Alexia tuvo la posibilidad de aprovechar la posición que alcanzó por sus reivindicaciones, seguir en la cresta de la ola y sacarle rendimiento al empuje mediático que la llevó por los platós de televisión para explicar su caso. Asegura que rechazó interesantes ofertas que la hubieran catapultado como actriz o para asesorar a importantes empresas informáticas en ciudades como Madrid. Lo hizo con el convencimiento de que ese no es su mundo.
En su momento, según reconoce, apostó por quedarse en su ciudad, que es donde le gusta vivir; mantener su trabajo y amistades y sobre todo, permanecer cerca de su hijo para verlo crecer. Sabe que lo más fácil en aquel momento era hacer las maletas y emprender una nueva vida, pero insiste que las huídas son de cobardes y ella no lo es.
La trascendencia que tuvo reivindicar que no la apartaran de su hijo le sirvió para conocer a personas con influencia que le hubieran ayudado a abrir puertas, como Pedro Zerolo, del PSOE y presidente de la Federación Estatal de Gays o a Carla Antonelli. La actriz canaria transexual que recibió recientemente un premio por su intervención en la serie televisiva «El síndrome de Ulises» la ayudó en momentos más difíciles y acabó siendo su amiga y confidente.
Alexia confía en no tener que recurrir a los medios de comunicación de nuevo porque espera que la situación con su hijo se normalice. «Si me vuelven a pinchar me volveré a defender», advirtió.