El calvario del «volva outro día ou senón presente unha queixa»

Xosé CArreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

Conseguir autorización para colocar un andamio supone esperas que provocan protestas de los afectados

03 dic 2017 . Actualizado a las 19:24 h.

Conseguir una autorización del Concello de Lugo para poder colocar un andamio en la fachada de un inmueble para hacer trabajos de pintura o retejado se convirtió en un calvario. Tanto es así que algunos empresarios del sector han tenido que presentar quejas. Dicen que la desatención fue de tal calado que en muchos casos no pudieron arreglar los tejados que les habían contratado comunidades. Aunque el anticiclón duró más de la cuenta, acabaron llegando las lluvias sin que en el concello resolviesen.

La responsable de una empresa de As Gándaras vivió momentos de cabreo en las oficinas municipales y, al final, se tuvo que conformar con presentar una queja. De poco le sirvió porque no le dio tiempo a hacer los trabajos que pretendía antes de la llegada de las lluvias.

La afectada presentó el 24 de octubre en la Policía Local una solicitud para colocar un andamio con la finalidad de cambiar el tejado de un inmueble. La petición quedó olvidada, según la perjudicada, en el departamento de ingeniería del Concello de Lugo.

La tardanza en la entrega de la autorización motivó que la comunidad que contrataba la obra se quejase por un retraso que no esperaban ya que escuchaban como algunos concejales daban cuenta de la agilidad en los trámites para la ejecución de las obras. Incluso por momentos parece que a algunos vecinos pensaban que la empresa no agilizase las gestiones.

«La situación nos perjudicaba muchísimo porque los contratantes crían incluso que éramos nosotros quienes teníamos la culpa», apuntó la representante de la empresa en una queja. Los del tiempo decían que dentro de una semana llegarían las lluvias y el andamio estaba sin montar y a la afectada no le quedaba más remedio que entrar en acción.

La empresaria entró en acción y se plantó en las oficinas municipales. Quizás pensó que la visita inicial arreglaría la situación. No sabía lo que le esperaba.

Fue un viernes. Perdió el tiempo. «No estaba la persona que me tenía que atender». Volvió al lunes. «No estaba el jefe de la persona que me atendió». El martes llamó por teléfono tres veces. Nada. Quedó en ir al día siguiente.

La mujer volvió a comparecer el miércoles y ese día, tampoco la atendieron. Le aconsejaron, eso sí, que presentase una queja. «Un total despropósito», apuntó la afectada. Llegó el 8 de noviembre y la autorización sin conceder.

Pero no fue esta empresaria la única afectada. Otro vecino fue al edificio del viejo seminario para presentar una documentación relativa a la realización de unos trabajos en una fachada. Los papeles se los había requerido el propio Concello.

A este ciudadano le dijeron que la persona que tendría que hacer el informe sobre el andamiaje estaba jubilada y que el resto del personal nada podía hacer. Y así se quedó. El afectado se pregunta hasta cuándo tendremos que seguir aguantando estas situaciones. «Pagamos los impuestos y estamos pillados por estos detalles burocráticos», escribió el auto de la queja presentada en el Concello.