Los investigadores han retirado material de 36 nichos del convento madrileño de las Trinitarias para identificar al autor
25 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Nueve meses han sido necesarios para que los investigadores que tratan de localizar a Miguel de Cervantes hayan accedido por fin a la iglesia de las Trinitarias de Madrid, donde se cree que fue enterrado el escritor, para comenzar a extraer restos óseos de los nichos y sepulturas que atesora la cripta. El hito se dio ayer y los protagonistas fueron una treintena de arqueólogos, forenses, técnicos e historiadores que se han adentrado en un «proyecto nacional» que aúna ciencia y cultura para recuperar los restos del escritor -fallecido en 1616- precisamente cuando se cumple el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote.
Desde ayer y aproximadamente durante diez días, el equipo estará trabajando en la iglesia con la misma metodología: primero se visualiza con una cámara microscópica cada punto de enterramiento para después extraer el material relevante y analizarlo en el laboratorio móvil instalado en la propia cripta, a cinco metros bajo tierra. Los técnicos trabajan con un hallazgo esperanzador: en el suelo de la cripta, ubicada bajo la sacristía de la iglesia, se han descubierto varias sepulturas que podrían corresponderse con el lugar original de enterramiento del padre del Quijote, la iglesia primigenia que fue remodelada a finales del siglo XVII. «Pensamos que el suelo de la cripta puede ser coetáneo, y tenemos que pensar que a Cervantes lo enterraron en ese suelo y que, si se hicieron -posteriormente- remociones, lo que pudo pasar, acaso, es que se le trasladó a algún nicho», aventuró Francisco Etxeberria, uno de los responsables de la investigación.
Son las hipótesis de trabajo de los investigadores que ayer inspeccionaron en el subsuelo los restos de una de las sepulturas, al mismo tiempo que otros compañeros extraían material de uno de los 36 nichos escondidos tras una pared blanquecina. Ahora la tarea es descubrir si entre todos los esqueletos se encuentra alguno compatible con el perfil antropológico de Cervantes (el de un hombre de unos setenta años sin apenas dientes, con una curvatura importante en la espalda y lesiones en el brazo izquierdo) y buscar pistas también con otros elementos como restos de ropa o madera de la época del escritor. En el caso de que se produzca ese hallazgo, los investigadores pasarían a una nueva fase de «interpretación» del material obtenido.
Nueve meses después de plantearse, la búsqueda avanza, y en unos 15 días podrían tenerse las primeras respuestas.