Algunas comunidades intentan regular la recogida, mientras que otras permiten el acceso a cualquiera
28 oct 2017 . Actualizado a las 14:54 h.Las setas, si se quiere, pueden tener dueño en algunos casos. La Lei de Montes de Galicia establece (artículo 85) que los dueños de montes «tienen derecho al acotamiento de sus propie dades orientado a la viabilidad y menor aprovechamiento de pastos, cinegético, de setas, castañas y otros frutos, plantas aromáticas o medicinales, corchos, resinas y otros productos que pudieran constituir una fuente de rentas para el propietario (...)».
La situación no se limita a terrenos que pertenecen a una o a varias personas, sino que afecta de lleno a comunidades de montes, con notable presencia en comarcas como Terra Chá. Esas entidades también son dueñas de setas o de otros frutos que aparezcan en el monte, aunque no todas se preocupan por igual de regular la recogida ni los esfuerzos dan el mismo resultado en todas partes.
En montes como los de la comunidad de Lousada (Xermade) hay carteles que indican que el aprovechamiento de las setas está restringido a los miembros de la sociedad. ¿Se respeta esa norma? Roberto García, presidente de los comuneros además de alcalde del municipio, ofrece una respuesta bastante clara aunque no lo parezca: «Hai xente que si, hai xente que non», dice. Además reconoce que más de una vez se sorprendió a gente de fuera recogiendo setas y que se marchó tras llamársele la atención por su comportamiento.
La comunidad ha repartido carnés entre sus miembros, de modo que si aparecen en el monte agentes de algún cuerpo de vigilancia, pueden mostrarlos y acreditar que están autorizados para recoger setas, con un tope de dos kilos por persona y día. Lo que se recoge y el uso que se le da depende de cada socio, sin que la comunidad tenga relación alguna con ello, apunta García.
También hay carteles indicadores en el monte comunal de la parroquia de Labrada (Abadín), si bien el caso que se hace a esa prohibición no parece muy frecuente. «A xente non o ten en conta», dice la presidenta, Henar Román. Lograr que se imponga un poco más de respeto es un objetivo que depende más de la concienciación social que de la vigilancia, ya que una comunidad como la de Labrada, admite su presidenta, no dispone de medios para estar pendiente de saber quién entra en su terreno dando un paseo.
Donde sí hay carteles y respeto es en el monte comunal de As Negradas (Guitiriz). Lo que falta es que aparezcan setas, cuya ausencia parece claramente relacionada con la larga escasez de lluvias de este 2017. «Este ano non é malo, é malísimo», subraya el presidente de la comunidad, Manuel Vázquez. «Non hai nada para coller», dice, aunque con cierta esperanza de que unas semanas más húmedas y frescas favorezcan el crecimiento y salven la temporada micológica. También Henar Román admite que este año no es de abundancia de setas en la parroquia de Labrada: «Ainda que saian, tampouco son de calidade», explica.
Más flexibilidad se da en otras comunidades de montes que ni siquiera se molestan en colocar cartel alguno. En la parroquia de Codesido (Vilalba) hay abundancia de setas, que recogen vecinos y personas de fuera sin que se establezca restricción. Igual situación se da, por ejemplo, en San Simón da Costa; dentro del municipio de Guitiriz es también, por ejemplo, la misma línea seguida por la comunidad de montes de Trasparga.
Otras entidades llegaron a plantearse la introducción de alguna restricción, si bien no llegaron a dar ese paso. En esa situación se encuentra la comunidad de montes de Lagostelle (Guitiriz), cuyo secretario, José Sanjuán, explica que se decidió autorizar la recogida de setas como una manera de ofrecer un aliciente a vecinos y a forasteros: afirmó que si alguien da un paseo por zonas de ese monte comunal, recoger unas setas puede suponer un atractivo en épocas del año como esta.
Por otro lado, la abundancia de setas podría contribuir a abrir algunas perspectivas económicas si en la comarca se pusiese en marcha alguna nueva iniciativa para su aprovechamiento. En esa impresión coinciden, pormejemplo, Roberto García y Henar Román, respectivos presidentes de las comunidades de Lousada y de Labrada, aunque también hay alguna empresa que utiliza la materia prima micológica para su venta en fresco o en conserva dentro y fuera de Galicia.
La falta de lluvias en los últimos meses ha generado una escasez que aún se espera superar
Una comarca con gran abundancia de materia prima en muchas zonas
La comarca de Terra Chá tiene una notable abundancia micológica. Níscalos, boletus o cantharellus son algunas de las variedades que se pueden encontrar, igual que se puede ver lengua de vaca, lengua de los muertos o champiñón silvestre. Las zonas de monte son ricas en esos frutos otoñales, si bien hay aficionados que no necesitan desplazarse muy lejos de lugares urbanos para conseguir unas setas. En el área recreativa de A Magdalena o incluso cerca del paseo fluvial, en los alrededores de la capital chairega, se han recogido boletus algunos años. Otro entorno de las afueras de Vilalba interesante para los aficionados a la micología está entre la salida a Lugo por la LU-541 y la salida a Baamonde por el viejo trazado de la N-634, en la parroquia de Sancobade.