Los peregrinos se quedan sin camas en Portomarín: «Anduvimos hasta las cinco de la mañana porque no teníamos sitio»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

PORTOMARÍN

Un peregrino pasaba ayer frente a un albergue de Portomarín que estaba completo
Un peregrino pasaba ayer frente a un albergue de Portomarín que estaba completo Carlos Castro

El aforo al 30% agota las plazas en los albergues y lleva a los caminantes a dormir al raso o caminar por la noche. Portomarín es el más afectado y Sarria y Palas de Rei están al límite

22 jul 2021 . Actualizado a las 11:07 h.

El Camino de Santiago ha resurgido con fuerza, tanta que hay poblaciones que no dan abasto con los peregrinos por los reducidos aforos de los albergues. Es el caso de Portomarín, uno de los lugares dormitorio del Camino Francés, donde en los últimos días los caminantes han tenido que dormir en las calles del pueblo. El peor día fue la madrugada de este miércoles, cuando casi unos 200 peregrinos se quedaron sin encontrar un sitio para pasar la noche. Lo afirma el alcalde del municipio, Juan Serrano, que avisa de que en las circunstancias sanitarias actuales los peregrinos deben hacer la ruta jacobea con planificación porque también los ayuntamientos están limitados si les quieren ayudar. Los dueños de los albergues privados, a su vez, no le encuentran el sentido: «Están las calles llenas y los albergues, semivacíos».

El concello de Portomarín cuenta con 1.449 plazas de alojamiento, una cifra que supera a los propios habitantes, que son 1.412. Las restricciones actuales permiten un aforo del 30 % en los albergues, por lo que las plazas se reducen a unas 934, ya que los hoteles conservan su máxima ocupación. Por ejemplo, el albergue público de Portomarín cuenta con 82 plazas de las que solo puede emplear 24. Los alojamientos privados pueden superar el aforo con la condición de alquilarlo a un único grupo. Pero estas condiciones ya no son suficientes para la afluencia actual del Camino, especialmente porque son las previas a la celebración del 25 de julio.

Numerosos peregrinos han tenido que descansar en sacos de dormir en el patio del colegio público, bajo árboles o cualquier espacio cubierto durante esta semana. Alguno incluso se ha lanzado a caminar de noche para asegurarse una plaza en el próximo destino.

Los espacios públicos, prohibidos

Algunos peregrinos se han presentado en el Concello para protestar, pero este está limitado a las medidas de Sanidade. «Temos un albergue de emerxencia para estes casos, pero este ano non podemos empregalo», explica el alcalde, Serrano. Lo que era el alojamiento público de emergencia este año no puede ser utilizado, asegura el regidor.

«En Portomarín estase empregando para obradoiros de nenos, non podemos arriscarnos a que un peregrino poida estar contaxiado e use as instalacións sen control e afecte aos veciños», aclara Serrano. Además, si uno de los caminantes que utilizara ese espacio diese positivo en covid, no tendría donde hacer cuarentena, algo que los concellos están obligados a asegurar.

Una peregrina afectada: «Anduvimos 50 kilómetros hasta las cinco de la mañana por desesperación»

La peregrina de Toledo G.R.R., junto a su pareja, salieron de Sarria este miércoles, tras caminar 25 kilómetros llegaron a Portomarín y se toparon con que no había ni un sitio para hospedarse. «Fue un jarro de agua fría», cuenta. Entre la desesperación total, G.R.R. y su compañero intentaron de todas las maneras posibles encontrar una solución pero «los hosteleros y el alcalde tenían las manos atadas». A las diez y media de la noche decidieron caminar hasta Palas de Rei.

«Hicimos otros 25 kilómetros en la oscuridad casi absoluta, cargando con nueve kilos; menos mal que tenemos reloj con GPS», cuenta. Llegaron a la siguiente etapa a las cinco de la madrugada y hasta media mañana no encontraron tampoco sitio en un albergue. «Menos mal que teníamos una manta térmica». Era la primera vez que hacían el Camino y lamentan que: «fuera un momento muy duro, pensábamos que nos pasaría algo y nadie nos asistiría», relata. «La imposibilidad de pedir cita para los albergues públicos y la ocupación completa en los privados hacen que la gente se eche a andar a las cuatro de la mañana para tener sitio», lamenta. «Vinimos atraídos por los anuncios del Xacobeo, pero si no se puede hacer la ruta a la manera antigua, que avisen que es necesario reservar», pide. Su único golpe de ánimo fueron los hosteleros: «Me ofrecieron hasta un colchón en una cocina», cuenta.

En Sarria y Palas de Rei recolocan gente a última hora «facendo números como podemos»

Portomarín está siendo el municipio donde más se hizo notar la saturación del Camino, pero todas las localidades de la provincia de Lugo por donde pasa están lidiando con la misma situación. En Sarria, el lunes y el martes de esta semana los hospedajes llegaron a su cupo máximo y desde la Asociación de Amigos do Camiño na Comarca de Sarria tuvieron que ayudar a recolocar a los que no tenían reserva. «Viñeron ata grupos de 30 persoas e tivemos que facer número para atoparlles un sitio, algúns tiveron que retroceder dez quilómetros», cuenta el presidente, Jorge López. A esta asociación llaman numerosos peregrinos incluso cuando ya pasaron Sarria, por lo que López asegura que el problema de ocupación se acentúa a partir de O Cebreiro y en especial después de Portomarín. «Aos nosos colaboradores dálles rabia ter camas baleiras e non poder ocupalas porque ninguén se arrisca a incumprir», explica.

Cien llamada diarias

Los albergues privados también sufren esta situación: «Recibimos cen chamadas diarias de xente sen reserva e dóenos pero temos que rexeitalas porque non hai espazo», cuentan. Algunos preferirían «no haber abierto» y otros piden un aumento del aforo al 50 %.

En Palas de Rei la situación es la misma. El alcalde, Pablo Taboada, explica que esta semana han tenido que reubica a peregrinos en casas rurales a cuatro o cinco kilómetros de distancia. «Estamos moi pendentes por se puideramos sufrir a mesma situación que Portomarín», apunta. La cantidad de personas que pasa por Palas ha dado un ascenso vertiginoso: «No núcleo principal viven 1.050 persoas de normal e o luns consumiuse auga para 4.000», cuenta Taboada.