La situación de los emigrantes en el exterior

Redacción LA VOZ

MIGRACIONES

La «morriña» es fuerte y muchos de los participantes en el debate «on line» volverían a Galicia si tuvieran mejores condiciones laborales y buenas políticas de conciliación

17 feb 2020 . Actualizado a las 23:00 h.

En el marco de la investigación La innovación de los procesos comunicativos en la interactividad de la diáspora gallega y el impacto del proceso migratorio en los retornados, realizada por La Voz de Galicia y la Secretaría de Estado de Migraciones del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en diciembre de 2019 se llevaron a cabo dos sesiones de debate on line para conocer la situación de los emigrantes gallegos en el exterior, cómo ha sido su experiencia viviendo fuera y las posibilidades o limitantes que encuentran para poder retornar a Galicia.

En cada uno de los grupos de discusión participaron seis personas de diferentes perfiles, todos ellos jóvenes nacidos en Galicia y con más de un año de residencia en diferentes países: Polonia, Malta, Alemania, Reino Unido, Irlanda, Dinamarca. En la conformación de los grupos, entre otras cosas, que hubiera diversidad en cuanto al tiempo de emigración, es decir, quienes emigraron recientemente frente a quienes tienen una vida asentada en el país de destino ya sea por la duración de su estancia o por su estabilidad familiar/ y/o laboral en el país de acogida.

Palabras como «casa», «hogar», «familia», «paraíso natural» o «utopía», son las que utilizaron los participantes para definir a Galicia. El sentimiento común que expresaron los emigrantes es el de pertenencia a una tierra que asocian con adjetivos siempre positivos. Aunque reconocen que la distancia lleva a idealizar el lugar que se deja y a prestar atención a aspectos cotidianos que antes pasaban desapercibidos como «la forma de llover».

Aunque con diferentes perfiles, la mayoría de los participantes coinciden en que en el momento de salida no tenían en mente una emigración de larga duración: «Siempre quise ver mundo, pero dejar Galicia no: salir pero para volver a entrar», resumía uno de los participantes de los debates on line. Sin embargo, las mejores condiciones laborales que encontraron fuera dificultaron esa idea de regreso, sobre todo en el caso de quienes ya habían agotado sus expectativas de desarrollo laboral en Galicia, o en el de quienes decidieron irse por estudios, en búsqueda de nuevos horizontes, por becas de investigación, o para aprender idiomas.

Entre las condiciones laborales más favorables el salario no es la primera opción, sino que destacan la conciliación familiar, la flexibilidad en los horarios sin necesidad de «calentar la silla», las posibilidades de desarrollo personal y de conseguir ascensos constantes en función de su desempeño. Unas condiciones que, aseguran, no podrían haber alcanzado de otro modo, y que consideran imposibles de mantener no solo en Galicia sino en general en España.

«Sin salir de casa, con las ayudas, tengo más que el salario mínimo español. Y se lo dan a todo el mundo», recalcó una de las participantes que vive en Alemania.

Así, los participantes descartan un posible regreso a corto plazo. «Me encantaría volver, echo de menos muchas cosas, pero tenemos muchas cosas aquí que no tendría allí. La calidad de vida es muy buena y la conciliación es una maravilla, yo he tenido bajas de un año por maternidad, excedencias y no he tenido nunca jamás un problema», afirmaba Marta, una de las participantes que vive desde hace 13 años en Polonia. Aunque en su caso, si Galicia pudiera ofrecerle a ella y a su esposo las mismas condiciones, «volvería hoy mismo».

Además de las condiciones laborales, la posibilidad de vivir en un ambiente multicultural y de reinventarse o reciclarse constantemente son otras de las ventajas que los emigrantes gallegos encuentran en el vivir fuera. En ese sentido, sobre todo los más jóvenes y sin hijos, consideran que regresar sería dar un paso atrás, ya que para ellos el vivir fuera es una experiencia de enriquecimiento personal y de «apertura de mente».

Mantener las raíces

Pese a que la posibilidad de volver a vivir en Galicia se vea como lejana, el sentimiento de morriña hace que quienes viven fuera intenten mantener el contacto. Más allá del acceso a los productos gallegos, y poder tener una caja de Estrella de Galicia en la terraza, hacer empanada o plantar pimientos de padrón, existe una preocupación por mantener el idioma y las costumbres gallegas que se agudiza entre quienes han formado fuera sus familias y que intentan evitar que sus hijos pierdan la relación con la que consideran su tierra. En ese sentido, intentan que sus hijos nazcan en Galicia, hablar con ellos en gallego, e imaginan su futuro también allí.

Para ello ayudan también las nuevas tecnologías, como Whatsapp, Facetime o Skype, que permiten que puedan tener un contacto diario y en tiempo real con los familiares en Galicia. «Antes era buscar cal era a forma mais barata de chamar a España, contabas os minutos. Hoxe non e migrar», afirmó en ese sentido Alberto, otro de los participantes, «a experiencia de estar fóra non é completa porque estás a falar continuamente coa xente de alí».

Ese uso de nuevas herramientas se ha normalizado incluso entre familiares de mayor edad: «As miñas avoas compraron as dúas smartphone e chámanme por Whatsapp. Non saben como orientar o móbil pero todas as semanas chámanme», contó otra de las participantes.

El abaratamiento de los vuelos permite por otra parte que las visitas sean más frecuentes, pese a que consideran Galicia como especialmente «mal comunicada» y en la mayoría de los casos los viajes requieren de varias escalas o del uso de diferentes tipos de transporte.

En general, todos los participantes coinciden en que la experiencia de vivir fuera, aunque en un inicio no tuvieran grandes expectativas, es altamente positiva, por lo que la repetirían e incluso la adelantarían en el tiempo.