
Todo recae sobre sus hombros y los de su equipo de trabajo, y es el padre del nuevo proyecto deportivo plagado de aciertos en las contrataciones
27 may 2023 . Actualizado a las 04:14 h.En el Racing no se mueve ni un pelo sin el visto bueno de Carlos Mouriz. Es el jefe. Su cargo en el club es el de director deportivo, aunque todo depende de él. Con su incondicional equipo de trabajo —Cristina Valiño, Lina Pérez, Belén Aneiros y Marcos Martín—, gestiona el día a día del club en todos los sentidos, desde los viajes hasta la venta de entradas, temas económicos o de planificación. Que tan pocas personas puedan mantener el día a día del Racing con buena salud, solo es posible por el compromiso y la entrega de unos empleados que no dudan en echarle horas, incluso, en algún momento puntual, quedarse sin comer, para mantener la venta de entradas abierta hasta el mediodía y así facilitar la vida a los aficionados, ansiosos por su localidad.
Carlos Mouriz tiene todo este poder porque es la persona de confianza de los propietarios del club, el Grupo Élite. Confiaron en él y en su buen hacer para llevar a buen puerto la nave racinguistas. Llegó al club el 22 de noviembre del 2017 para encargarse de la dirección deportiva y poner en marcha, paso a paso, un proyecto para devolver al Racing de Ferrol a la Liga de Fútbol Profesional. Fue el encargo que recibió de los máximos accionistas de la entidad, el Grupo Élite, que había tomado el relevo de la familia Silveira, al comprarle sus acciones y también las que tenía en su poder el Concello de Ferrol.
Mouriz llegó avalado por su éxito en el Lugo, en el que fue once años director deportivo. En Ferrol, no lo tuvo fácil en su comienzo. Se encontró a un equipo roto y una situación compleja, por lo que no pudo evitar el descenso a Tercera. Fue necesario resetear todo el club, partir desde cero. La apuesta económica de los nuevos propietarios volvió a meter al Racing en el mercado. Carlos Mouriz empleó los recursos en planificar un equipo, no pensado para salir de Tercera, sino en que pudiera tener continuidad en el futuro. Tras un fugaz pasó de Ricardo López, la llegada de Emilio Larraz, uno de esos técnicos con cabeza, ayudó al Racing a crecer y subir primero a Segunda B, y posteriormente meterse en la nueva Primera Federación.
Carlos Mouriz contrató calidad, se fijó prioritariamente en los futbolistas gallegos y en traer a todos los jugadores de Ferrolterra que fuera posible. También cuidó los detalles. No le valía el talento, también buscó a buenas personas, de ahí la familiaridad en el vestuario. El 11 de enero del 2021, tras la destitución de Emilio Larraz, llegó al club Cristóbal Parralo. Un técnico excepcional, y un nuevo acierto de Mouriz. En su primera campaña llevó al Racing al play off, aunque no hubo suerte en la primera ronda en Vigo y, ahora, la LFP vuelve a estar al alcance de la mano.
En su etapa como futbolista defendió dos campañas la camiseta verde
Su incorporación al Racing como director deportivo tuvo una especial significación para el lucense. Así lo dijo públicamente en su presentación, ya que en su etapa como futbolista defendió dos campañas la camiseta verde del club de fútbol ferrolano. Llegó al Racing en la liga 1981/82, junto con Vicente, ambos cedidos por el Celta. Al final de la campaña Vicente regresó al club celeste, aunque Carlos Mouriz se quedó durante una segunda temporada.
«Estaba en el Celta —explica Carlos Mouriz—, que acababa de ascender a Primera, y a Vicente y a mí nos propusieron salir al Racing, y aceptamos. El presidente era el médico Bastida Lacalle, aunque en la segunda temporada ya lo fue Cabido Lorenzo. En lo personal, el primer año fue magnífico, en todos los sentidos, me encontré muy bien en el club y en la ciudad. En lo deportivo también salió todo bien. El segundo ya fue muy duro, era un club con graves problemas económicos y estuvimos seis meses sin cobrar».
Con el paso del tiempo, analiza lo sucedido en aquella segunda temporada: «Cuando me marché fue porque no me quedaba más remedio, aunque me fui con cariño. En el Racing me había encontrado muy bien».