
Cincuenta personas pasaron la noche en el albergue de esta localidad por miedo a que el fuego alcanzase sus casas
16 ago 2025 . Actualizado a las 17:32 h.Decenas de personas pasaron la noche en el albergue municipal de Quiroga ante el riesgo de que el fuego alcanzase sus casas. Se trata de vecinos de Roblido y de Alvaredos. La primera es una población del municipio de A Rúa y la segunda de Quiroga, pero las dos están en la misma zona de la montaña que baja al Sil desde la Serra do Courel y por la que avanza el incendio que el miércoles empezó en el municipio de Larouco, en la comarca de Valdeorras. Este sábado por la mañana no había peligro inminente en ningún lugar habitado. Lo que pase a partir de ahora dependería de cómo evolucione todo. Los últimos datos oficiales, del sábado a primera hora de la mañana, dicen que ese incendio ya ha quemado unas 2.000 hectáreas.
En el municipio de Quiroga, el riesgo está en las parroquias de Cereixido, A Enciñeira, Alvaredos y Vilanuide. Las tres primeras están en la margen derecha del Sil y la última en la izquierda y todas están en la zona limítrofe con Valdeorras. Por allí entró en la provincia de Lugo un frente de varios kilómetros de longitud del incendio que empezó el miércoles en Larouco y que el viernes viró hacia el norte y hacia el oeste, cruzó el Sil y quemó en A Rúa un punto limpio y una fábrica de neumáticos.
«Este incendio vai ser moi difícil de parar», resumía este sábado por la mañana el alcalde de Quiroga, José Luis Rivera, desplazado a la zona afectada con el concejal Luis Manuel Arias, el personal del grupo de emergencias local (GES) y el único agente de la Policía Local.
El viernes consiguieron mantener las llamas alejadas de Cereixido. En esa aldea termina la carretera local de 18 kilómetros que lleva a esa parte de la montaña de Quiroga desde la N-120 y que pasa también por los pueblos de Paradaseca, Paradapiñol y Rugando.
Toda esa ruta y todo el valle de Quiroga están sumergidos en una nube de humo, del incendio que vino desde Valdeorras y de los del sur de la provincia de Ourense y el norte de Portugal. Los vecinos de esas cuatro parroquias están en alerta desde el viernes.
No ha habido ningún desalojo forzoso, pero sí algunos voluntarios. El albergue de Quiroga sirvió el viernes por la noche de refugio para unas cincuenta personas procedentes de Alvaredos y de Roblido. En el caso de Alvaredos se marcharon los mayores y los niños, pero los demás vecinos se quedaron por si tienen que intervenir para salvar las casas de las llamas.
Ninguna aldea alcanzada
Finalmente, ni el viernes ni durante la madrugada del sábado el fuego alcanzó ninguna aldea en esas cuatro parroquias. En el caso de Cereixido, aplicaron durante la noche un contrafuego un kilómetro al este de la aldea para evitar sustos por ese lado.
Y este sábado por la mañana, trataban de limpiar de vegetación con una pequeña excavadora una franja en el extremo oeste del pueblo, que era hacia donde avanzaba en ese momento otro frente del incendio. El viernes, el Ayuntamiento utilizó el mismo vehículo para dejar limpia una franja perimetral de terreno alrededor de Paradapiñol.

Si al alcalde de Quiroga le parece que este incendio va a ser difícil de parar es porque no hay sobre el terreno medios suficientes para ni siquiera intentarlo.
En Cereixido estaban este sábado por la mañana, los integrantes del GES de Quiroga, una brigada de cinco bomberos forestales de Bóveda, además de una pareja de la Guardia Civil y el único agente de la Policía Local de Quiroga. De apoyo, la pala contratada por el Ayuntamiento y tres carrocetas cargadas de agua.
El alcalde estaba intentando conseguir que la Xunta le enviase un camión nodriza, con una cisterna de gran tamaño. Pero él mismo reconocía que le iba a ser difícil conseguirlo, porque «a situación está moi mal en moitos lugares».
La situación es similar en toda la franja del municipio de Quiroga que ha quedado expuesta a este incendio. En Alvaredos los vecinos que se quedaron a pasar la noche del viernes estaban armados de mangueras domésticas y capazos cargados con agua. A las siete de la tarde solo contaban con la ayuda de dos brigadas forestales desplazadas desde Becerreá que sumaban. Nada de apoyo desde el aire con aviones ni helicópteros, porque esos medios están movilizados en otros lugares en los que el riesgo es todavía mayor.