
Desde hace un par de semanas se anuncia que se va a instalar en Monforte un centro de acogida a los menores no acompañados que están siendo repartidos por todas las comunidades autónomas cual partida macabra de cartas.
Desde hace ese mismo par de semanas en Monforte se escuchan comentarios tanto a favor como en contra sobre este asunto. Casi siempre son comentarios con poco argumento y demasiada pasión. Tanta pasión que hemos visto actos ofensivos contra el edificio que va a albergar el centro antes de que se ponga en funcionamiento, flaco favor que solo origina más gasto y perder la poca razón que pudieran tener los atacantes, si es que tenían alguna.
Basta con darse un paseo por la calle Cardenal o la plaza de la Compañía para comprobar que no serían los primeros extranjeros en llegar a las terras de Lemos ni muchísimo menos. Trabajo en un centro educativo de Monforte y ya hay alumnos de 22 nacionalidades diferentes. Que hay problemas de integración? Claro, como no los va a haber, se gestionan de mejor o peor manera pero…
Que pasaría si en vez de ver problemas por todos los lados vemos oportunidades. 80 habitantes más que pueden integrarse, que estarán en un centro que creará puestos de trabajo, que pueden desarrollarse, emprender en Monforte o acabar metiendo goles en el Lemos y tener un futuro más prometedor que del lugar del que escapan. Por no hablar de la variable demográfica, con las estadísticas de natalidad de Galicia no tenemos opción, nuestra única solución está en la inmigración, y aún así lo tenemos complicado. Recientemente se anunció que este curso escolar comenzó con 1.000 alumnos menos. Y no es novedad, si no fuera por esta inmigración hay varios centros educativos de Galicia, por no decir muchos, que estarían cerrados hace tiempo.
Así que démosles una oportunidad, aunque solo sea por compensarles un poco el viaje infernal que acaban de hacer. Y tengamos un poco de paciencia, que no todo tiene que ser un desastre obligatoriamente. Veremos que pasa…