Litmar, la sala de fiestas que celebró los últimos bailes de Lugo en el franquismo

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA SARRIA / LA VOZ

SARRIA

Los fundadores Lolita y Omar, y su hijo Francisco, recuerdan la historia desde 1967 hasta los mejores espectáculos de láser de España en los 90

04 dic 2021 . Actualizado a las 10:33 h.

La planta baja de una casa de Sarria en la que actuaban orquestas los fines de semana era en 1967 lo más parecido al ocio nocturno actual. Se trataba de la sala Litmar, que fue la primera discoteca de la provincia de Lugo y, junto con Hermo, en Muimenta, protagonizó la apertura del movimiento social lucense tras el fin del franquismo. Tras dos años de cierre por la pandemia, reabrió el sábado en manos de dos jóvenes sarrianos. Continúa así sus 54 años de historia.

Lolita Páramo y Omar Vilela, de las parroquias de Farbán y San Julián, son el matrimonio que se decidió a abrir en 1967 lo que para ella fue «el Litmar pionero». En el bajo del edificio actual ponían orquestas y celebraban pequeñas bodas. Aún durante la dictadura franquista, el nombre de la sala sarriana empezó a resonar porque «en ese momento no había nada en ningún sitio». Como relata su fundadora, fue la primera sala de fiestas de la provincia de Lugo. «Celebrábamos a la vez en el bajo y en el primer piso de la casa bodas pequeñas, pero un día hubo una crecida y se inundó la parte inferior», cuenta, por eso en 1975 se decidieron a adquirir una parte mayor del solar donde estaba la vivienda y construir el gran edificio de la discoteca, que se conserva hasta el día de hoy. Este gran paso, que fue un «total acierto», lo dieron antes de la muerte de Franco y a la inauguración acudió hasta la hermana del dictador. «Unos meses después abrió Hermo, en Muimenta, que también trabajaron mucho», quiso destacar Lolita.

Los últimos grandes bailes durante el franquismo se animaron tras la muerte del dictador, cuando notaron un «movimiento social de apertura muy importante», como destaca el hijo de los fundadores, Francisco Vilela. Acostumbrados a un ocio menor y más discreto, los eventos en Litmar eran una «ocasión muy especial» para los asistentes. Todos acudían con las mejores galas, incluso los camareros, que siempre vestían de esmoquin. La normalidad de la democracia fue llegando a las salas de fiestas de manera progresiva, como recuerda Vilela. En los primeros años «la Guardia Civil llegó a identificar a la gente que entraba en Litmar en Carnaval porque no podían ir con la cara tapada».

4.000 personas en Sarria

Cuando hicieron la gran reforma de 1975, habilitaron un restaurante, discoteca y salas para celebraciones. Haber sido los primeros en crear un negocio de estas características en toda la provincia los convirtió en el reclamo por excelencia para el ocio. Tanto para los clientes como los artistas. «A Litmar vinieron grandes artistas porque tampoco tenían muchas salas donde actuar, yo me acuerdo mucho de Dúo Dinámico», cuenta Lolita. Ahora se arrepiente de no haberse sacado fotos con cada uno de ellos. Por parte de los asistentes, la gente acudía desde fuera de Galicia y formaba grandes colas para poder entrar a Litmar. «Venía gente hasta de León en tren». El éxito absoluto de la sala de Lolita y Omar animó el ocio sarriano y, cuenta, llegó a haber 4.000 personas los fines de semana en esta villa.

«Tuvimos los mejores espectáculos de láser y las primeras tarjetas con chip»

Omar Vilela y Lolita Páramo, los fundadores de Litmar, ayer en su piso de A Coruña
Omar Vilela y Lolita Páramo, los fundadores de Litmar, ayer en su piso de A Coruña EDUARDO PEREZ

La discoteca sarriana estuvo en manos del negocio familiar durante 30 años, cuando recabó un éxito diferencial. En ese tiempo, vivió dos etapas que conjuntamente fueron la clave de su éxito: la primera, haber sido pioneros y la segunda, la innovación de Francisco Vilela. El hijo de los fundadores se puso al frente del local trabajando mano a mano con sus padres. «Si las ideas que tuvimos para Litmar las hubiéramos llevado a cabo en una ciudad, habría sido algo mucho más grande», afirma Francisco.

Los fundadores de Litmar, Lolita y Omar, tienen 84 y 90 años respectivamente. Conservan su casa en Sarria, pero en invierno se trasladan a A Coruña para soportar mejor el frío. Recuerdan la trayectoria de Litmar como un «acierto total» y, como relata Lolita, no tienen ni una queja porque «fue de maravilla».

La inmensa cantidad de gente que pasó por la sala sarriana también supuso «muchísimo trabajo» para el matrimonio. Omar se encargaba de recibir a la gente y vender las entradas y Lolita se ocupaba de los banquetes, aunque lo que más destaca es «ponerse detrás de la barra para servir y cobrar a los camareros». Le complacía sacar adelante la sala porque los empleados eran «como una familia». Lo único negativo que recuerda Lolita es el incendio que quemó la discoteca: «Además, cuando la íbamos a inaugurar de nuevo, falleció mi padre porque padecía del corazón, fueron momento horribles». El matrimonio estuvo al frente de Litmar hasta que «no pudieron más» y dieron paso a su hijo.

En la discoteca con dos años

Francisco Vilela recuerda estar con los porteros de la discoteca con solo dos o tres años: «Yo era como el juguete». El hijo de los fundadores prácticamente se crio en la sala y acompañaba a sus padres los fines de semana. «Me subí a las cajas de Coca-Cola para poder ver los espectáculos porque era muy pequeño». Vilela estudió Economía en Madrid y al regresar decidió continuar el negocio familiar.

En los años 90 se puso al frente y con él llegaron dos de las ideas más innovadoras. Litmar empezó a ofrecer espectáculos de láser. «Tuvimos un gran nivel, un amigo alemán que realizó el espectáculo de láser de Hong Kong cuando se independizó también los diseñó para Litmar», cuenta. Para más atractivo visual, la discoteca también instaló mejor iluminación y proyectores de vídeo.

En la discoteca sarriana, como cuenta Francisco, también se utilizaron por primera vez tarjetas con chip, previas a las de crédito, para que los socios acumulasen puntos para las consumiciones. Además, en el 2001, el hijo de los fundadores decidió hacer una gran reforma con un interiorismo diferente y muy cuidado que, por ejemplo, incluía pinturas en el techo. «Hicimos cosas muy pioneras que hubieran sido más importantes si la discoteca estuviera ubicada en un lugar con más población», opina.

El éxito de Litmar despertó el sector del ocio en toda la provincia. Tanto que de dos o tres locales que había en Sarria, pasaron a ser unos 40. «La discoteca acabó asfixiándose». Así que en el 2003 la familia dejó la sala tras «conseguir poner a Sarria en el mapa nacional» y después estuvo alquilada por diferentes gerentes.

Dos jóvenes sarrianos inauguran este sábado la nueva vida de Litmar con el concierto de grupo Beatriz

Imagen tras la reforma del 2001 y tal y como se conserva en la actualidad
Imagen tras la reforma del 2001 y tal y como se conserva en la actualidad

Tras varios años regentada por la misma persona, Litmar cerró hace dos, en los que solo acogió un evento. Apenas dos meses atrás, el responsable anunciaba que el cese de la actividad era definitivo. Pero los sarrianos Alberto Bouzón y Daniel Gómez, que también están al frente del pub Glass desde hace diez años, se lanzaron a recuperar la sala.

Hoy vuelve a abrir el emblemático establecimiento solo con la parte de discoteca. El restaurante y los banquetes no volverán a funcionar. La inauguración de esta nueva etapa estará al cargo del grupo Beatriz, que actuará por primera vez en Sarria. La discoteca no abrirá todos los fines de semana, como siempre hizo, sino solo en fechas más señaladas o con más demanda. Pero todos los días que abre contará con actuaciones o conciertos, una oferta que recuerda a la antigua sala, por la que pasaron innumerables artistas. Por otra parte, la actual Litmar trabajará siempre con venta anticipada debida a las limitaciones de aforo y las restricciones sanitarias.

Amigos de los fundadores

La familia fundadora está encantada de que haya nuevas manos que se hagan cargo de la discoteca: «Esperamos que les vaya genial». Además, los que llevarán la sala no son dos empresarios cualquiera. La familia de Alberto Bouzón es íntima de los Vilela y, de hecho, su padre trabajó como encargado cuando aún estaban Lolita y Omar. Alberto, por su parte, hizo sus primeras actuaciones como pinchadiscos en Litmar con 20 años. «Coñecemos ben a discoteca porque eu estaba aquí dende que era un cativo, así que estamos ilusionados con continuar cunha historia de máis de 50 anos».