Desmontando mitos sobre las frutas congeladas: ¿son tan saludables como las frescas?

VIDA SALUDABLE

Comprarlas en este formato puede ser una buena opción para conservar sus nutrientes y evitar el desperdicio alimentario, pero hay que fijarse en el etiquetado
27 sep 2025 . Actualizado a las 16:53 h.Existen muchos mitos sobre la fruta congelada, como que pierden nutrientes, que tienen conservantes o que su sabor se deteriora. Cuando, en realidad, el producto puede ser igual o incluso más nutritivo que la fresca, siempre que se cumplan una serie de criterios. Al final, la congelación no deja de ser un método de conservación natural en la que se mantienen propiedades nutritivas.
Calala Martínez, miembro del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Galicia (Codinugal), está de acuerdo en que los congelados, «al igual que algunas conservas», tienen una fama mucho peor de la que merecen. «Es cierto que hay que detallar un poco, porque tiene letra pequeña, pero la fruta congelada es muy buena opción», comenta. Aunque sostiene que «si me das a elegir, prefiero la fruta o verdura fresca», Pero, en caso de no ser posible «por cuestiones de tiempo o economía, porque muchas resultan más caras que las congeladas, no habría ningún problema en recurrir a ellas».
Los procesos de ultracongelación industriales preservan las vitaminas y minerales que tiene la verdura fresca en ese momento, por lo que no pierden valores nutricionales. Además, aportan versatilidad en la cocina, ya que pueden estar tiempo en el congelador hasta que decidamos emplearlas para que sean utilizados para un batido, ensaladas, repostería, o cualquier otra cosa.
Ana Gómez Longueira, también dietista-nutricionista miembro de Codinugal, las considera una buena opción para evitar el desperdicio alimentario. «Depende de las circunstancias de cada uno, pero para una persona que vive sola o que tiene poco tiempo para ir a la compra durante la semana, recurrir a este tipo de formato puede ayudar a que no se estropee la fresca y pierda propiedades», explica.
Qué tener en cuenta a la hora de comprar fruta congelada
El problema a la hora de comprar fruta congelada, dice Martínez, se da cuando contiene otros ingredientes añadidos. «Por ejemplo, que venga bañada en chocolate o que tenga un sabor adicional, como vainilla». Pero esta circunstancia se puede solventar fijándonos en la etiqueta del producto, asegurándonos de que no tiene azúcares añadidos ni jarabes. Concuerda con ella Gómez, que proporciona un truco a la hora de leer la información del producto: «No debería de superar más de tres ingredientes en el etiquetado».
Asimismo, la fruta congelada no se debe confundir con otro tipo de formatos: «Como los yogures congelados con arándanos, que es otro de los productos que están disponibles en el mercado».
Cómo congelar la fruta fresca
Antes de que la fruta fresca se estropee, ya sea en el frutero o en el frigorífico, también es una buena opción llevarlas al congelador. Una duda frecuente es si acabará perdiendo su sabor. Por lo general, no, ya que se trata de un método de conservación, pero sí puede verse alterado si la fruta ya estaba en proceso de descomposición o si se le añade algún edulcorante.
Pueden ir a este electrodoméstico la mayoría de frutas, especialmente los arándanos, las frambuesas y las fresas. En este caso, como su tamaño es pequeño, incluso pueden congelarse sin cortar. Los plátanos y bananas también pueden conservarse, pero en trozos, a poder ser, pequeños. Si se trata de naranjas, limones, limas y pomelos, es mejor sin piel, ya sea en gajos o ralladas. Es probable que su textura cambie, por lo que se recomienda recurrir a este método de conservación para posteriormente elaborar batidos o zumos. Al igual que frutas tropicales como el mango, la papaya o la piña, que es posible que pierdan un poco de consistencia en el proceso de descongelación posterior. Aquellas frutas con hueso como melocotones, albaricoques, ciruelas o cerezas, lo ideal es deshuesarlas antes de congelar.
Sea cual sea la fruta, debe ir correctamente protegida a este electrodoméstico. «El film transparente y el papel de aluminio pueden ser una primera protección del alimento, pero también es recomendable guardarlo en un envase hermético, así se evitan las quemaduras por congelación. Al final, el foco de atención es que no pierda sus propiedades frescas», asegura Gómez.
No todos los tápers sirven para la congelación, por lo que Gómez aconseja fijarse en sus símbolos. El que indica que es apto para comida es el de un vaso con un tenedor. Para saber si puede ir al congelador, debe aparecer un copo de nieve. Y por último, unas rayas onduladas desvelan que puede ir al microondas.
A la hora de descongelar la fruta, la forma más segura es, como todos los alimentos, a través de los tres pasos: del refrigerador a la nevera y de esta al exterior. Pero si se necesita una vía más rápida se puede optar por sumergirla en un baño de agua fría o utilizar el microondas en el modo indicado para este uso, evitando no cocinarla.