La primera fábrica de cemento de Galicia, en Oural, cumple 60 años

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

SARRIA

Imagen de la fábrica y el pueblo a principios de los años 60
Imagen de la fábrica y el pueblo a principios de los años 60 CEDIDA

La planta de Sarria nació como una de las más modernas de Europa y favoreció a un pueblo que llegó a tener 600 habitantes

15 may 2023 . Actualizado a las 21:57 h.

Un grupo de empresarios gallegos creaba en 1958 Cementos Noroeste para construir en una pequeña aldea de Sarria la que fue una de las «mejores fábricas de cemento del mundo». Entre finales de 1962 y principios de 1963 salieron de Oural las primeras producciones de cemento de Galicia. Se cumplen 60 años de uno de los hitos de la historia de la industria gallega.

«En el corazón de Galicia» era donde situaban los empresarios la fábrica. La clave de la elección de Oural fue la estación de ferrocarril pero también la «facilidad de transporte» que sí había en aquel momento. La planta empezó produciendo 200.000 toneladas de cemento —nada que ver con las 45.000 de clínker actuales— y en dos años aumentó otras 175.000.

Eran unas instalaciones «muy modernas y automatizadas», por eso fueron comparadas con las mejores de Europa. La fábrica empleó a casi 200 personas y su recorrido fue de crecimiento hasta el 2012.

Oural en la actualidad, con más construcciones y el gran depósito de clínker de la fábrica
Oural en la actualidad, con más construcciones y el gran depósito de clínker de la fábrica ALBERTO LÓPEZ

Cementos Noroeste constituyó otras empresas como Prebetong Galicia (1966); Morteros del Noroeste (1993); Canteras Prebetong (1996). Pasó a ser Corporación Noroeste y en el 2002 también adquirió dos fábricas en Córdoba y Huelva. El grupo no pudo superar la crisis de la construcción y en el 2012 fue adquirida por la multinacional Votorantim Cimentos, que mantiene su actividad a día de hoy, aunque más reducida y sostenible.

Un pueblo en el que vivieron 600 personas y se construyeron colegio e iglesia

La instalación de la fábrica fue un antes y después para Oural. Era inédito de un pequeño núcleo rural tuviera como motor económico la industria. Las poca casas del pueblo empezaron conviviendo con el poblado que se construyó en la cementera.

Había varias viviendas para los trabajadores pero también en la propia planta tenían un espacio para el médico y para el colegio de los niños, con dos maestros. En Oural no había servicios, farmacia ni iglesia, por lo que el poblado funcionaba casi al margen de los vecinos. De hecho, tuvieron economato durante 30 años. Sin embargo, la llegada de cientos de trabajadores hizo necesaria la construcción de decenas de casas. En 1969 llegaron a vivir 600 personas en la aldea, todas ligadas a la fábrica.

Gracias a este inusual aumento de la población se pudo construir fuera del poblado una iglesia parroquial y también un colegio público, al que se trasladaron los hijos de los trabajadores. También llegaron bares y tiendas.

La fisionomía de Oural cambió, pasó de edificarse alrededor de la estación de tren a hacerlo próximo a la fábrica y la carretera general que atraviesa el pueblo. La propia planta conserva sus instalaciones originales pero ha sumado un gran depósito de clínker.

Después de varios años con el horno apagado por largas temporadas, la producción se ha vuelto a recuperar poco a poco. Ahora son 300 habitantes pero la mayoría de las casas siguen ocupadas mientras lo que se vació fue el poblado de la fábrica.