Cierra la tienda asiática de Paradela en el Camino de Santiago: «Hay demasiada gente, es un parque temático»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

PARADELA

Zona de comida coreana en la tienda Peter Pank cuando estaba en funcionamiento
Zona de comida coreana en la tienda Peter Pank cuando estaba en funcionamiento ALBERTO LÓPEZ

La icónica Peter Pank, con suvenires y comida coreana, se despide porque Olga se jubila y Guillermo decidió no afrontar la atención él solo

17 dic 2023 . Actualizado a las 22:55 h.

El Camino Francés se despide de uno de sus negocios más especiales. Después de más de 20 años, la paradelense Olga Rodríguez se jubila y su compañero Guillermo Lamas cierra las puertas de la tienda Peter Pank, en la aldea de Moutras, en Paradela, en los últimos 100 kilómetros. Su local dio literalmente la vuelta al mundo por innovar con la venta de comida asiática, que daba respuesta al auge de peregrinos coreanos. «Esto se convirtió en un parque temático, hay demasiada gente. Ya no se hace el Camino, se camina. Voy a por otros proyectos», explica Lamas.

El 25 de septiembre fue el último día de actividad de la tienda Peter Pank. Guillermo Lamas, de Chapela, hizo el Camino de Santiago en el 2009, en plena crisis del tax lease como trabajador de Vulcano. Decidió cambiar la ría de Vigo por la ruta jacobea con una pequeña tienda en unas cuadras restauradas. Conoció a la vecina de Paradela Olga Rodríguez, que tenía una tienda en su aldea, y dos años después abrieron juntos Peter Pank. 

Desde los inicios, la tienda se diferenció del resto de los negocios del Camino como si tuviera personalidad propia. De su ventana colgaba una meiga y la estampa de la credencial es un punki. En el establecimiento se vendían suvenirs de todo tipo, como imanes, conchas, pulseras, postales o figuras de cerámica, así como prendas para los peregrinos como chubasqueros, mochilas o bufandas, y también algo de comida.

Peregrinos en el exterior de la tienda mirando suvenirs
Peregrinos en el exterior de la tienda mirando suvenirs ALBERTO LOPEZ

Por si la variedad fuera poca, Guillermo Lamas se supo diferenciar más. Hace años que el Camino se empezó a hacer popular entre los coreanos y pasaron a ser unas de las nacionalidades más cuantiosas de las que llegan a Santiago. Lamas contaba que se paraban en la tienda pero no compraban ningún suvenir, en parte centrados en gastar el dinero en lo más necesario, sobre todo los jóvenes. Así que trajo hasta Paradela sus productos locales. 

Surtió la tienda de comida coreana, que investigó y también compró a través de diferentes páginas web asiáticas. Compró fideos precalentados o purés, con especial presencia de los productos picantes, por lo que tienen predilección los coreanos. Puso en la puerta anuncios en su idioma en la puerta y así mantuvo su rincón asiático en la tienda de Moutras. 

Aunque saben saludar en coreano, los idiomas todavía no son el fuerte de Guillermo Lamas, por lo que asegura que le es indiferente tratar con caminantes nacionales que extranjeros. «Me relaciono por la vista». Disfrutaba con ambos y su negocio triunfaba entre los dos grupos. Su fascinación por el Camino se mantuvo hasta la «masificación» de los últimos años, que hace que cierre la tienda cuatro años antes de jubilarse. 

Sin opción a un relevo

Su compañera, Olga Rodríguez, ya se jubiló tras esta temporada y Lamas asegura que —tras algún achaque de salud— él solo no tiene fuerza para atender el local. «Hay demasiada gente, morimos de placer». Cuando el chapelano abrió su negocio, había unos 65.000 peregrinos, en el 2022 fueron más de 400.000, la mayoría por el Camino Francés. Además, la aldea de Paradela se ubica en los últimos 100 kilómetros de la ruta tras la salida desde Sarria, que cada vez es más el inicio por excelencia.

«Después de la tranquilidad de la pandemia esto fue una locura, a las doce de la mañana parece el paseo de la Castellana», cuenta Lamas. Eso implica poder ofrecer la misma atención. El hospitalero se había enamorado de la peregrinación haciendo el Camino en pleno invierno prácticamente solo: «Ahora en pleno diciembre pasan 30 o 40 personas al día». La forma de hacer la ruta jacobea de aquellas era tan especial como para dejar su vida en Chapela y empezar una aventura en Paradela, pero cree que ahora es un «parque temático». «Si llego a saber que iba a haber tal cantidad de gente no hubiera montado la tienda», confiesa.

Es por eso que, además de que Olga se jubila, ha decidido no continuar los cuatro años que le quedan para jubilarse en Peter Pank. Y tampoco se plantea que coja el relevo otra persona. Ahora está trabajando en un proyecto de una ruta por la zona, entre Portomarín y San Facundo de Ribas de Miño, para seguir disfrutando de los peregrinos y la zona pero sin la saturación del Camino.