Manzanara, el hijo pródigo de Cristóbal, regresa por el patrón

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

OPA RACING

JOSE PARDO

Protagonismo total, con gol y expulsión para el de La Solana, que estaba asumiendo un rol más secundario en el curso del regreso del Racing a Segunda

08 ene 2024 . Actualizado a las 15:44 h.

Fran Manzanara, apodado el pasado curso por algunos de sus compañeros de vestuario como El hijo de Cristóbal, evidenció que sí. Que no es mero discurso. En el vestuario de A Malata hay momentos para todos y cada uno de sus integrantes. Después de una primera vuelta complicada para el mediocampista, que venía de ser piedra angular en el curso del ascenso , el de La Solana tuvo que asumir un cambio de rol en la dinámica del equipo. Pasó de titular indiscutible a revulsivo habitual en el regreso del Racing Club Ferrol a la élite y en el mes de octubre encajó un revés en forma de error defensivo, que costó un empate ante el Eldense.

Menos de un mes después, en Anduva ante el Mirandés, tuvo que salir el centrocampista a hacer las funciones de central por la lesión de David Castro. Un penalti cometido por el 16, que marró Álvaro Sanz, alargó la estela de la duda sobre el rendimiento de Manzanara. Con el arranque del nuevo año y aprovechando las rotaciones, se reivindicó el dorsal 16, que fue protagonista indiscutible en el choque. Haciendo dupla con Bernal en el corazón del campo, en una sociedad con claras reminiscencias a Primera Federación, arrancó con ganas Fran Manzanara. Solvente en tareas defensivas y con una aseada salida del balón en fase ofensiva fue encontrándose a sí mismo el futbolista que, de un potente testarazo, perforó la red de la portería del Sevilla para desatar la locura en A Malata y ratificar a base de fútbol y estrategia que la unión hace la fuerza y no de boquilla.

No obstante, la que podía convertirse en la tarde de Fran acabó empañada por dos acciones sucesivas que terminaron costando su expulsión. En el 65 ve la cartulina, según obra en el acta, por «jugar el balón voluntariamente con la mano impidiendo un ataque del equipo adversario» y tan solo diez después repite amonestación. Esta vez, entiende Cuadra Fernández, por «golpear el brazo de un adversario en la disputa del balón de forma temeraria». Visiblemente tocado abandonó el verde el centrocampista.

La contrapartida

A Malata protestó la decisión del colegiado que, en un momento en el que la chispa de Losada y Giménez hacía entrever la posibilidad de que la tarde de fiesta mudase en tarde de gesta, disipó toda esperanza. Su entrenador, que siempre ha verbalizado la confianza en un jugador que fue talismán para materializar el ascenso, no dudaba tras el choque en quedarse con ese nuevo paso adelante de ese comando alternativo que, por derecho propio, volvió a reinar en A Malata ante un rival de primer orden.

«Teniendo un partido de esta categoría hemos intentado apostar por jugadores que igual estaban teniendo menos minutos porque son tan importantes como otros que tienen más», reseñaba Cristóbal al término de un duelo que será difícil de olvidar para el de La Solana. El hijo pródigo de Cristóbal. Un ferrolano confeso que decidió dar un golpe sobre la mesa el día de San Xiao, patrón de la ciudad de las grúas.