Las aves de bosque y matorral comen terreno a las de las áreas agrícolas en el valle de Lemos

BÓVEDA

Organizan en Bóveda unas jornadas de anillamiento para evaluar el estado actual de la avifauna en este territorio
29 ago 2019 . Actualizado a las 15:07 h.Entre el 6 y el 8 de septiembre se llevarán a cabo en la parroquia de Ribas Pequenas -en el municipio de Bóveda- unas jornadas de anillamiento de aves que tienen por objetivo evaluar el estado actual de la avifauna en este sector del valle de Lemos y comprobar la evolución que ha experimentado en los últimos doce años. En este mismo lugar se llevaron cabo en el 2007 otras jornadas de anillamiento, lo que permitirá realizar una comparación con los datos que se obtuvieron por entonces y evaluar los efectos ambientales de los cambios que ha sufrido el paisaje a lo largo de este período. Previamente, en el 2004, ya se había realizado otra actividad de este tipo en el límite de los municipios de Bóveda y A Pobra do Brollón.
Según explica Cosme Romai, del Grupo Naturalista Hábitat -que se encarga de organizar estas jornadas-, algunas observaciones realizadas recientemente sobre el terreno ya han permitido detectar una serie de transformaciones asociadas al abandono de las tierras de cultivo. «No 2007, a superficie cultivada en Ribas Pequenas era maior e agora en certas áreas aumentou o bosque caducifolio e tamén se incrementaron as zonas de matogueira», señala. Estos cambios -añade- han traído consigo una disminución de las especies que frecuentan las tierras cultivadas, como el escribano triguero (Emberiza calandra), la alondra común (Alauda arvensis), la alondra totovía (Lullula arborea), la codorniz común (Coturnix coturnix) y el cernícalo (Falco tinnunculus). Al mismo tiempo, dice por otro lado Romai, se han vuelto más abundantes las aves propias de las áreas forestales, como el trepador azul (Sitta europaea), el agateador común (Certhia brachydactyla) y el carbonero común (Parus major). También se ha notado un gran aumento en la población de curruca cabecinegra o papuxa cabecinegra (Sylvia melanocephala), lo que se atribuye al avance del matorral, que es el medio preferido de esta especie.
En las jornadas de septiembre se pretende confirmar estas observaciones y obtener un panorama más claro del estado actual de la avifauna en el valle de Lemos y, en general, de la situación medioambiental que se da ahora en este territorio. «Hai que recordar que os anelamentos de aves están recoñecidos pola Unión Europea e por diversos organismos internacionais como unha das mellores ferramentas para seguir a evolución dos ecosistemas e avaliar o seu estado de saúde», comenta Romai.
En memoria del ornitólogo Christopher Mead
En la organización de las jornadas ornitológicas previstas para septiembre en Bóveda, junto con el Grupo Naturalista Hábitat, participará el colectivo coruñés Hércules. La iniciativa cuenta además con el apoyo de la Sociedade Galega de Ornitoloxía y el grupo de anillamiento Anduriña. La participación está reservada para los miembros de estos colectivos, pero aun así es preciso efectuar una inscripción previa, lo que se puede hacer rellenando un formulario en la página web gnhabitat.org.
La actividad se presenta como la tercera edición del Encontro de Aneladores Christopher Mead, llamado así en memoria de un ornitólogo británico -fallecido en el 2003- que en la década de 1960 realizó unas investigaciones de carácter pionero sobre la avifauna del valle de Lemos. Las dos primeras ediciones se llevaron a cabo en el 2015 y en el 2017, coincidiendo con el cincuenta aniversario de las dos estancias de Mead en la comarca en 1965 y 1967. Estas actividades se desarrollaron en la parroquia monfortina de Distriz -donde efectuó sus observaciones el naturalista británico-, pero en esta ocasión se ha preferido centrarlas en Ribas Pequenas. «Como contamos cun censo de aves do 2007 nesa zona -indica a este respecto Cosme Romai- agora poderemos obter unha secuencia temporal de doce anos, o que é moi interesante para avaliar a evolución da avifauna nos últimos tempos».
Capturas de aves en Bóveda
2004
En las jornadas de anillamiento de ese año se capturaron en 313 individuos de 30 especies. Las más frecuentes fueron el verderón común (Carduelis chloris), con 76 ejemplares; la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), con 61, y el petirrojo (Erithacus rubecula), con 33.
2007
En esta ocasión fueron capturados 345 ejemplares de 34 especies. Las más numerosas fueron el petirrojo, con 89 ejemplares; la curruca capirotada, con 39, y el carbonero común (Parus major), con 37.