Un mecenas pagará la limpieza del gran retablo de Moure

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Una donación de un benefactor anónimo pemitirá financiar los trabajos, que se prevé comenzar a finales de mes

03 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro de poco tiempo, el monumental retablo mayor de la iglesia del Colegio de la Compañía de Monforte, obra del escultor Francisco de Moure, presentará un aspecto muy diferente del que ha mostrado en los últimos años. Así lo esperan en la fundación Nuestra Señora de la Antigua, responsable del templo, que acometerá en breve plazo una operación de limpieza de esta obra gracias al apoyo financiero de un mecenas que desea permanecer en el anonimato. En principio está previsto que la intervención -que durará en torno a un mes- empiece a finales de octubre, pero ello dependerá de la disponibilidad de la restauradora que se hará cargo de la tarea y que ahora está trabajando en otro proyecto.

Según explica el padre escolapio Javier Agudo, responsable del patrimonio histórico del colegio, el trabajo consistirá básicamente en retirar la suciedad acumulada sobre el retablo, ya que los exámenes técnicos indican que la madera en la que está tallado no sufre ataques de carcoma ni otros desperfectos que hagan necesaria una restauración. «Hace unos quince años se hizo una operación de este tipo y se aplicó un tratamiento contra los xilófagos que ha resultado ser muy eficaz, porque la madera sigue estando bien conservada», señala.

La parte más laboriosa de la operación, indica por otro lado Agudo, consistirá en instalar un andamio para llevar a cabo la limpieza. «Hay que tener en cuenta que el retablo tiene unos veinte metros de altura por nueve de anchura, por lo que se necesita un andamiaje de grandes dimensiones para realizar el trabajo, y levantarlo y retirarlo seguramente requerirá más tiempo que la propia operación de limpieza», añade.

La última vez que se limpió la obra fue durante el mencionado proceso de restauración. «Pero ya por entonces empezó a ensuciarse otra vez dice Agudo, porque muy poco después se hicieron unos arreglos del sistema de iluminación en el techo de esta parte de la iglesia y el polvo que desprendieron los taladros cayó sobre el retablo que acababan de ser limpiado, y ya no se pudo retirar».

Oficios religiosos

Mientras se lleve a cabo la nueva operación de limpieza, los oficios religiosos se podrán seguir celebrando con normalidad en la iglesia, ya que la anchura del andamio -de en torno a 1,20 metros- dejará suficiente espacio para moverse sin problemas en torno al altar. Una vez que terminen los trabajos, la fundación y el colegio Escolapios estudiarán la posibilidad de organizar algún acto para mostrar públicamente el nuevo aspecto del retablo, pero por ahora no hay nada decidido a este respecto.

Al tratarse de una obra de singular valor histórico y artístico, los promotores de la intervención ya han contactado con la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural para que este organismo supervise la tarea, sobre la que deberá presentarse un informe técnico. El obispado lucense no participa en la iniciativa, al encontrarse la conservación del retablo en manos de una fundación. Sin embargo, esta entidad pidió a los responsables de la diócesis que le ayudasen a encontrar a una profesional capacitada para realizar el trabajo. «La restauradora que nos recomendaron trabaja habitualmente con el obispado y es una persona con mucha experiencia», comenta Agudo. Por ahora no se sabe a cuánto ascenderá el coste de la limpieza del retablo, ya que la restauradora aún no presentó el prespuesto correspondiente.

Una herencia de uno de los mayores escultores gallegos

Nacido en Santiago en 1576 y fallecido en Monforte en 1636, Francisco de Moure está considerado como uno de los mejores escultores gallegos de todos los tiempos. El retablo mayor monfortino figura entre sus principales obras, junto con el coro de la catedral de Lugo. Otras esculturas suyas se conservan en el monasterio de Samos la catedral de Ourense y las iglesias ourensanas de Santo Estevo de Sandiás, San Pedro das Maos.

El retablo del Colegio de la Compañía estaba sin acabar cuando falleció el artista y la parte superior de la obra fue completada por su hijo y sus discípulos. Francisco de Moure fue enterrado en el cementerio situado junto a la antigua iglesia de A Régoa, en la actual plaza de España. Su sepultura desapareció en el siglo XIX, cuando el templo fue demolido y este espacio sufrió un fuerte transformación.

 

madera cruda de nogal

El retablo de Francisco de Moure está tallado en madera de nogal y nunca fue policromado. La falta de pintura, según indica Javier Agudo, hace que la suciedad resalte mucho más y afee el aspecto de la obra. «Las esculturas policromadas soportan mejor la suciedad porque se les nota menos el polvo, incluso cuando están en peor estado que el de este retablo», señala. «Cuando se trata de madera cruda, como es este caso, habría que limpiarla más a menudo, pero la complejidad y el coste del trabajo en una obra tan grande como esta impiden que eso se haga con tanta frecuencia como sería necesario», agrega. A la izquierda, una sección de la parte inferior del retablo en la que está tallada la escena de la circuncisión de Jesús