«Ao que sabe, isto parécelle fácil»

QUIROGA

RAMÓN VILA

Desde hace ocho años, el Museo Etnográfico Municipal de Quiroga ofrece cursos de tejido tradicional. Quien los imparte es Carmen Barreiro, natural del vecino municipio de Folgoso do Courel

25 feb 2020 . Actualizado a las 22:16 h.

El Museo Etnográfico Municipal de Quiroga conserva un antiguo telar restaurado que desde hace ocho años se utiliza para impartir en primavera un curso de tejido tradicional. Las clases corren a cargo de Carmen Barreiro, natural de Visuña -en el municipio de Folgoso do Courel- y una de las últimas personas de la comarca que conocen esta técnica. La artesana aprendió el oficio de su abuela y de una vecina, usando un telar que todavía conserva en su vivienda familiar. «Cando comecei con el xa era moi vello, debe de ser da época da miña tataravoa», dice.

Durante mucho tiempo, Carmen Barreiro se dedicó a confeccionar todo tipo de piezas «para gañar un peso». Aunque en ocasiones las vendió ya hechas, la mayoría de las veces las hizo por encargo previo, usando lana o algodón que compraban los propios clientes y cobrando por el tiempo de trabajo. Las que más labor requerían -explica- eran las colchas llamadas «de felpenteira», adornadas con dibujos, que podían llevarle un mes. «Contando tamén o tempo que necesitaba para atender a casa», precisa. Las prendas más sencillas, como los mantelos -capas tradicionales de pastoreo de O Courel-, podían terminarse en un solo día. En la actualidad, la artesana teje algunas piezas, como alfombras de dormitorio, pero no para venderlas. «O que fago agora son cousas para a miña familia», señala.

En las clases que imparte en el museo quirogués Carmen enseña las diferentes fases del laborioso proceso de tejido. En primer lugar hay que preparar la lana, que debe estar bien lavada y secada. Después viene el «espelido», la separación manual de las fibras. A continuación hay que cardar los hilos con un cepillo de puntas de acero para después hilarlos con un huso. El siguiente paso consiste en «doblar» la fibra, es decir, unir los hilos de dos en dos para que sean más resistentes. Una vez realizados estos pasos viene lo más difícil, el montaje de la urdimbre, que puede requerir dos o tres días. «A quen o sabe facer parécelle fácil, pero isto é o peor para os que están aprendendo», avisa. Una vez armado este complejo conjunto de hilos tensados, comienza la labor del telar propiamente dicha, que también requiere mucha práctica y paciencia.

Los alumnos que acuden a sus clases -mujeres en su inmensa mayoría- ponen mucha ilusión e interés en aprender esta antigua técnica. Algunas han asistido a los cursos cada año desde que empezaron a impartirse y han ido adquiriendo un amplio conocimiento. «O problema é que ningunha delas ten un tear na casa, e para dominar ben o oficio hai que estar practicando a diario durante moito tempo seguido, como fixen eu», dice la profesora. «Pero claro, a ver quen pode meter nun piso un armatoste destes», concluye.

Preparativos

Antes de tejer en el telar hay que preparar los hilos de lana en un proceso que comprende el cardado con cepillos de puntas de acero como los que se guardan en el Museo Etnográfico de Quiroga (a la izquierda).