Juan Verde reconoce que, por ejemplo, el deshielo facilitará nuevas rutas por el norte que beneficiarán a sectores como las petroleras, pero considera que la lucha contra el cambio climático es irreversible porque afecta a todos por igual.
-¿Qué riesgo hay de que algún presidente vuelva a negar el cambio climático?
-No, no hay marcha atrás porque ahora en Estados Unidos hay una demanda social; hay una presión originada por la concienciación ciudadana, en gran medida generada por Al Gore, y hoy la inmensa mayoría de la población ya no quiere seguir esperando a que sus líderes políticos tomen medidas y ya las están exigiendo. Los últimos dos candidatos a la presidencia, tanto Obama como McCain, presentaron en sus programas los proyectos más ambiciosos de transformación de la economía y ambos son medioambientalistas. Eso demuestra que ya hay un cambio no solo generacional sino de posicionamiento. El cambio climático en Estados Unidos no es un tema político sino ético y moral. Cuando eso ocurre y la sociedad está dispuesta a castigar o recompensar a los políticos a través del voto, ya no hay marcha atrás.
-Contamina el mundo industrializado y quienes primero pagan las consecuencias son las zonas vírgenes.
-El Panel sobre Cambio Climático de la ONU publicó la semana pasada un informe demoledor que demuestra que los países pobres están sufriendo un daño desproporcionado, porque no están preparados para mitigar los efectos. Desde la fundación creemos que los países ricos tienen una responsabilidad y una obligación con ellos, facilitándoles la transferencia de tecnologías limpias y su desarrollo.