Cuando el calor arrecia siempre apetece un chapuzón y para eso nada mejor que tener una piscina en casa. Ante los elevados costes que representa la instalación de un estanque convencional, existe otra alternativa: las minipiscinas. Se trata de piletas portátiles que se instalan fácilmente sobre cualquier superficie plana, sin necesidad de excavar ni hacer obra, de ahí que también se conozcan como piscinas elevadas. Y son relativamente baratas, (desde luego, mucho más que sus hermanas mayores). Con estos ingredientes, cada vez hay más. Los fabricantes dicen que este verano se venden más que nunca. Pero para sacarles provecho hay que saber unas cuantas cosas.
Carmen Leis Baña, técnica en piscinas de la empresa Podium Win, asegura que este verano ?«las ventas de las piscinas elevadas aumentaron considerablemente, incluso más que en años anteriores».
Las principales ventajas de estas piscinas son su bajo coste y su instalación inmediata. Pero tienden a durar muy poco, «cuatro o cinco años; algunas solo se utilizan un verano», apunta la especialista.
Una de las pegas que los usuarios ponen a las piscinas elevadas es el mantenimiento, que debe realizarse diariamente y con precaución. «Para evitar riesgos el agua debe tratarse a diario o al menos comprobar los parámetros de pH y cloro. Cuando no se utilizan las cantidades adecuadas de productos químicos, pueden aparecer irritaciones en los ojos y en la piel», comenta Leis.
Lo más común es la utilización de unas pastillas que se aplican dentro de una muestra de agua y verifican los niveles. Otra forma de dar mantenimiento consiste en emplear las llamadas pastillas de tres componentes. «Cada semana se aplican directamente sobre la piscina y, además de regular el cloro y el pH, tienen efecto antialgas», asegura Jorge Díaz Varela, vecino de Monforte, quien instaló en su finca una piscina portátil.
El mantenimiento de las elevadas resulta laborioso, por lo que hay que dedicarles el tiempo suficiente. «Es necesario tener la depuradora funcionando diariamente y aplicar el limpiafondos al menos cada dos días, pero vale la pena», dice Jorge Díaz Varela.