Como cada año, y ya van unos cuantos, un grupo de jóvenes se empeña en convertir una pequeña parroquia del Concello de Sober, Santa Cruz de Brosmos, de no más de 50 habitantes, en el epicentro del ciclismo de montaña autonómico, por lo menos por un día. Pero la ambición va más allá, ya que pretenden que esta excepción se convierta en norma, y que los senderos que abren con tanto esmero y dedicación sean usados por los intrépidos ciclistas/senderistas todo el año.
Superar ese ambicioso listón no es solo cuestión económica, tampoco de voluntades ni de burocracia. No, el mayor limitante es el de los recursos humanos. Hacen falta muchas manos para mantener esto. Y esto si es un problema, ya que los otros tienen fácil solución si se busca, pero, al fin y al cabo, hay que poner los pies en la tierra, ir al monte y ponerse a desbrozar, limpiar, cuidar y mimar el patrimonio paisajístico para mantener una ruta ya de por si difícil.
Llegará el día de la prueba, y serán todo halagos. Unos dirán que menudos paisajes, otros que qué buena organización. Algunas críticas también nos caerán, pero lo que muchos no ven es que para llegar a ese día un grupo de jóvenes ha dedicado mucho tiempo (meses) para que los 50 kilómetros de la ruta estén perfectos. Y lo que más impresiona es que es la ilusión lo que los hace seguir adelante. Una ilusión a veces recompensada por los vecinos que ven recuperar caminos ya olvidados y que recuerdan viejos tiempos, y cuentan historias y anécdotas que son parte de otro patrimonio que no se debe dejar de lado, el de la memoria de los pueblos.
Quizá la pregunta que nos debamos hacer después de la prueba es: ¿Se puede convertir el Concello de Sober en un referente del deporte de aventura, y tener la primera ruta de ciclismo de montaña/senderismo homologada? La respuesta se podrá ver el día 24 de agosto en Santa Cruz de Brosmos, donde se esperan 200 participantes para demostrarlo. Pero, al fin y al cabo, damos siempre con la pescadilla que se muerde la cola. «No hay jóvenes en el rural porque no hay oportunidades, y no hay oportunidades en el rural porque no hay jóvenes». Pues bien, jóvenes intrépidos, aquí tenéis una enorme oportunidad.