Un estudio intentará medir la cantidad de gas de efecto invernadero que se encuentra atrapado en el suelo del célebre bosque
12 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La Devesa da Rogueira es el bosque autóctono más célebre y emblemático de la sierra de O Courel, pero todavía se sabe muy poco sobre el papel que desempeña en la retención del dióxido de carbono o CO2. Un proyecto de investigación que se desarrollará durante este año tiene el objetivo de estimar con la mayor precisión posible la cantidad de este gas de efecto invernadero que se encuentra almacenada en el suelo de bosque.
El estudio figura entre los proyectos de investigación que promueve el geoparque Montañas do Courel con el apoyo económico de la Diputación lucense. El trabajo será realizado tomando como base la estación científica universitaria de Seoane y correrá a cargo del director de este centro —el biólogo Xosé Lois Otero Pérez— y del geógrafo Augusto Pérez Alberti. Este último, catedrático de la USC ya jubilado, prepara una tesis doctoral en la especialidad de medio ambiente y recursos naturales. La tesis, dirigida por Otero, se basará en la investigación sobre la Devesa da Rogueira como sumidero de dióxido de carbono.
El hecho de haber elegido la Devesa da Rogueira para realizar esta investigación, según explica Otero, se debe por una parte a que este bosque es el primero de España —y uno de los dos únicos de Europa— distinguido con el sello de servicios ecosistémicos que concede la entidad internacional Forest Stewardship Council (FSC) o Consejo de Administración Forestal. «Además es un bosque antiguo y maduro, que ha sido manejado por el hombre de una forma suave y que por lo tanto presenta mejores condiciones para retener el CO2 que otros bosques más jóvenes y peor cuidados», dice asimismo el investigador.
De los vegetales al suelo
El proceso natural por el que el dióxido de carbono se va acumulando en el suelo se produce en todos los bosques. «Los árboles y plantas absorben el CO2 de la atmósfera y el gas se va incorporando al suelo a medida que caen y se descomponen las hojas y ramas», explica Otero. En los bosques caducifolios como la Devesa da Rogueira —que probablemente tiene siglos de existencia—, las cantidades de carbono que se almacenan en el suelo son por ello mucho mayores que en otros medios, como las plantaciones de pinos.
Para medir la cantidad de dióxido de carbono que retienen los suelos de la Devesa da Rogueira se efectuarán sondeos en varias zonas del bosque a fin de obtener muestras de tierra a diferentes niveles de profundidad. «También se harán dataciones para tratar de determinar cuánto tiempo lleva secuestrado allí el CO2, además de calcular las toneladas de gas que están acumuladas en el subsuelo», dice Otero. Por otra parte, dado que en la Devesa da Rogueira hay dos tipos de suelos —ácidos y calizos—, los científicos esperan comprobar si hay diferentes niveles de concentraciones de gas dependiendo de cada zona.
En la investigación también está previsto realizar muestreos en áreas próximas al bosque —pero de tipos muy distintos— para realizar comparaciones entre las cantidades de dióxido de carbono acumuladas en unas y otras zonas. «Vamos a estudiar también los suelos de algunas zonas de cultivo y pradería, y de antiguas áreas forestales que se ha degradado y que ahora están cubiertas de matorral, donde seguramente habrá cantidades mucho menores de CO atrapado en los suelos», apunta el biólogo.
Una investigación que puede servir de referente para realizar más estudios en otras partes de Galicia
El estudio que realizarán los investigadores de la USC en la Devesa da Rogueira se limitará por ahora al suelo del bosque, aunque la propia masa vegetal sin duda también encierra importantes cantidades de dióxido de carbono. «Por término medio, los suelos de los bosques retienen tres veces más CO2 que los árboles, y por eso decidimos empezar por estudiar los suelos», dice a este respecto Xosé Lois Otero. El investigador considera no obstante que también sería de gran interés realizar más adelante otro estudio para estimar la cantidad de carbono que contiene la masa arbórea, pero para ello hay que utilizar otros métodos de investigación.
Los responsables de el proyecto científico esperan por otra parte que este trabajo pueda ser un referente para llevar después a cabo nuevas investigaciones de este tipo en otros bosques de Galicia. «Si obtenemos unos resultados interesantes en la Devesa da Rogueira, esto podrá servir de base para investigar sobre las acumulaciones de dióxido de carbono en los bosques de la sierra de Os Ancares y especialmente en las Fragas do Eume, porque en esa zona las condiciones climáticas son diferentes de las que hay en las montañas del interior», dice Otero. «Sería muy interesante ver si las diferencias en el clima influyen de alguna manera en la cantidad de dióxido de carbono que queda retenido en los suelos de unos y otros bosques», agrega.
Empezar en marzo
Para que los resultados de la investigación puedan estar disponibles habrá que esperar todavía algún tiempo. «Calcular las cantidades de carbono que se acumulan en los suelos es relativamente fácil», dice a este respecto el director de la Estación Científica do Courel. «Lo que resulta más complicado es el muestreo, porque hay que utilizar sondas para recoger muestras a distintos niveles en muchos lugares diferentes y además los terrenos donde hay que realizar el trabajo son accidentados y de acceso difícil», añade. La recogida de muestras en la Devesa da Rogueira y en los demás lugares donde se realizará el estudio, de acuerdo con sus previsiones, empezará seguramente el mes próximo. «En marzo habrá unas condiciones meteorológicas más favorables y también más horas de sol, lo que es importante para aprovechar mejor las jornadas de trabajo en pleno monte», comenta Otero. En la investigación tomará parte el Centro Interdisciplinar de Investigación en Tecnologías Ambientales (Cretus), un instituto científico creado recientemente por la Universidade de Santiago.