una serie en una máquina y pasar a otra, para que la primera quede libre más rápidamente. «La gente tiene que tener claro que en ese tipo de gimnasios se comparte el material. Tú estás pagando por usar unas instalaciones y no es tu material. Sería de buena educación preguntarle a la gente: "Perdona, ¿puedo usar esto?, ¿nos podemos turnar?". Al final, es importante aprender a convivir con eso», señala Da Silva.
Mantener la higiene
Llevar toalla al gimnasio es la regla número uno no solo para ser un usuario considerado con los demás, sino también para mantener la higiene y prevenir problemas de salud. «Muchas veces, la gente no trae la toalla o se la olvida. Igual piensas que como no sudas, no pasa nada, pero no es así. Lo ideal siempre es traer una toalla para usar los bancos, los asientos o las esterillas», recomienda Da Silva. Hay que recordar que los materiales son utilizados a diario por numerosas personas y pueden convertirse rápidamente en un foco de crecimiento de bacterias que llegan a nuestra piel si no hay una barrera.
Después de usar una máquina, lo mejor es desinfectarla, una práctica que aprendimos con el covid-19 y que no deberíamos dejar atrás. «No te cuesta nada pasarles un pañito con desinfectante para que se quedan limpias para el siguiente, eso debería ser la norma en cualquier centro de entrenamiento. Porque siempre entras en calor, sudas y puede haber problemas si no mantenemos esa higiene», explica el experto del centro vigués.
Puntualidad en las clases
Las clases grupales pueden ser una modalidad de entrenamiento muy divertida para algunas personas. Pero a veces los horarios no nos cuadran completamente y debemos elegir entre llegar tarde (o bien, irnos antes de que acabe la clase) o saltarnos el entrenamiento. ¿Qué opinan los expertos? Lo primero que debemos tener en cuenta, señalan, es la seguridad.
«El diseño de las sesiones está estructurado de tal manera que la parte inicial es de calentamiento, de aproximación. Es un segmento de la clase que tiene un carácter profiláctico, cumple una función, que es la preparación para el movimiento posterior. Si tú llegas diez o quince minutos tarde, si el monitor o la persona que da la clase te hace una adaptación, no tienes tanto riesgo. Pero igualmente estás rompiendo la dinámica. Es una falta de respeto para todo el grupo. Y si no te hacen la adaptación, entonces lo que estás poniendo en riesgo es tu propia salud, porque no estás preparado ni mental, ni físicamente», señala Seijo.
Todo depende, también, del tipo de clase a la que vayamos. «Generalmente, en las clases de fuerza, si la gente llega tarde no va a molestar a los demás. No nos ponemos demasiado estrictos con ese tema, les dejamos pasar porque entendemos que no está rompiendo la armonía, que no está interrumpiendo de una manera que vaya a molestar a los demás. Pero en las clases de yoga, por ejemplo, que a lo mejor empiezan con una parte de meditación, si llevan cinco o diez minutos de clase y alguien interrumpe la clase, se rompería la armonía y no sería para nada recomendable», explica Da Silva.
«Obviamente entendemos que cuando alguien llega tarde pues no lo hace queriendo, pero siempre lo mejor es llegar un poquito antes para poder empezar la clase puntual. Algunas veces, en las clases de fuerza, al que llega tarde le mandamos a hacer cinco o diez burpees. Pero a partir de los 15 minutos de demora, no tiene sentido venir», indica Da Silva.
Dónde colocarse en las clases grupales
Sobre todo para los más inexpertos, colocarse en primera fila en una clase de sala, con el monitor y el espejo muy cerca, puede ser algo intimidante. Sin embargo, ¿es mejor estar delante de todo para poder aprender? No necesariamente, señalan los expertos. «Generalmente, lo que vemos es que los más experimentados se colocan adelante y los nuevos más atrás. Esto suele estar bien, porque así los que están detrás pueden copiar a los que están delante. Entonces no sería negativo, pero va en función de la personalidad de cada uno. Obviamente, cuanto más adelante estés, mejor vas a ver al profesor, que es el que va a estar al frente», explica Da Silva.
En este sentido, la recomendación del entrenador es «intentar colocarte en una zona donde puedas ver, escuchar y seguir bien la clase» y no preocuparte demasiado por la mirada de los demás, ya que todos están allí para pasarlo bien y cuidar su cuerpo haciendo ejercicio.