Adiós a José Miguel Hernández, el empresario que llamaba a todos sus empleados por su nombre

Me gustaba llamarle Miguel Hernández, como el poeta de Orihuela, y en cierto modo se parecían. Solo nos veíamos una vez al año, en la cena de los trabajadores de sus empresas, donde estaba como pez en el agua, pocas veces, o diría que ninguna, se ve a un enorme empresario y él lo fue, impulsando Suflenorsa hace cuarenta años y diversificando sus empresas y creando centenares de puestos de trabajo.

En A Pobra inició Alimentos Cruz de Sur, y continúa con Frigonor.

En el fondo, crear puestos de trabajo era lo que mas le gustaba. ¿Qué más podía necesitar este hombre que llamaba a todos sus empleados por su nombre?, y que ante cualquier pequeño problema que tuviesen en su vida, ahí estaba él para solucionarlo con esa sonrisa que delataba su bondad.

Es conocido el dicho popular que dice que solo se habla bien de la gente fallecida, pero no en el caso de Miguel.

Y sí, este hombre para nosotros no ha muerto, pues a quien recordamos para siempre nunca se muere en nuestros corazones.

Su esposa, hijas, hijo y sus nietos, hoy desconsolados, mañana se darán cuenta de la enorme suerte de ser sucesores no de un grande, sino del más grande.

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