Totti, el portero del Ponte Caldelas que tenía las manos y el corazón de oro se marcha con 30 años dejando roto al equipo

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

OBITUARIOS

Totti, al que apodaron así porque cuando era pequeño su ídolo era Francesco Totti y llevaba camisetas de él.
Totti, al que apodaron así porque cuando era pequeño su ídolo era Francesco Totti y llevaba camisetas de él. SCD Ponte Caldelas

Hijo único, se crio en Fornelos con sus abuelos mientras sus progenitores trabajaban duro en Baleares: «Era un chaval maravilloso», dice con emoción su padre

05 feb 2024 . Actualizado a las 19:37 h.

No hizo falta convocatoria para que el jueves a última hora, todos juntos, haciendo piña, los jugadores del equipo de fútbol de Ponte Caldelas, los actuales muchos veteranos y también los directivos acudiesen a Fornelos de Montes. Allí, en el tanatorio, se fundieron en abrazos con la familia de Carlos Martínez Arias, apodado Totti, el portero del equipo e histórico jugador del club. Totti, del que los suyos dicen que tenía manos de oro para defender la portería y corazón del mismo metal para tratar a todos los que le rodeaban, se marchó con 30 años y sin demasiado tiempo para despedidas. Es terriblemente pronto. De ahí que no existan palabras para definir tanto dolor: «Estamos rotos, era moi bo rapaz, deixa unha pegada tremenda no noso clube e todos os rapaces están moi afectados», resume Pedro Rodríguez, el presidente de la SCD Ponte Caldelas. «Ninguén merece algo así, pero este rapaz menos, era moi sano, moi bo fillo. E daba a vida polo seu clube», añade su padre. 

Carlos Martínez se crio en el municipio de Fornelos de Montes. Sus padres se fueron a trabajar a Baleares y él se quedó en Galicia con la familia, con los abuelos y los tíos. Cuenta su progenitor con emoción que «Ibiza non lle gustaba nada, el quería estar na aldea. O dos concertos e todo iso de alá non lle ía, el era moi sano, moi de deporte e nada máis». Carlos no levantaba muchos palmos del suelo cuando llegó al municipio vecino, a Ponte Caldelas, para formar parte de su escuela de fútbol. Iba el rapaz todo orgulloso con una camiseta del jugador italiano Francesco Totti puesta, ya que era uno de sus ídolos, lo que le valió que le quedase para siempre el apodo de Totti.

Nunca más dejó de ser Totti porque nunca se fue del club que le vio nacer como jugador. Llevaba catorce temporadas en él y no fue hasta que en la última pretemporada, en el verano del 2023, cuando dejó de ir a los partidos y entrenamientos porque le había empezado a fallar la salud. Se le echaba sobremanera de menos. Pero todo el mundo se quedaba contento cuando, al otro lado del teléfono, Totti se mostraba tan optimista y vitalista como siempre había sido.  

Tal y como narra su padre, su vida era el deporte, los amigos, la familia y su chica, con la que llevaba siete años y formaba «una parella moi bonita». Vivían en Vigo, donde había montado una empresa con un amigo mediante la que ofrecían servicios para Amazon. También era conocido en la ciudad olívica porque su familia, tras regresar de Baleares para estar todos juntos y disfrutar tras la distancia impuesta por la emigración, regentó negocios de hostelería, entre ellos uno en Guixar. Disfrutaba de cada día y le encantaba volver a Fornelos de Montes para estar con los suyos. Allí se le está velando y ahí será su despedida, esta tarde, a las 17.45 horas. Allí estarán todos sus compañeros. También los que fueron sus rivales. O los que le conocían porque era un histórico del club caldelano. Todos juntos allí para que Totti sepa que, esté o no bajo los palos, la portería del Ponte Caldelas sigue siendo suya.