En Galicia son más de 200.000 los trabajadores por cuenta propia que se ven al borde del abismo. Creen que las medidas han sido solo un respiro y reclaman soluciones de calado. La mayoría se dedica al sector servicios, uno de los grandes perjudicados por cierres y restricciones horarias

Gladys Vázquez
Periodista de La Voz de Galicia. Convencida de que siempre hay más que contar

Sienten que las medidas tomadas por el Gobierno les aliviaron durante un suspiro. Y ese suspiro fue la explosión de la pandemia. Hoy en día se sientan al borde del abismo. Todo ello siendo el gran colectivo laboral del país. España tiene 3,2 millones de trabajadores autónomos —1,9 si solo se suma a quienes no pertenecen a sociedades, cooperativas o son colaboradores—. Se trata de un alto porcentaje de trabajadores teniendo en cuenta que son 33 millones en toda la Unión Europea. En Galicia, los datos de agosto los sitúan en 208.000. «Nos afecta todo. El año está siendo malo y pinta mal: por el covid, por supuesto, pero también por todos los efectos de la pandemia. El cierre de todo tipo de empresas nos está afectando». Así ve la situación Jesús Antonio Sánchez, transportista «de toda la vida» y directivo de Tradime, la Asociación de Empresarios de Transporte Discrecional de Mercancías de la provincia de Lugo. Jesús Antonio transporta, entre otras mercancías, hormigón o madera. «Estuvimos mucho tiempo parados y ahora el producto no se vende como antes. Por ejemplo, Ence ha bajado el precio de la pasta de papel y cada vez hay menos transportes. Por no hablar de Alcoa». Lo dice desde la perspectiva de un autónomo con siete trabajadores a su cargo. «Solo veo habladurías por parte de los políticos. Este tiempo ha demostrado que, a la hora de la verdad, te las tienes que arreglar tú».

Las nóminas de esos siete trabajadores preocupan a Jesús Antonio, aunque el suyo no es el caso más habitual: 1,5 millones de autónomos en España no tienen asalariados a su cargo. Son esas miniempresas de una persona que luchan más que nunca por llegar a final de mes. Y es que ser autónomo en España suele significar autoempleo. En el caso de Galicia hablamos además de un perfil en el que la mayoría son hombres, 40.000 más, cuya edad suele pasar de los 40 años, siendo el grupo más numeroso el de los autónomos entre los 45 y los 54 años.

«Estuvimos mucho tiempo parados: los productos no se venden y hay menos transportes»

Medidas, ¿útiles?

Una de las primeras medidas adoptadas por el Ejecutivo tuvo que ver con la famosa cuota de autónomos. Hasta septiembre tuvieron exoneradas las cotizaciones, pero ese respiro terminó. Se instauraron las ayudas por cese de actividad, a la que se acogieron cuatro de cada diez autónomos gallegos durante el estado de alarma, pero después se endureció el acceso a las ayudas. «La cuota hay que pagarla sí o sí, trabajes o no. Ya si piensas en dar la empresa en quiebra para que te den el paro, eso es imposible», dice Jesús Antonio. Casi el 85% de los trabajadores por cuenta propia españoles cotiza por la base mínima: pagan poco más de 280 euros al mes.

Otra de las salidas desesperadas a las que se vieron abocados fue la de pedir las líneas de crédito ICO para poder así mantenerse. «Las medidas sirvieron cuando nos dieron la ayuda por cese de actividad, pero estamos temiendo la declaración de la renta. Nos la van a devolver, pero bien. Es una manzana envenenada. Te la doy, pero después te cobro todo. Con el ICO pasó algo parecido. El crédito hay que pagarlo. No hay nada que nos haya quitado un peso de encima». Sandra Ferro representa a la Asociación Comercio Vivo de Ourense formada por treintena de comerciantes, sobre todo de moda y calzado. Para ella solo se han puesto parches. Y es que, aunque la actividad se recuperó por momentos, no lo ha hecho al mismo nivel el consumo. Ella representa a una de las actividades con mayor número de autónomos en la comunidad. En Galicia, estos profesionales se dedican sobre todo al sector servicios, más de 140.000, seguidos de aquellos que se dedican a la agricultura y pesca, a la construcción y a la industria. Dentro del sector servicios, los comerciantes son los más numerosos. «En verano fuimos tirando porque la gente tenía ganas de consumir, pero cuando empezó septiembre, la cosa bajó un montón. La gente no tiene ganas de comprar nada e imagínate en nuestra zona. Con las restricciones que hay en Ourense, no hay ni gente por la calle». A esto hay que sumarle el coste del local, los gastos de suministros, la cuota o el IVA. Los autónomos creen que si no hay consumo, poco van a poder hacer. «Que no haya un alivio en nada es increíble. En el caso del textil, las tiendas han reducido sus pedidos para comprar la colección de invierno. No puedes tener la mercancía pagada en la tienda sin saber si la vas a poder vender».

«Tememos la declaración de la renta. Las ayudas son una manzana envenenada»

Los autónomos de la hostelería conforman otro de los grupos más numerosos y son los más condicionados por las restricciones horarias y de aforos. «La situación se resume de forma fácil. Estamos muy fastidiados», dice César Sánchez Ballesteros, presidente de la Federación de Empresarios de la Hostelería de Pontevedra. «Sigo sin entender por qué la figura del autónomo es el patito feo, el olvidado. Esto normalmente es un autoempleo para sacarte un pequeño sueldo, pero no compensa, no llegas a fin de mes», explica. «Estás obligado a cerrar por ley, pero sigues teniendo todos los gastos. Todas las tasas e impuestos están pensados para una facturación normal, pero con una caída del mercado de esta magnitud, es imposible». César remarca además los problemas que está sufriendo el ocio nocturno, muchos extensibles a cualquier local. «Tienes el pago del alquiler, no hay normas para que el propietario te haga un descuento, muchos tienen incluido por contrato pagar el IBI y llevan cinco meses cerrados. Lo único que se les ocurre cuando los contagios se disparan es reducir aforos y horarios, parece que no hay otra solución. No hay estudios que avalen esta medida. Se está demonizando al sector. ¿Qué se consigue? Que se hagan fiestas en casa», sentencia.

«Esto normalmente es un autoempleo para sacarte un pequeño sueldo, pero no compensa»

A todo este tejido le afecta además que los sectores tengan casi un efecto transversal. Que unos funcionen, que haya vida en las calles, que se normalice el consumo, afecta a todos. De la hostelería, tiene una gran dependencia, por ejemplo, el sector del taxi. «Desde luego, con los rebrotes se nota una gran oscilación en el trabajo. Uno de los grandes problemas es que se ha perdido la noche. Quedan los viajes a hospitales por alguna urgencia, pero son casos concretos. Antes la gente se movía de noche, pero ahora nada. Imagina esto si son dos compañeros los que trabajan un taxi, qué pasa con el compañero que hace la noche», dice Manuel Sánchez Quindimil, presidente de la Federación Galega de Autónomos del Taxi.

Cuentas que no dan

Según los datos del Barómetro ATA del mes de agosto, el 80% de los autónomos españoles han visto reducida su facturación. La mayoría por encima del 60%. Además, la mitad de los que tenían trabajadores tuvieron que acogerse a los ERTE, ahora extendidos hasta el mes de enero del 2021, además de la extensión de la prestación extraordinaria de cese de actividad, aunque con cambios sustanciales respecto a la de la primera fase de la pandemia. «Se tomaron soluciones puntuales pensando que esta crisis iba a durar menos y que todo iba a arrancar con continuidad. Eso en muchos sectores no ha pasado. Hay autónomos con problemas para reincorporar a sus trabajadores de los ERTE, y dentro de unos meses, creemos que la gente va a tener muchos problemas para devolver la financiación que pidieron para subsistir». Miguel Miragaya tiene una visión general de los problemas reales de los autónomos desde su posición como presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de la Provincia de A Coruña. «Nuestros asociados de hostelería, agencias de viajes, negocios relacionados con espectáculos o eventos, no terminan de arrancar. No hay trabajo y todo son gastos: desde locales a términos fijos de potencia. Hay quien tuvo que seguir pagando la cuota a la SGAE cuando no tenía actividad. Algún asociado que se dedica a la hostelería y el ocio nocturno nos ha dicho que ha facturado un 80% menos», explica.

«Algún asociado que se dedica a la hostelería ha facturado un 80 % menos»

Quiénes son

Con todas estas circunstancias en contra, los datos de afiliaciones no han acusado aún la caída. Los expertos apuntan a las medidas de contingencia de estos meses como causa, pero se espera que los datos se precipiten en las próximas semanas. En Galicia había en diciembre del 2019 209.113 autónomos — en el 2015 eran 8.000 más —El pasado agosto, según el último dato disponible en el IGE, eran unos 700 menos. En ese momento, todavía tenía el respiro de no tener que pagar su cuota de autónomos, una de las medidas que vuelve a estar sobre la mesa del Gobierno. ¿Sería una solución que los autónomos pagasen en función de su facturación? La propuesta del Ejecutivo es ahora un sistema de retribución flexible. Según la Agencia Tributaria, de los 2,2 millones de autónomos con rendimientos de actividades económicas, más de la mitad declaran una facturación que no alcanza el salario mínimo (13.300 euros brutos al año). Con el nuevo sistema, estos trabajadores pasarían a pagar una cuota inferior. Solo a partir de los 25.000 euros de ingresos anuales se incrementarían las cotizaciones. «Todas estas medidas dependen de los servicios que te ofrezcan. ¿Qué pasa cuándo te jubiles? ¿Y si necesitas una baja? Tendrían que bajar impuestos, intereses, financiación cero. En nuestro caso, liberar las carreteras. Así podríamos aguantar más, pero no están por la labor. Te viene ahora el IVA, el trimestre y vamos y pagamos. Si tienes empleados, y los quieres mandar a casa, mira que tengas con que pagarles», concluye Jesús Antonio Sánchez, de Tradime.

César Sánchez Ballesteros se muestra «partidario de un tipo más variable», pero pide soluciones de mayor calado: «Necesitamos un cambio de modelo, este no funciona. Creo que es bueno reducir la cuota porque creo que cotizaría más gente. Por lo demás, pedimos facilidades», dice desde la Federación de Hostelería de Pontevedra.

Desde AJE, ven una posible mejoría en la reducción de gastos y en la financiación flexible. «Desde luego, las fórmulas deben ser distintas en función del sector. Una de las más útiles podría ser la flexibilización a la hora de reincorporar a los trabajadores de un ERTE en determinados sectores. Por ejemplo, en la hostelería: recuperas a los trabajadores, te viene un rebrote y qué haces. Hay que flexibilizar sin que los trabajadores pierdan sus derechos», dice Miguel Miragaya.

«Todo sigue como cuando facturabas normal. ¿Qué hacemos con la cuota o los seguros?»

«Necesitamos soluciones y ayudas. Y que sean rápidas», añade Manuel Sánchez Quindimil desde el punto de vista del taxi. Vivimos al día y la Administración no consigue responder. Nosotros gastamos menos combustible pero, ¿y la cuota, los empleados, los salarios o seguros? Todo es como cuando facturabas de forma normal», sentencia.

El covid engorda el listado histórico de demandas de los autónomos

Los emprendedores se han visto especialmente golpeados por la emergencia sanitaria: caída de ingresos y cierres forzosos marcan las reivindicaciones de las organizaciones del sector, que reclaman que se prolonguen las ayudas

Ana Balseiro

Las redes sociales están inundadas de chistes y memes sobre los autónomos, unos «superhéroes» que duermen sin dejar de hacer números y que jamás se van un mes de vacaciones ni enferman -o, si lo hacen, no dejan de trabajar por ello-. El colectivo, que al cierre de septiembre integraban 3.255.283 afiliados al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos), 207.556 en Galicia, afronta el futuro con más incertidumbre de la que para ellos ya es habitual. Y es que la crisis sanitaria que estalló en marzo, y que amenaza con no dar tregua tampoco este otoño, pone en peligro su capacidad para mantenerse a flote. Por ello, recién pactado con el Ejecutivo la prolongación hasta el 31 de enero de una batería de medidas de apoyo, que incluye, entre otras, prestaciones ordinarias y extraordinarias por cese de actividad o cierre obligado, las organizaciones del sector no bajan los brazos e insisten en hacer más tupida la red de protección. Así, su listado histórico de demandas para dejar de ser un trabajadores «de segunda» se ha ampliado ahora con nuevas preocupaciones para las que reclaman respuesta al Ejecutivo. A continuación se analizan las principales:

 La prestación por cese de actividad, el salvavidas

Las asociaciones de autónomos coinciden al señalar la importancia que ha tenido para la supervivencia del colectivo la puesta en marcha de medidas extraordinarias tras la eclosión de la pandemia. «Más allá de que la coyuntura asoma un horizonte de emergencia económica, entendemos que, tal y como se ha precipitado esta crisis, dice mucho de la situación de fondo, estructural, del colectivo de autónomos. No nos hemos dado cuenta de lo importante que es contar con una red de protección social. Hasta ahora», resume desde la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE), su portavoz, Curro García Corrales, poniendo en valor la importancia de la prestación -tanto ordinaria como extraordinaria- por cese de actividad.

La ayuda extraordinaria, vigente hasta el 30 de junio y luego reemplazada por reducciones en las cuotas, fue clave, ya que llegó prácticamente al 50 % del colectivo (1,6 millones de trabajadores), como recuerdan desde la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA). Tras el acuerdo alcanzado en septiembre entre el sector y el Ejecutivo, se prorrogan hasta el 31 de enero los mecanismos de soporte a los emprendedores. De hecho, ahora podrán acceder a la prestación por cese de actividad también los autónomos en pluriactividad o los acogidos a la tarifa plana, que hasta el 30 de septiembre quedaban fuera de las ayudas, además de haber salvavidas también para los autónomos estacionales.

Pero el miedo persiste y los rebrotes lo agudizan. Temen encontrarse solos el 1 de febrero. «Vemos que hay un millón de emprendedores que están en la cuerda floja, porque, en el mejor de los casos, están vendiendo un 60 % menos que el año pasado, y no saben cuánto podrán aguantar. Uno, dos, tres meses. Luego les superarán los gastos fijos», explica el secretario general de ATA, José Luis Perea.

Por eso defienden la necesidad de prolongar durante más tiempo las medidas de soporte, siendo conscientes -como admite Perea- de que «las arcas del Estado dan para lo que dan». Al respecto, desde UATAE apuntan que habrá que «focalizar los estímulos en algunos sectores, los más afectados», porque es evidente que la recuperación va a ser «más lenta y más asimétrica», tanto por territorios como por sectores, de lo previsto inicialmente. «En un año se han perdido 15.000 autónomos en comercio y más de 4.800 en hostelería», recuerda García Morales, enfatizando que «pasar de esta red de protección excepcional a la nada no será posible». Pronostica, por ello, que autónomos y Gobierno tendrán que volver a sentarse: «Ojalá no fuese necesario, pero todo indica que lo será».

Ampliar la carencia de las LÍNEAS ICO

Es la preocupación más acuciante. En el decálogo de medidas urgentes que ATA remitió al Ejecutivo el mes pasado, la organización reclamaba extender las líneas ICO de liquidez hasta el 1 de abril del 2021, así como prolongar el período de carencia hasta 24 meses. «Hasta ahora lo que se está pagando son los intereses, pero el período de carencia vence en marzo y en abril, tal y como están las circunstancias, la mayoría de los negocios no va a estar en condiciones de comenzar a devolver los créditos, porque la actividad no se ha recuperado lo suficiente», explica Perea.

Es vital -añade- porque «si un autónomo entra en mora, tiene un problema él, la administración y el banco», por eso defiende como «más razonable» llegar a soluciones conveniadas con las entidades financieras y la administración para alargar los plazos. Por el riesgo que una morosidad disparada supondría para la banca, las otras dos asociaciones del sector, UPTA y UATAE, comparten el optimismo de ATA sobre alcanzar una acuerdo.

«Las líneas ICO, pensadas como parte de la solución, no pueden ser más asfixia y parte del problema», añade García Morales, poniendo el acento en la necesidad de hacer «una reflexión» sobre el papel de la banca privada «y la falta de banca pública que ayude a quienes soportan sobre sus espaldas el peso de la maltrecha actividad económica».

Bajar el IVA en sectores castigados

Estimular el consumo, ahora retraído por la falta de confianza, es otro de los retos que las organizaciones señalan. ¿Cómo hacerlo? ATA aboga por una reducción temporal del IVA (de hasta el 50 % del tipo) para los sectores más afectados, como hostelería, turismo, cultura, peluquería o gimnasios. Destacan que eso precisamente es lo que han hecho otros países europeos para estimular el consumo. «Nos parecen interesantes también iniciativas como la de la Junta de Andalucía, con un descuento del 25 % a todos los andaluces que estén tres noches de hotel de octubre a mayo», propone Perea.

Desde UATAE matizan que, si bien el IVA es un impuesto «profundamente injusto», porque grava el consumo y no la capacidad económica, consideran que es «importante» estudiarlo para algunos sectores, pero que acompañándolo de otras medidas fiscales, «porque no puede ser que un zapatero de barrio tribute más que Amazon». Apuestan por una reforma más general del marco fiscal.

?Segunda oportunidad

Otra de las cuestiones que preocupa es la situación en la que quedarán los autónomos que sucumban ante esta crisis. «Es importante asumir que habrá un número elevado de negocios que no sobrevivirán. En nuestro último barómetro siete de cada diez autónomos decía que no podrían soportar un segundo confinamiento. Por eso es importante que, llegada esa situación, ese cierre no se convierta en una ruina de por vida. Hay que facilitar apoyo jurídico para los procesos concursales», advierten desde ATA, que también reclama la creación de una red de mentores empresariales para la prevención de las quiebras y la reorientación de los negocios, mediante su digitalización.

Cotizar por los ingresos reales

Es una reclamación histórica de las organizaciones de autónomos y esta misma semana han comenzado a negociar la reforma del sistema con el Ministerio de Seguridad Social. Adecuar las cotizaciones a los rendimientos reales del negocio permitirá -argumentan- acceder a pensiones y prestaciones sociales (desde la baja por enfermedad a la de maternidad o paternidad) dignas. Quieren dejar de ser trabajadores de segunda y salir del cuarto trasero de la precariedad, dicen.